El Natahoyo busca curar su cicatriz con el llamado Naval Azul: estos son sus retos
El Ayuntamiento y el Puerto mantienen posturas enfrentadas por urbanizar la franja de 3.800 metros cuadrados de la que resultará un nuevo paseo marítimo para el barrio y para Gijón

El entorno de Naval Gijón. | ÁNGEL GONZÁLEZ
El entorno de los viejos astilleros de Naval Gijón tendrá un nuevo paseo marítimo que coserá la última herida industrial de la franja litoral entre el Arbeyal y Poniente. El proyecto, en este mandato, se enmarca en el llamado Naval Azul, que busca reconvertir la deteriorada explanada en un nuevo parque empresarial de economía azul y que el Ayuntamiento, ahora propietario mayoritario del ámbito, puede empezar a impulsar. Las nuevas reticencias de la Autoridad Portuaria para ceder la prometida franja marítima y el aún pendiente acuerdo con Pequeños y Medianos Astilleros en Reconversión (Pymar), propietaria del resto de los terrenos, se erigen como los dos grandes retos a afrontar por un gobierno local que, mientras tanto, ya urbaniza estos días su parte de la parcela. La historia hasta este escenario es larga.
El gran paso adelante para hacer realidad el plan se consolidó con la rúbrica, a finales de 2024, entre el Puerto y el Ayuntamiento con un acto público para avalar la venta de 35.000 metros cuadrados portuarios al Ayuntamiento, por más de cuatro millones de euros. La presidencia portuaria la ocupaba entonces Laureano Lourido, que acordó con el Consistorio ceder gratis el resto de su parcela, la ahora debatida franja marítima, para impulsar un paseo anunciado a bombo y platillo. La llegada de Nieves Roqueñí al despacho presidencial de El Musel hace que esa cesión se ponga en duda ya que ahora el Puerto valora afrontar la obra por su cuenta, en el marco de su nueva intención de implicarse más en el desarrollo de Gijón. El objetivo es doble: impulsar actividades deportivas en la dársena de Naval y mejorar la línea costera entre Lequerica y el Arbeyal.
Las lecturas políticas respecto a este viraje son dos. El nombramiento de Roqueñí lo defendió el presidente del Principado, Adrián Barbón, como una apuesta de su Gobierno para que el puerto gijonés reforzase su preferencia por la industria verde y su relación con la ciudad. De ahí que, aunque la Autoridad Portuaria como tal se ha mantenido hasta ahora prudente, el PSOE gijonés abandera con más ahínco el argumentario de no ceder la franja. Insisten los socialistas en que el Puerto busca asumir los costes de un paseo marítimo proyectado en sus terrenos y acompañarlo de un plan de mejoras más amplio, sumando las citadas mejoras en todo el litoral oeste y otros proyectos, como el campo de fútbol de Jove.
La visión del gobierno local es distinta. La alcaldesa, Carmen Moriyón, aunque públicamente estas semanas ha dicho que apoya que el Puerto se involucre en proyectos de ciudad, señaló también la necesidad de cumplir "los acuerdos firmados". Esa postura se reafirmó hace dos sábados con una rueda de prensa de urgencia para dar a conocer las conclusiones de un informe municipal, emitido por la Secretaría General. Ese informe alerta de que la no cesión de la franja podría ser un "incumplimiento del contrato". Desde entonces, su socio de gobierno, el PP, ha endurecido el tono. La vicealcaldesa, Ángela Pumariega, le reprochó al Puerto querer "arrebatar" un terreno ya comprometido.
Las opiniones respecto al acuerdo inicial, el pactado con Lourido, chocan. La parcela del Puerto se iba a partir en dos para que los 35.000 metros cuadrados del futuro parque empresarial se vendiesen y para que la franja de 3.848 metros se cediese. El Ayuntamiento entiende que, al haberse culminado el expediente de la venta, donde se hace referencia a que la futura cesión se tramitará en un expediente posterior, está acreditado que venta y cesión son la misma operación. Pero desde el Puerto, esgrimen los socialistas, se considera que, al tratarse de un expediente pendiente de cerrar y de aprobarse definitivamente en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria, tal obligación no existe. La interpretación es libre. Desde el Ayuntamiento puede verse este cambio de postura como una promesa incumplida y desde el Puerto puede no entenderse que su ofrecimiento de costear la adecuación del paseo se vea como una afrenta.
Algo más complejo de entender es el papel del resto de las partes. El acuerdo inicial pasó todos los filtros estatales. De hecho, el secretario de Estado de Transportes, José Antonio Santano, acudió al acto público en el Ayuntamiento donde no sólo se formalizó la venta, sino que se defendió una futura cesión que se daba por inminente. Incluso, la nota de prensa emitida por el Ministerio aquel día destacaba la importancia de la cesión. En aquel acto estuvieron presentes, también, el consejero Alejandro Calvo y la delegada del Gobierno, Adriana Lastra. Si los socialistas albergaban discrepancias entonces, no eran públicas. Otro tema llamativo es que las diferencias no vienen por ver quien tiene que pagar más. De hecho, es al revés: Puerto y Ayuntamiento quieren costear el paseo sin contar con la otra parte y, se entiende, cortar la cinta inaugural.
El Ayuntamiento, por otro lado, ha hecho una contraoferta. Quedarse con la cesión de la franja, cumpliendo lo acordado, e incorporar al Puerto en una comisión técnica que permita abordar el resto de la franja litoral. Puestos a colaborar, Moriyón pide otra cosa: la cesión, también gratuita, del citado campo de fútbol de Jove. La propuesta no ha gustado nada al PSOE local. Acusan a la forista de "apropiarse" de una idea del Puerto. El argumento del bipartito, respecto al paseo, es curiosamente parecido, pero al contrario.
Naval Azul se pretende enmarcar en un triángulo de innovación junto al propio Parque Tecnológico, con su ampliación ya en marcha, y con un futuro polo empresarial en la mina de La Camocha para la industria verde. Antes de todo eso, en Naval habrá un paseo. El Natahoyo, con ese paseo, podrá tomar pronto el sol en primera línea de mar. Todo apunta a que podrá hacerlo antes de lo previsto, toda vez que el Ayuntamiento, esta semana, inició la adecuación provisional de su terreno ya comprado para habilitar una primera zona de esparcimiento, lista para otoño. De momento, la franja no se ha tocado, pero desde el gobierno local se confía en poder tener acceso a ella pronto. Se espera que la cesión se formalice este mes en el consejo del Puerto. El PSOE no lo tiene tan claro. Mientras, los vecinos lo que quieren es poder estrenar, cuanto antes, un nuevo espacio en Gijón. n
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