Emotiva "levantá" en honor de los mineros fallecidos en Cerredo: la procesión de la Sagrada Lanzada vuelve a llenar las calles de Oviedo

A lo largo de todo el recorrido, los costaleros de la Hermandad de los Estudiantes tuvieron que emplearse a fondo para ejecutar las llamadas "revirás"

La procesión de la Sagrada Lanzada de los Estudiantes arrastra a la calle a cientos de personas en Oviedo

F. Vallina

Oviedo

La Hermandad de los Estudiantes le dedicó ayer la primera "levantá" de la procesión de la Sagrada Lanzada a los cinco mineros fallecidos el pasado 31 de marzo en el accidente de la mina de Cerredo (Degaña). Los 24 costaleros apiñados bajo el paso, que tiene un peso superior a la tonelada y media, auparon el trono de un salto para levantar las andas procesionales al más puro estilo de las tradiciones sevillanas y arrancar así los primeros aplausos del numeroso público que se dio cita a las puertas de la iglesia de San Francisco Javier, en La Tenderina. "Esta levantá se la vamos a dedicar a esos cinco trabajadores ¡Al cielo con el Rey de Reyes!", gritó Iván Rodríguez-Zapico, capataz del paso, para dar el pistoletazo de salida.

Después del tradicional enclave del Cristo, el paso de la Sagrada Lanzada, a costal de los Estudiantes, inició su recorrido bajo un cielo gris pero sin una sola gota de lluvia. El trono color plata, con un lecho de flores rojas bajo la cruz, salió del templo a la vez que la Agrupación Musical San Salvador interpretaba "La muerte no es el final" como homenaje a los trabajadores fallecidos en el suroccidente asturiano a consecuencia de la explosión de grisú. La Cruz de Guía con orfebrería sevillana, Damas con mantilla, un cuerpo de nazarenos, acólitos con ciriales, el coro San Javier y decenas de devotos esperaban ansiosos el inicio de la procesión. "Es muy emocionante. Siempre vengo a ver salir el paso y después me uno a la procesión", señala José Ramón Solís, uno de los muchos que acompañó ayer a los Estudiantes por las calles de Oviedo.

A lo largo de todo el recorrido, los costaleros de la Hermandad de los Estudiantes tuvieron que emplearse a fondo para ejecutar las llamadas "revirás", una técnica que se utiliza para llevar el paso por las calles estrechas y con giros peligrosos para su integridad. Lo hicieron empujados por los ánimos y los aplausos de un público que acompañó la procesión durante todo el recorrido. "La Semana Santa de Oviedo cada vez es mejor. La verdad es que da gusto ver procesiones como esta porque es espectacular", asegura María Rodríguez, que procura asistir a la mayoría de los actos de tipo religioso que se celebran en la ciudad durante la pascua. "Si puedo voy a todas las procesiones. Todas tienen su encanto, son emotivas y a la vez son un gran espectáculo", insiste la mujer.

La cuesta de la Vega

Como suele ocurrir todos los años durante la procesión de la Sagrada Lanzada, el punto más concurrido del recorrido fue la cuesta de la Vega, en la calle Azcárraga. Al llegar a ese punto, los 24 costaleros de la cofradía que en ese momento iban bajo el paso –en total hay 36 personas que se van rotando para soportar la tonelada y media del paso– realizaron la ya tradicional "chicotá", que no es más que afrontar la pendiente a mayor velocidad para que el paso no quede parado y para ofrecer un verdadero espectáculo. El regreso a la iglesia de San Francisco Javier estaba previsto alrededor de las diez y cuarto de la noche. n

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