El Manneken Pis estrena traje vaqueiro, así luce la popular escultura que es todo un símbolo en la capital belga

El Manneken Pis está de estreno. Hoy se vistió con su nuevo traje de asturiano, que sustituye al que hace casi 40 años le había regalado el Centro Asturiano de Bruselas. Todos los años, el tercer domingo de septiembre, la célebre escultura, muy próxima a la Grand-Place de Bruselas, se viste con el típico calzón, el chaleco y el resto de las prendas del traje regional, y todos los años, ese día, en vez de mear agua, mea sidra. Lo hace en esa fecha coincidiendo con el festival «Folclorísimo». Este año también lo hizo ayer, para lucir su traje nuevo y celebrar el 40 aniversario del Centro Asturiano en Bruselas.

La directora general de Emigración y Políticas de Retorno, Olaya Romano, viajó a Bruselas para participar en el festejo organizado a propósito en la céntrica rue de l'Etuve. También asistió el consejero de la Embajada de España en Bruselas, Adrián Romero. 

Eva Buelga, la presidenta del Centro Asturiano de Bruselas, contó que la entidad, que actualmente cuenta con unos 120 socios, se constituyó oficialmente en 1986, aunque la iniciativa data de abril de 1985 y se gestó en los encuentros que un grupo de emigrantes asturianos mantenía en un bar, en el que echaban la partida y aligeraban la nostalgia. Por eso, para celebrar los 40 años del Centro, quisieron presentar hoy su regalo al Manneken Pis, símbolo de una ciudad en la que residen actualmente 8.000 asturianos, de varias generaciones, la comunidad más numerosa del continente europeo y la quinta a nivel mundial. Su grupo de baile, sus gaiteros y sus pandereteras han acompañado la fiesta en las calles de Bruselas. 

Marta Oliveira, la madre de la presidenta, fue quien confeccionó el traje para la escultura del pequeño niño, un modelo fiel a los estándares históricos de finales del siglo XIX y principios del XX, y más acorde a las tendencias actuales. Su realización ha sido compleja, porque requiere de ciertos artificios para poder ajustar las prendas a la escultura, que tiene los pies pegados a la base y los brazos unidos al cuerpo, y ha estado supervisada y aprobada por el vestuario oficial del Manneken Pis, que atiende tres vestidores y que contiene más de mil trajes. Antes de recibir el visto bueno, el traje tuvo que pasar por infinidad de pruebas.

Marta Oliveira llevaba pendiente de este encargo desde septiembre del año pasado. Desde el vestidor oficial del Manneken Pis avisaron de que ya iba siendo hora de renovar el anterior traje, que era muy sencillo, negro y rojo, y estaba muy deteriorado, por lo que ya era imposible colocarlo en la escultura. El nuevo, explica la sastra, es de estilo vaqueiro, pantalón negro, chaleco de color granate, faja azul, montera picona y se completa con una gaita. 

Los tejidos, botones y el resto de materiales utilizados en la confección fueron adquiridos personalmente por Oliveira el pasado mes de febrero en un viaje a Asturias. Las medidas del traje y el patrón básico, que contempla la colocación de velcros e imanes para facilitar la sujeción de las prendas, lo proporciona el vestidor oficial. A Marta Oliverira le resulta difícil calcular el coste final del traje. Indica que también existe la posibilidad de encargar la confección al propio vestidor oficial del Manneken Pis y, en ese caso, hay que pagar entre 800 y 1000 euros por el trabajo de costura. 

Vestir al Manneken Pis ha supuesto para Marta Oliveira «todo un reto», por su dificultad y por la responsabilidad.