Los vecinos de Pumarabule, en el limbo tras más de una década esperando por unas viviendas que "la gente ni siquiera quiere ocupar"
Los afectados por grietas y hundimientos siguen sin poder arreglar sus casas y sin recibir los pisos que el Principado construyó para ellos y que ya están deteriorados

Covadonga Martínez, ante el portal de su casa en Pumarabule / Luján Palacios

Los vecinos de la barriada minera de Pumarabule, en Carbayín, viven en una especie de limbo desde que el Principado decidiera construir pisos nuevos para realojar a los afectados por grietas y hundimientos en varios portales. Las nuevas viviendas están terminadas desde hace años, pero nadie sabe ni cómo ni cuándo se van a poder ocupar por el embrollo administrativo acerca del régimen en que se deben entregar las casas y lo que deben pagar los futuros inquilinos. En total, los afectados por esta situación son 66 vecinos, que viven en once portales de la zona este de la barriada minera y que llevan años soportando en sus antiguas viviendas humedades, roturas en las paredes y un deterioro que avanza inexorable, pero que "en realidad siempre estuvo ahí".
Covadonga Martínez, representante de los vecinos, explica que "nací aquí, y ya había grietas, así que no sé a qué vino tanta alarma con el riesgo de derrumbe de las casas; no las vamos a ver caer", comenta con ironía. Los bloques de hecho se construyeron en el año 1953, y "ya al poco las familias que fueron llegando en los 60 tuvieron que ser desalojadas una temporada para mejorar las viviendas", relata la vecina. Con el tiempo las humedades fueron a más, pero "si se hubieran arreglado a tiempo, ya no habría problema".
Pero hace más de una década se decidió que la mejor solución era construir tres bloques de viviendas nuevas al otro lado de la carretera "porque las casas dañadas no tenían arreglo". Los pisos están hechos, nadie sabe cuándo se podrán ocupar y, lo más curioso, casi nadie se quiere mudar. "En todo este tiempo hubo gente que se murió, otros vendieron sus casas y se fueron y el resto en su gran mayoría prefieren quedarse en sus pisos, aunque tengan grietas, y arreglarlas a su manera, porque los pisos nuevos se han ido dañando y no sabemos si se pueden ocupar, nadie se fía", asegura Martínez.
La última vez que la consejera de Bienestar Social, Melania Álvarez, se refirió al asunto, aseguró que la convocatoria para acceder a las viviendas estaría lista antes de las elecciones municipales, pero "no se sabe absolutamente nada; ya hace un año nos dijeron que era cuestión de semanas y así seguimos", claman los vecinos. Tampoco saben en qué condiciones se ofertarán esos pisos, porque "lo suyo sería que se cambiara una vivienda por otra", recalcan. "Yo tengo 63 años, ya pagué mi hipoteca y no me voy a poner a pagar otra; o me dan una casa por la otra o yo no me muevo", señala por su parte Juan Areal. "Nos pedían 80.000 euros por el cambio, y en caso de ser de renta no sabemos cuánto habría que pagar", denuncia.
En todo caso, tienen claro que "estamos muy bien donde estamos, porque las casas no se caen; hace 13 años decían que no se podían pilotar porque se vendrían abajo, pero yo tengo un presupuesto para afianzar el sótano con micropilotes, con total seguridad y mucho más barato", afirma Covadonga Martínez. En conclusión, "lo que no se podía arreglar, tiene arreglo sin mayor problema". Y a ello añaden otra cuestión clave: la instalación de tuberías de gas propano en las viviendas y a lo largo de las fachadas de los portales afectados. "Si se iban a caer, qué sentido tiene que hayan puesto estas tuberías, es completamente absurdo y no hacen más que mentirnos", sostienen los residentes de la barriada.
Así las cosas, lamentan que se haya gastado un millón de euros en pisos nuevos en malas condiciones que nadie quiere, y "no se haya destinado ese dinero a reparar las casas como pedíamos; con todo este pastizal hubiéramos puesto nueva la barriada y esos pisos se pueden dejar para gente joven de toda Asturias que busque una vivienda en zonas rurales", aseguran, "hartos de ver cómo en todo el concejo se ponen carriles bici que no usa nadie y aquí nos tienen completamente abandonados en cuestiones que son esenciales".
Y a las que añaden muchas otras, como "la mejora de la traída de agua, porque quedamos sin suministro durante varias horas porque cada poco hay avería, la colocación de bancos y papeleras, la creación de un parque para perros, el mantenimiento de zonas verdes y jardines, la mejora del acceso al médico y la farmacia a través de una carretera estrecha o la mejora de los cruces de calles dentro de la barriada", enumeran. Sin olvidar "la reparación del portal número 1, que es propiedad del Ayuntamiento y se está dejando caer, cuando podrían haberse alquilado y ahora tenemos miedo de que vengan okupas".
La lista de demandas es larga, pero la paciencia cada vez se les acorta más. "Es que parece que no importamos a nadie", critican, mientras esperan una vez más a que "alguien se aclare con el futuro de la barriada".
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