Asturias exporta talento

Un asturiano en "la Biblia política de Estados Unidos": hace historias con datos para "The Washington Post"

Luis Melgar, reportero gráfico del periódico "The Washington Post", añora de su tierra "la vida en la calle, la cercanía del asturiano, que seamos tan grandones..."

Luis Melgar, en la sede de  «The Washington Post».

Luis Melgar, en la sede de «The Washington Post».

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Luis Melgar (Washington)

"Soy reportero gráfico para el periódico ‘The Washington Post’. Nací en Avilés (1981), aunque me considero de Gijón, donde viví mi infancia y adolescencia. Con 18 años me fui a estudiar Periodismo a Pamplona. En 2009 me fui a Uruguay, y luego a Estados Unidos. Desde 2018 vivo en la ciudad de Washington con mi mujer, Federica, y mis hijos, Tomás y Josefina"

Entradilla: Luis Melgar es reportero gráfico para "The Washington Post", una de las cumbres del periodismo en Estados Unidos. Por algo lo llaman "la Biblia política" de ese país. Cubre, sobre todo, temas de economía, aunque hace muchas historias de política también: "Trabajo con datos, encuentro historias en ellos y, en la mayoría de los casos, los visualizo. Me da la oportunidad de estar siempre aprendiendo: puede ser al encontrar una nueva base de datos que explorar, un nuevo tema del que no sé nada o un nueva técnica que puedo aplicar a una historia. Tengo además la suerte de que trabajo en un equipo que no solo es talentoso, también es generoso con su tiempo y con sus conocimientos. Por otro lado, el ritmo frenético de la información hace que a veces me frustre con el ciclo informativo, que es cada vez más corto y efímero. Me imagino que es consecuencia, en parte, de la sobreabundancia de información, pero también de que hemos perdido parte de nuestra capacidad de atención y consumimos contenido en busca del estímulo constante".

Ojo al dato: "Yo no siempre quise ser periodista. De pequeño quería ser historiador, lo más probable porque lo que de verdad quería ser era Indiana Jones. Pero de adolescente descubrí la radio y me encantaba. Escuchaba de todo y todo el día: noticias, magazines, música, deportes. Mi programa favorito era ‘La Ventana’, con Javier Sardá, pero escuchaba de todo, hasta Radio Kras. Cuando estudiaba COU con algunos amigos del instituto hacíamos un programa en una radio pirata los viernes por la tarde. Para mí era uno de los mejores momentos de la semana. También me gustaba leer la prensa. Con todo eso, estudiar Periodismo parecía la opción más lógica".

Luego siguió el camino habitual: prácticas en medios impresos antes de "ir a trabajar en comunicación y, unos años después, me marché a Uruguay a dar clases de Periodismo en una Universidad. En Montevideo, además de las clases, empecé a hacer cosas de periodismo multimedia y a descubrir nuevas maneras de contar que se estaban haciendo en otros medios. Decidí que quería hacer un máster y me fui a Estados Unidos. Allí me metí en el periodismo de datos y en la visualización. Eso redefinió mi vocación. Yo había estudiado Letras en el instituto. Siempre pensé que no era bueno para los números, pero descubrí que tal vez no era tan así. La idea de poder usar datos para encontrar historias me pareció muy poderosa".

Mientras estudiaba le ofrecieron un trabajo en el equipo digital de Univisión, la principal cadena de televisión en español de Estados Unidos: "Seguí con mis clases, aprendí a programar, estudié estadística y cubrí mis primeras elecciones presidenciales estadounidenses. De ahí me fui a un pequeño proyecto colaborativo de la radio pública estadounidense que cubría la violencia y la cultura de las armas en EE UU, al ‘Wall Street Journal’ y ahora el ‘Post’".

Llegar a Uruguay fue "un poco una carambola, pero mis casi seis años en Montevideo me marcaron mucho. Y es un lugar al que le tengo un cariño especial. Había pasado temporadas en otros países, pero era la primera vez que vivía en el extranjero. Mi trabajo en la Universidad me permitía leer mucho, investigar. El poder colaborar con los alumnos era fascinante y nuevo para mí. También pude recorrer la región y trabajar en proyectos interesantes que se alejaban del periodismo tradicional. El salto a EE UU no lo podría haber hecho sin mi experiencia en Uruguay. Además, allí conocí a mi mujer".

Quien quiera dedicarse a lo suyo, que tome nota: "Lo primero, que siempre sea curioso, que nunca deje de aprender. Que sea flexible, que se deje sorprender por las oportunidades que van surgiendo. Para llegar a donde estoy ahora he dado muchas vueltas, he pegado muchos saltos y tal vez me haya llevado más años de lo deseable. Con cada cambio, he aprendido algo. O al menos lo he intentado. El mío no ha sido un viaje en línea recta, pero no creo que tenga que serlo. Por último, le diría que persevere y que disfrute en el proceso. Y que haga lo que haga, sea con dedicación".

Archivo: como niño recuerda "ir en bicicleta por el parque de Isabel la Católica, los juegos de hierro que solía haber antes. Los pavos reales y dar de comer a los patos del estanque. Recuerdo ir de merenderos y comer tortilla de patata y cacahuetes. Ir en tren hasta Avilés, en el Feve. La sidra dulce, muy común aquí en el otoño, me hace pensar en el magüestu. Y para mí el magüestu es una fiesta de la infancia. Les fabes con almejas que preparo cuando puedo y me recuerdan mucho a mi abuela. Y el queso Cabrales, mi favorito, que a veces encuentro aquí en una tienda de Washington. Y aunque no sea ni un olor ni un sabor, me acuerdo mucho de Asturias cuando voy a West Virginia, que está bastante cerca de Washington. No tienen costa, pero hay algo en el paisaje que me hace pensar en Asturias. Además las dos comparten un pasado minero".

Su tierra la ve "con cierta nostalgia. Creo que es un lugar único y siempre se lo digo a la gente cuando me dicen que quieren ir a España. Y no es solo el entorno, yo añoro la vida en la calle, la cercanía del asturiano, que seamos tan grandones... Es una pena que sea tan difícil para la gente joven encontrar oportunidades laborales".

"Sé que es un cliché", subraya, afirma, indica y explica, "pero mis padres han sido mis mayores referentes. Ellos me inculcaron el respeto por el trabajo y el valor del aprendizaje. Más allá de ellos, en lo profesional, yo le debo mucho a dos personas. Una es Eileen Hudson, la entonces decana de la Facultad donde yo daba clases en Uruguay. Ella me incentivó para pensar en grande. El otro es Alberto Cairo, mi mentor en University of Miami durante mi máster. Él fue el que me descubrió la importancia de aplicar la lógica numérica en el periodismo, el que me introdujo en el periodismo de datos y en la visualización. Siempre que puedo atiendo a alguna de sus charlas o escucho sus entrevistas. Alberto es un tipo humilde y generoso, un erudito". n

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