La OSPA brilla en Oviedo bajo la batuta de Coll

La formación sinfónica despliega un buen nivel en su décimo concierto de abono, que contó con el guitarrista sueco Jacob Kellermann

El concierto de la OSPA con el guitarrista Jacob Kellermann, ayer, en el Auditorio.

El concierto de la OSPA con el guitarrista Jacob Kellermann, ayer, en el Auditorio. / LUISMA MURIAS

Jonathan Mallada Álvarez

Jonathan Mallada Álvarez

Oviedo

La Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) completó anoche los dos primeros tercios de su temporada de abono a través del décimo concierto del curso. La velada musical, de algo más de hora y media, contaba con la colaboración de LA NUEVA ESPAÑA y entrañaba un programa variado y heterogéneo que convenció a los asistentes.

La cita, dirigida por uno de los colaboradores artísticos de la formación asturiana, Francisco Coll, comenzó mediante la interpretación de "Rugby", una pieza de Arthur Honegger que intenta plasmar un partido de este deporte dentro de un pequeño ciclo del compositor francés que refleja la nueva modernidad imperante en pleno siglo XX. La exuberante plantilla orquestal ofreció unos resultados notables en esta obra, después de la dedicatoria del concierto, realizada a través de la megafonía, a la memoria de los cinco mineros fallecidos en el accidente de Degaña.

La segunda obra era "Turia: Concierto para guitarra", en una versión para orquesta de cámara, del propio Coll –que daba título al programa, "Coll dirige Coll"– con el guitarrista sueco Jacob Kellermann en el papel de solista. El lenguaje de Coll en esta pieza incluye ciertos rasgos aflamencados, con giros melódicos que evocan una influencia netamente hispana y una inteligente y efectista utilización de la percusión. Kellermann, muy sólido en sus intervenciones, exhibió un sonido muy limpio y redondeado y culminaría su participación en la velada mediante una propina, obra también "de mi amigo Francisco Coll".

Tras la pausa, la segunda mitad estaba dedicada a la interpretación de la "Sinfonía número 1 en mi menor", op. 39, de Jean Sibelius. El público, menos numeroso de lo habitual, agradeció el esfuerzo de los músicos en una notable ejecución donde, al poderío de unos metales bien timbrados, se sumó una cuerda brillante y unas maderas siempre dulces que Coll supo explotar, con mucho acierto, desde el pódium.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents