Opinión | Tormenta de ideas

"Adolescencia": la serie

Supongo que, a estas alturas, ya prácticamente todo el mundo sabe de lo que hablo cuando digo "Adolescencia". Sí. Me refiero a la mejor serie en mucho tiempo, o al menos yo recuerdo pocas que me hayan llegado tan directamente, que me hayan hecho llorar… Y que me recuerde tanto por qué sigo trabajando, a pesar de mis años, de mi agotamiento mental y físico, por qué a mis prácticamente 69 años, no me jubilo como lo ha hecho el padre de mis hijos hace tiempo ya.

Pienso en él, en el protagonista, un niño llamado Jamie de 13 años que mata a una chica que, entre otros, le despreciaba, le acosaba. Un chico, un actor, que se merece un Oscar. Yo sueño con que quizás podría haber ayudado a algún otro chico en un momento complicado, pienso en esos padres, ajenos a la vida de los adolescentes de hoy, algo de lo que evidentemente no se les puede culpar, porque los adolescentes tienen su vida, su idioma, del que pocos adultos se enteran. El que un chico de 13 años mate no es habitual, evidentemente. Es mucho más probable el suicidio o las autolesiones, cuando la desesperación, el sufrimiento es insoportable. Y vemos tantas tantas veces, padres que ni se lo imaginan, que no saben cómo es realmente el adorable niño que tienen en casa, que está viviendo un infierno solo en su habitación. Demasiadas pantallas, redes sociales, poco diálogo, mucho, muchísimo acoso que ocultan siempre, a veces por vergüenza, por sentir que se lo merecen, por no preocupar… Y ese sufrimiento a lo largo de los años, va creciendo y se convierte en un monstruo que devora las emociones, que las transforma, que las reprime y que puede hacer que la mente que habita pueda hacer cualquier cosa. Y los padres, como en la serie, no han hecho nada malo. Una familia normal, con algún que otro estallido violento del padre en el pasado, pero que no justifican nada.

La escena con la psicóloga es antológica. Parecía verme a mí misma, en casos, afortunadamente no tan graves, pero sí muy complicados como los que desgraciadamente nos enfrentamos cada vez más a menudo. Yo entendí perfectamente sus gritos, cuando Jamie, desesperado, le decía "mírame ahora ", quizás porque lo necesitaba, porque no había sido "visto" por aquellos que deseaba, por haber sido invisible o aún peor, indeseable, diferente, poco interesante o nada popular, bajo, infantil, con intereses diferentes… No pueden dejar de verla. Es una lección de vida y de cine… Un grito, "¡Look at me now!", en la escena original, que como psicóloga y como madre aún me da escalofríos.

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