María José González lucha contra las barreras: "Las sociales son peores que las arquitectónicas"
La asociación que preside, creada de manera oficial en Llanera en 2017 de la mano de Juan Majada, es un referente que trabaja en distintos frentes, entre ellos el de la concienciación social

María José González, presidenta de Llanera sin Barreras, este jueves en Posada. / L. R.
Lucía Rodríguez
El nombre de «Llanera sin Barreras» es conocido dentro y fuera del concejo por su intensa labor a favor de la inclusión, de la accesibilidad y de la concienciación social sobre las dificultades que enfrentan cada día las personas con problemas de movilidad. No solo es un colectivo que se implica y hace comunidad, sino que demuestra con su actitud y avances que no hay casi nada imposible si se persevera. Sus miembros están presentes en eventos locales de todo tipo, desde los deportivos hasta los educativos y es que tienen muy claro cuál es su objetivo. Su reto no solo pasa por eliminar las barreras arquitectónicas con las que las personas con discapacidad tienen que vivir a diario, sino también por conseguir derrumbar algunos muros sociales.
«Las barreras sociales son mucho más difíciles de eliminar que las físicas», indica María José González, actual presidenta de la entidad. La asociación nació en 2016 de la mano del recientemente fallecido Juan Majada, aunque se constituyó formalmente en 2017. No fue hasta 2022 cuando María José González asumió el cargo de la presidencia del colectivo, casi «sin quererlo», reconoce.
Los comienzos se fueron fraguando a partir de unas primeras reuniones informativas, a las que «acudí acompañando a mi hermano, que acababa de sufrir un ictus, y acabé siendo vocal», recuerda. Por aquel entonces, no podía siquiera imaginar hasta qué punto se iba a involucrar.
«Lo primero que hicimos fue un trabajo de campo para recoger todos los inconvenientes con los que nos íbamos encontrando y trasladar esas necesidades al Ayuntamiento», indica. Las principales barreras con las que dieron fueron los pasos de peatones y los accesos a algunos locales. «No había accesibilidad en los comercios y los pasos de cebra tenían todos escalón», señala.
A partir de ahí, se propuso una iniciativa para crear una comisión enfocada a impulsar la eliminación de las barreras arquitectónicas, un órgano del que el colectivo es parte fundamental y cuya puesta en marcha fue debatida en el Pleno.
González explica que «esta comisión, constituida en 2018, la dirige y la preside el Ayuntamiento, en este caso, el concejal José Antonio González». En ella hay representantes del colectivo, de todos los servicios técnicos del Consistorio, Servicios Sociales, Protección Civil, Policía Local y grupos políticos». Ellos se encargan, entre muchas otras cosas, de garantizar que las nuevas obras cumplan con todos los criterios de accesibilidad que marca la ley e identifican los lugares del municipio que plantean problemas para que se eliminen.
En este sentido, recientemente han puesto en marcha una red de comercio para personas con discapacidad para favorecer el acceso a clientes de movilidad reducida. "Hemos creado una serie de pegatinas diferentes para los socios colaboradores, locales accesibles y locales adaptados que, aunque la gente a veces lo piense así, no es lo mismo". Y es que accesible es un lugar en el que puedes entrar, mientras que "adaptado es que, una vez en el interior, puedas moverte en él o hacer algo tan simple como ir al baño". Por ahora, hay ocho establecimientos en esta red y se espera que, dentro de poco, sean muchos más. "Pueden acudir a nosotros para cualquier tipo de asesoramiento, para saber qué es lo que tienen que hacer o cómo. Estamos aquí para ofrecerles todas las facilidades", indica María José González.
Con todo, son plenamente conscientes de que hay ocasiones que, por cuestiones técnicas, la accesibilidad no puede llevarse a cabo. Sin embargo, "para nosotros cuenta mucho más la voluntad que el hecho de que realicen la obra en sí". Y pone como ejemplo una tienda de moda de Lugo de Llanera en la que la propietaria "tiene una rampa de madera que coloca cada vez que alguien con movilidad reducida quiere entrar a comprar. Ese gesto es suficiente", explica.
Pero mucho más allá de las barreras físicas, las verdaderamente difíciles de gestionar son las sociales. "En cuestión de concienciación y sensibilización de la sociedad, aunque hemos avanzado mucho, aún queda otro tanto por hacer". Y es que, aunque pueda parecer mentira, "todavía hay gente que nos mira con pena, que nos llama minusválidos o que se queja porque se ha ampliado una acera", apunta González. Y recuerda el ensanchamiento de la vía de la avenida Prudencio González de Posada. "Se nos echaron encima porque no había tantas sillas de ruedas en Llanera como para tener que hacer eso, pero de lo que no se dan cuenta es de que no es solo para una silla de ruedas. Es para el carricoche de un bebé, o para el tacatá del abuelo o para el carro de la compra", detalla. Al final, "todas aquellas cosas adaptadas, nos benefician a todos".
Y es que nadie está libre de que, en algún momento de su vida, "una enfermedad o un accidente le haga encontrarse en una situación como en la que estamos nosotros ahora". "Esto viene de un momento para otro y, de repente, tu vida cambia por completo", añade. En estos casos, Llanera sin Barreras también está. "Para escuchar, para empatizar, para hacer ver a esa persona que no está sola", explica González. Y siempre lo hacen desde la ironía y el buen humor, "porque hay que aprender a reírse de uno mismo". Aunque son conscientes de que "esa persona va a pasar por diferentes etapas hasta que consiga asumir la situación en la que se encuentra, nosotros ya las conocemos todas y podemos ayudarle, simplemente estando ahí, no juzgamos a nadie". Muchas veces, "aprendemos más del compañero que tenemos al lado, que de lo que nos está contando un señor con una bata blanca", dice.
Los distintos talleres que ofrecen tienen como objetivo mejorar la calidad de vida de los asociados. Fisioterapia, puntillismo, cartonaje, ajedrez, logopedia o psicología son algunas de las actividades que intentan llevar a cabo durante todo el año. "Hay que mantenerse activo, porque eso es lo mejor para la mente. Encerrarse en casa y esconder tu discapacidad no sirve de nada", apunta María José González.
Toda esta sensibilización y concienciación pasa por la educación. Por eso, ofrecen charlas en los centros educativos del concejo y celebran anualmente la actividad "Súbete a mi silla" con los alumnos del Instituto de Educación Secundaria de Llanera. Además, "también llevamos a los colegios teatros de sombras en los que tratamos temas como el bullying aplicado a la discapacidad o a las mujeres discapacitadas".
Poco a poco, lo están consiguiendo, "aunque todavía queda mucho por trabajar en ese sentido, pero por lo menos la sociedad se está dando cuenta de que cualquier barrera que es importante", concluye la presidenta de Llanera sin Barreras.
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