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Las cartas de despedida del anarquista Jerónimo Riera
Las misivas que el militante felguerino de la CNT dirigió a su familia y a sus compañeros antes de ser fusiliado en 1938, a los 42 años

Las cartas de despedida del anarquista Jerónimo Riera
En la página web de la Fosa Común de Oviedo hay un apartado donde se recogen algunas fotografías y documentos personales de los fusilados que fueron enterrados allí. Entre ellos, podemos leer seis cartas escritas por el anarquista felguerino Jerónimo Riera Álvarez cuando se encontraba en la cárcel en espera de ser ejecutado. De alguna manera se hicieron llegar hasta su familia y hace veinte años su nuera Milagros las envió desde Francia para darlas a conocer. Cinco fueron dirigidas a su familia y una a sus compañeros de la CNT. Todas merecen ser divulgadas, pero para ajustarme al espacio de esta página, solo voy a referirme a dos: la primera, en la que contó su detención antes de despedirse de los suyos, y la última, reafirmando sus ideales libertarios tan solo tres días antes de su ejecución.
Jerónimo Riera fue un obrero metalúrgico con una larga trayectoria en la CNT y en la FAI, se implicó en los numerosos conflictos que se vivieron en la Montaña Central en el primer tercio del siglo XX y por ello lo detuvieron en varias ocasiones. Se casó con Patrocinio Vuelta y tuvo dos hijos, Abelardo y Sara, a los que dio una educación basada en el pensamiento libertario, inculcándoles la igualdad entre sexos, el amor a la naturaleza y a los hábitos saludables y la lucha por la revolución social. Esta carta fue la primera que les dirigió desde su celda:
"Para mi querida compañera Patrocinio Vuelta y para mis queridos hijos Abelardo Riera y Sara Riera. Querida compañera y queridos hijos: en mis últimos días os escribo estas líneas de recuerdo para vosotros. Me encuentro en la cárcel de Oviedo condenado a pena de muerte y esperando a ser fusilado. En estas horas tan amargas para todos pienso en vosotros por ser los seres más queridos a quien dedico mis recuerdos a través de la distancia que nos separa.
"He sido detenido en alta mar cuando en un barco pretendíamos llegar a Francia para juntarme con vosotros. La fatalidad ha querido que mis ilusiones quedaran rotas y que la tragedia se cebara en nosotros. Solo deseo que vosotros os queráis mucho y que en la vida seáis ejemplo de honradez y virtud. Tenéis que afrontar las consecuencias de mi falta pensando que venimos a la vida a cumplir una función y que yo ya la he cumplido. Abelardo tendrás que cubrir mi falta, trabajando para tu madre y hermana siendo un hijo como fue tu padre, trabajador y luchador por el bienestar de la humanidad.
"A ti, Patro, te recomiendo cuides bien a nuestros hijos procurando educarles en mis ideas anarquistas. A ti, Sarina, también te digo que seas buena con tu madre y tu hermano. No quiero que guardéis luto por mí y no os preocupéis por donde reposan mis huesos.
"En el tiempo que estuve preso, estuve bien atendido por mis hermanos no faltándome nada. De todos me despido diciendo que me matan por mis ideas, pero las ideas no mueren, siguiendo la marcha progresiva a través de los tiempos. Para ti, Patro, para ti, Abelardo, y para ti, Sarina son mis últimos besos y mis últimos recuerdos. Solo deseo seáis muy felices y tú, Patro, no dudes en juntarte a un hombre que pueda hacerte feliz y olvidar tanto como has sufrido. Recibir muchos besos de este que mucho os ha querido. 1-abril-1938. Jerónimo Riera Álvarez".
Jerónimo también apostó por la acción directa tras conocer a Buenaventura Durruti en 1919, año en que este vino a trabajar a La Felguera, afiliándose aquí a la CNT -una historia que contaremos algún día-. Durante una huelga lo ayudó a boicotear el tendido eléctrico de la fábrica; sin embargo, la Policía los identificó y fueron a detenerlos a su casa. Durruti tuvo tiempo de esconderse bajo la mesa y en su lugar se llevaron a Jerónimo.
En mayo de 1928 volvió a ser detenido y conducido junto a cuatro compañeros desde Asturias hasta Madrid, donde fueron interrogados durante 36 horas en el cuartel de la Guardia Civil de la Ciudad Lineal en relación con un posible atentado que se esperaba en la Exposición de Barcelona y que nunca llegó a producirse. Luego tuvo un papel destacado en la revolución de 1934, aunque en esta ocasión pudo huir y refugiarse en Francia, acogido por los círculos anarquistas de Limoges.
