Opinión
Kit habitacional
Por si anduviéramos poco encogidos, ahora llega el kit de supervivencia para tres días. Calculados en horas: 74. Debe ser la unidad de medida de las emergencias, incluida, de rondón, la bélica. En esta distopía naciente del segundo cuarto de siglo, ya no descarto que en breve hablemos de búnkeres en nuestros barrios y hagamos simulacros rutinarios para cogerle el truco a una futura red pública de refugios. Todo bajo directivas de la UE.
Esto me recuerda a la esposa de un diplomático asturiano destinado a Teherán en tiempos del enfrentamiento bélico entre Irán e Irak. Los bombardeos eran frecuentes y, cuando sonaban las sirenas, el matrimonio, junto con su perro, se refugiaba en un sótano acondicionado como fortín. Él bajaba con su pistola y ella con su kit de maquillaje porque, si no quedaba otra, prefería ser un bello cadáver. Brava. Cuando el diplomático lo rememoraba, reconocía que la parsimonia con la que se recomponía su mujer era terapéutica para ambos. Kits salvadores.
Eso sí, cuanto más hablamos de seguridad y refugio, más cuesta arriba se hace el cobijo elemental: la vivienda que permita una existencia confortable, saludable, social, un proyecto de vida. Complicado, porque nos ha alcanzado la ola especulativa que adoran personajes como Trump y propician quienes identifican interesadamente libertad con mercado salvaje. Les recomiendo la serie "The architect", de Kerren Lumer-Klabbers, en la que la clase media noruega -incluida la joven arquitecta protagonista- acaba viviendo en plazas de garaje mínimamente equipadas, a modo de kits habitacionales.
En Gijón, primero reservamos y luego anulamos el pedido de declaración de zona tensionada para Cimavilla y La Arena. Ya estamos enredados en guerrina política mientras la gentrificación campa a sus anchas en nuestra villa, empujando poco a poco a las gentes del centro tensionado hacia las periferias en proceso de tensionarse. Cuando reconozcamos la tensión, nos habrá arrollado. Damnificados hay muchos pero las personas más jóvenes, sobremanera.
Hace unos días participé en un encuentro organizado por LA NUEVA ESPAÑA en el que se analizaba el repunte demográfico de las Cuencas, particularmente Langreo. Detrás de un fenómeno esperanzador se encuentra, amenazante, relamiéndose, la especulación. Inicialmente ha hecho volver la mirada a un territorio que tiene múltiples atractivos y todavía conserva la atmósfera de convivencia en la que todas y todos nos reconocemos. Pero ya se perciben síntomas de que la onda expansiva llega: inversores que compran por bloques, pisos turísticos como brotes verdes aquí y allá. En algún momento, tampoco allí nos reconoceremos.
Cómo hemos pasado del estado de bienestar al kit de supervivencia en solución habitacional es lo que deberíamos estar analizando profundamente. Pero posponemos la tarea de encontrar la entrada de agua y taponarla, afanados como estamos en achicar. A lo sumo, nos concentraremos en diseñar kits de achique.
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