El autor del crimen de la inmobiliaria de Gijón reconoce que mató a la víctima: "Pensaba en él todos los días; llegó a abusar de mi mujer"
Felipe de Arriba Ramos cuenta que tenía decidido dar muerte a Tobajas por un viejo préstamo "desde hace mucho"
El procesado rondó la inmobiliaria días antes: "Me lo encontré el lunes y me insultó"
Se enfrenta a 20 y 18 años de cárcel por un delito de asesinato
La defensa ve tres atenuantes: reparación del daño, obcecación y colaboración con la justicia
-"¿Reconoce que dio usted muerte a la víctima el 20 de septiembre de 2023?
-"Sí".
Felipe de Arriba Ramos, el asesino confeso de Fran Tobajas, reconoció esta mañana en su primera respuesta ante la Fiscalía que mató al propietario de la inmobiliaria Golden Star. Con tono tranquilo, sosegado y sin alzar la voz en ningún momento, el acusado fue contando poco después cómo lo hizo. Que cogió un cuchillo el día antes de la carnicería en la que trabajaba, que llevaba años obsesionado con la víctima por un préstamo que consideró abusivo, que el fallecido le "había arruinado la vida" y que incluso este "llegó a abusar sexualmente de su mujer". Todo lo dijo respondiendo a las preguntas de todas las partes. Es decir, de la Fiscalía, de la Acusación Particular y de su defensa.
Así comenzó esta mañana en la sección octava la vista oral por el crimen de la inmobiliaria, uno de los casos más mediáticos de Gijón. Con una declaración de unos 40 minutos, el autor de los hechos, cuya única incógnita que pesa sobre su cabeza es saber cuántos años se pasará en la cárcel por matar a Fran Tobajas, fue desgajando cómo fue su vida desde la concesión del préstamo por parte del fallecido a la exmujer del procesado hasta la mañana en que acudió a matarlo de dos cuchilladas a las puertas de su negocio, la inmobiliaria Golden Star, en la calle Campo Sagrado. Lo hizo, aunque reconoció que no lo sabía, delante de la propia hija de la víctima.
La primera de las cinco sesiones (aunque se prevé que la cosa pueda acabar el jueves, un día antes de lo previsto) comenzó primero con la constitución del jurado popular. Lo conforman once personas, seis hombres y cinco mujeres. La vista estaba fijada para las diez, pero no fue hasta las doce cuando la audiencia fue pública. En primer lugar, la Fiscalía, la acusación particular y la defensa hicieron una introducción de lo que se escuchará en los próximos días. Ninguna de las partes, ni siquiera la defensa, niega que los hechos sean un delito de asesinato. Eso sí, esta parte pide una condena menor en base a tres atenuantes: la confesión, la reparación del daño (dejó el acusado 250 euros en consigna) y la obcecación del asesino confeso con la víctima.
Ni la Fiscalía, que pide 18 años de cárcel, ni la acusación particular, que pide 20, creen que se den esos atenuantes. Eloy Fernández, el abogado de la acusación, calificó de "ridículo" el pago de los 250 euros puesto que se pide una responsabilidad civil que se va a los 900.000 euros.
De Arriba Ramos se mostró muy calmado durante toda la mañana. Sentado inicialmente en la parte izquierda de la sala, al lado de su abogada, la ovetense María Escanciano, fue escuchando lo que decían las partes sin inmutarse. Tenía las manos entrecruzadas con los dedos índices pegados entre sí. El único gesto que hacía era el de repiquetear el suelo con sus pies. Cuando fue llamó por los magistrados a declarar simplemente dijo que sí, que iba a responder a todo.
A lo largo de 40 minutos fue desgranando los hechos. Contó que había planificado la muerte de Tobajas el 19 de septiembre, es decir un martes, y que incluso esa misma tarde ya fue con el cuchillo, que ayer se mostró en el plenario, a la calle Campo Sagrado sobre las ocho de la tarde para cumplir su venganza. No lo logró porque el negocio ya estaba cerrado. También que dos días antes de la muerte, el lunes, se había cruzado con la víctima en las inmediaciones de su negocio. "Me insultó. Me dijo qué cojones te pasa, maricón", aseguró el procesado. Alegó también que, pese a su decisión de hacer lo que hizo estaba tomada desde hace tiempo (una de las razones por las que esperó es a que sus hijas fueran mayores de edad), estuvo dudando hasta el último momento. "Le tomé por el hombro cuando se iba a montar en el coche. Le corté en el pecho y le apuñalé", explicó. Una de las puñaladas le dio directamente en el corazón.
La explicación que dio a todo esto fue lo que había sucedido durante los 18 años previos. Relató que en 2005 su mujer le pidió a Tobajas un crédito. El fallecido, antes de tener la inmobiliaria, era prestamista. Incidió en cómo se concedió ese préstamo, que el consideró "una estafa" porque, según relató, Tobajas y otro prestamista le hicieron firmar a su exesposa un reconocimiento de deuda por 12.900 euros cuando solo había recibido 3.500 euros, así como letras de cambio y documentos en blanco.
Pese a que denunció los hechos, en una querella que no prosperó, reconoció a su manera que no tenía pruebas para afirmar que su mujer no recibiera efectivamente los 12.900 euros. Lo único que dijo tener es una nota manuscrita de Tobajas que el otro prestamista le había pasado por una supuesta enemistad con el luego fallecido.
A lo largo de la sesión, tanto la Fiscalía como la acusación particular hicieron constar que, tras ese crédito de Tobajas, la familia de Arriba Ramos tuvo que pedir otros préstamos. "Yo considero el préstamo inicial como la primera pieza del dominó", contó el asesino confeso, que relato que, con el paso de los años, "no pasó ni un solo día en el que no pensara" en el dueño de la inmobiliaria.

P. Palomo / A. Domínguez

La primera sesión del juicio por el asesinato de la inmobiliaria de Gijón, en imágenes / M. L.
Esto es así porque, según dijo, este le mandó una serie de supuestos mensajes telefónicos (mensajes que no conserva) donde le insultaba y le aseguraba que había mantenido relaciones sexuales con su mujer. "Me decía que no sabía lo que pasaba en casa cuando yo no estaba", indicó. "No fueron relaciones normales. Fueron un abuso por los términos que empleaba", dijo Felipe de Arriba, con total seguridad en sus palabras. Según el procesado, ese préstamo hizo que tuvieran que pedir más dinero. Terminaron por perder la casa y se divorció. Acabó viviendo en un piso compartido en Contrueces. "Estuve viviendo 15 días en un trastero", alegó.
Así las cosas, fueron los días previos al 20 de septiembre de 2023 cuando ya barruntaba lo que iba a hacer. Explicó que, con frecuencia, en todos esos años solía rondar la inmobiliaria de Tobajas porque la carnicería de la calle Uría en la que trabajaba le quedaba cerca. Fue el miércoles 20 de septiembre cuando ejecutó. Dijo, también, estar arrepentido y que se entregó ante la Policía Local. "Sabía que me iban a detener. No escapé. Solo quería irme del lugar porque había mucho barullo", concretó de Arriba Ramos, que también reconoció que había tirado el cuchillo por encima de la tapia de la residencia del Carmen.
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