Tras la amnistía de febrero de 1936 volvió a su trabajo para seguir organizando su sindicato y al inicio de la guerra puso en marcha un comité encargado de fabricar armas en los talleres de la Felguera para las milicias obreras que se enfrentaban a los golpistas; después se incorporó al ejército republicano como sargento.
Como es sabido, en el otoño de 1937 la cornisa cantábrica ya cayó en manos de los rebeldes y muchos asturianos se trasladaron a Barcelona para seguir allí la lucha. La familia de Jerónimo partió desde el puerto de Gijón hacia el exilio francés para rehacer allí su vida. Él intentó seguirlos junto a otros compañeros en un barco de pesca con el objetivo de pasar después a Cataluña y sumarse al Ejército republicano, pero fueron detenidos en alta mar e internados en el campo de concentración de Camposancos, en Pontevedra.
El felguerino disimuló allí su identidad, aunque como ya he contado en otras ocasiones, en este sórdido lugar fueron habituales las denuncias de otros presos o incluso de vecinos que se desplazaban hasta allí desde sus pueblos para obtener a cambio algún favor. Alguien que lo conocía lo identificó de esta forma y fue trasladado a Oviedo, sometido a un juicio-farsa y condenado a muerte. Tres días antes de su ejecución dirigió este recuerdo a sus compañeros:
"Al Sindicato Metalúrgico de La Felguera. CNT; a todos los trabajadores metalúrgicos y al pueblo en general. Compañeros: habiendo pasado mi vida de luchador a vuestro lado, para vosotros son pues, mis últimas palabras: Somos muchos los socios de ese sindicato que estamos pronto a ser fusilados por defender los ideales de emancipación social que propaga la Confederación Nacional del Trabajo. Hoy lo ha sido el inolvidable compañero Higinio Carrocera, mañana lo seremos nosotros y así formaremos legión los miles de víctimas escogidos por el fascismo para saciar su sed de muerte.
"En la historia de la Humanidad no se conoce ningún caso que pueda ser comparado con lo que en la actualidad estamos presenciando. No se respeta edad ni sexo, igual se fusila al venerable compañero viejo que tiene que andar en muletas que a la joven compañera de dieciséis años que su juventud es una llamada a la vida. Todo esto se hace para que el pueblo trabajador no pueda triunfar en la lucha contra el fascismo, pero el pueblo sabe que el triunfo del despotismo fascista es el triunfo del crimen y la muerte de todas las libertades populares. El pueblo de La Felguera, siempre generoso hasta con sus enemigos, está pasando en estos momentos por el trance doloroso de ver morir asesinados a los que en todo momento han sabido defender las mejoras que la clase trabajadora tiene derecho a ellas.
"En la guerra civil actual, provocada por el fascismo, nuestra organización ha puesto de su parte todo lo que podía poner: hombres, entusiasmo y voluntad. Hemos cumplido como buenos antifascistas; los que vamos a ser fusilados no podremos ver el final de la guerra, pero estamos plenamente convencidos que el triunfo del pueblo sobre el fascismo será total y los que tengáis la suerte de salvaros os podréis dedicar a reorganizar nuestro sindicato, baluarte siempre de las inquietudes populares.
"La descarada intervención del fascismo internacional en la guerra civil española nos da a demostrar que los ideales de los trabajadores deben traspasar el marco de las fronteras e ir a una acción internacional que pueda imponer en el mundo un régimen de justicia social que acabe con los crímenes y las injusticias sociales. En el cargo que me habéis nombrado, como miembro del comité de fábrica he procurado obrar siempre de acuerdo con las órdenes recibidas de ese sindicato y de las necesidades de la guerra.
"Me siento orgulloso con haber desempeñado dicho cargo si he sabido interpretar los mandatos vuestros. Solo pido a la hora de la muerte que los compañeros que queden sepan hacer justicia y sigan adelante con nuestras ideas emancipadoras. Adelante metalúrgicos de La Felguera. Adelante compañeros todos, adelante mujeres idealistas. Todos por el triunfo de nuestras ideas. Viva la Confederación Nacional del Trabajo. Viva el Comunismo Libertario. Vuestro compañero Jerónimo Riera. Escrito en la cárcel de Oviedo el domingo día 8 de mayo de 1938 a las dos de la tarde, a los 53 días de condenado a muerte. CNT-FAI".
Jerónimo Riera fue fusilado a los 42 años el día 11 de mayo de 1938 junto a otros 29 compañeros. La misma cifra se repitió muchas madrugadas a lo largo de aquel mes.
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