La "dama de las camelias" de Villaviciosa tiene un vergel con Sasanqua, Japónicas Blancas y Alba Plena
María José Gutiérrez Sierra, vecina de Liñeru (San Martín del Mar), cultiva su pasión por las flores en su casa-jardín “La Llosa del río”

María José Gutiérrez, en su jardín. En los recuadros, detalle de diferentes tipos de camelias. / V. Alonso
La camelia, considerada una flor de hermosura perfecta, ha sido durante siglos un símbolo de belleza y elegancia. Sus impresionantes flores, que van desde el blanco más puro hasta tonos rosados, rojos intensos e incluso combinaciones bicolores, cautivan a jardineros y amantes de la naturaleza. Un arbusto de brillantes hojas verdes perennes que hacen que siempre esté vistoso, aunque su atractiva floración sea entre los meses de diciembre a mayo.
Originaria de Asia, donde se cultiva y venera desde hace más de dos mil años, la camelia ha encontrado una entusiasta cultivadora en María José Gutiérrez Sierra, vecina de Villaviciosa. En su casa-jardín “La Llosa del río”, en Liñeru, (San Martín del Mar) esta apasionada de la naturaleza ha creado un auténtico vergel dedicado a su flor preferida.
Hace casi dos décadas, María José comenzó su afición por cultivar camelias y hoy su jardín de dos mil metros cuadrados alberga más de cien variedades, procedentes de China, Japón, Vietnam, Italia, Estados Unidos y Australia. “Me encantan todas las flores, pero la camelia es mi favorita por su belleza, delicadeza y vistosas formas. Representa la perfección de la naturaleza”, afirma. Además de camelias, su jardín cuenta con azaleas, rododendros, arces o magnolios, que lo mantienen vistoso durante todo el año, aunque es en invierno cuando alcanza su máximo esplendor.
María José, apasionada de la jardinería, recuerda cómo comenzó su imparable afición: “Todo empezó gracias a una asociación ya desaparecida, los Amigos de la Camelia del Valle de Turón, de la que formé parte. Allí participé en exposiciones y comencé a coleccionarlas. También he participado en exposiciones como las de Luarca, Bajo Nalón y, este año, por primera vez, en Oviedo”, explica. Y asegura que desde siempre le ha fascinado de las camelias su capacidad de florecer en invierno.
Entre las variedades que atesora, destacan las Camelias Higo, vinculadas a las familias samuráis, las Sasanqua, de floración temprana y algunas aromáticas, o las Japónicas Blancas, como la Alba Plena, que Coco Chanel eligió como emblema de su marca. Recientemente, ha incorporado el híbrido Kogane Yuri, de un esplendoroso color amarillo.
Este arbusto ornamental que se ha extendido por toda Europa desde el siglo XVIII, parece haber encontrado en el clima de Asturias un entorno perfecto para su desarrollo. “Gracias al componente de tierra ácida, y el complemento de la humedad, han resultado ideales para el cultivo de esta planta y su aclimatación”, asevera María José, que, sobre posibilidad de abrir su jardín al público, se muestra cautelosa. “Me gusta que vengan amigos a verlo, porque lo disfruto mucho”, explica.
Esta “dama de las camelias” de Villaviciosa también destaca el valor ecológico de esta flor. “Para los polinizadores, su floración en invierno es crucial, ya que les proporciona alimento cuando otras fuentes escasean”, asegura sobre la relevancia de estas bellas flores para la biodiversidad.
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