Opinión | cON VISTAS AL NARANCO

Luna anaranjada, el Urriellu y la Ronda estranguladora

El respeto que merecen los símbolos

Estos días pasados la Luna, ya de por sí poética e inspiradora, ¡que lo diga benditamente Pedro Silva!, ha conseguido, en prodigioso eclipse, aspecto anaranjado… Anaranjado en cuarto menguante que fue más intenso desde el Polo Sur donde se consumen investigaciones hispánicas. ¡Quién lo diría tras aquel insensato noventayochista de ¡Que inventen ellos! Lo cierto y verdad: científicos españoles laboran en la Antártida de Amudsen y como a éste legendario descubridor noruego les ha debido parecer ya escaso objetivo el Polo Norte.

Cuando cesé en el Europarlamento, Michel Rocard, del que me cupo el alto honor de ser compañero de escaño, se largó también de Brubru, que llamaba Cabrera Infante, para presidir una Misión Internacional en ese recóndito ultra Norte que ya se prestaba a mutaciones silentes con el calentamiento global.

Luna, García Lorca... Y ahora leo que el gran Borges desvaloriza la poesía de Lorca. No entiendo. ¿Cómo ensalzar a Neruda, y, casi de la misma, menospreciar a Lorca, con el que el chileno dio charlas radiofónicas que mi amigo Arturo del Hoyo incorpora al tomazo Aguilar de las Completas? Sí entiendo, admirado, la iniciativa de Paulina Cervero de llevar a Víctor Botas a conocer a Borges bajo luz anaranjada, mejor amarillo borgeano, de la fabulosa cúpula del Palace, en la que el autor de "El Aleph" encontraba relajante visión.

En cualquier caso, los bordes de la Luna eclipsada pasaron por naranja. El Picu Urriellu se hizo también naranja a holandés errante que lo divisó en atardecer desde alta mar. Algo dijo, Gustav Schulz y, sobre todo, analizó el sabio Xulio Concepción. Periodistas de la Vuelta ciclista, sin embargo, suelen yuxtaponer anual y tozudamente Naranco/Naranjo.

Hay quien se empeña en estrangular ahora nuestro Naranco atravesándolo con autopista. Lo contrario de lo imaginado por mi admirado Tito Posada que trazó senda peatonal en superficie. Ese Naranco del que bebió Oviedo y que ha sido siempre fuente de ocio y salud. En su cumbre, los sublevados de guerra incivil colocaron una media luna. En Washington, el trozo de Luna que trajo consigo Neil Armstrong me pareció cristalina. En español y francés la luna es femenino (luna lunera cascabelera, Au clair de la lune…); neutro en inglés (The Moon River…); masculino en alemán (Der Mond de Mendelssohn...), hasania y árabe clásico(El ganar).

Los ovetenses no quedaremos quietos contemplando apertura en canal de nuestro monte totémico. No valen distracciones mientras están conspirando con fines letales.

¡Vivan los tonos y géneros de la Luna, el Urriellu de voz nativa y el Naranco de Oviedo! n

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