Ventanielles lidera la fiesta del disfraz

"–¿A qué viniste hoy? –¡A ver qué pasa en la plaza!", grita el pequeño Diego, de 9 años, por uno de los micrófonos del programa de radio, preparado por los chicos de la Asociación Luar, que suena por megafonía en la plaza del Lago Enol, en Ventanielles. A su alrededor, cientos de niños y adultos disfrazados disfrutaban ayer de un Carnaval infantil organizado por la iniciativa "Ventanielles, el barrio que quiero", que se traduce en la primera fiesta del disfraz de 2025 en la ciudad. Dicha plataforma la integran casi una veintena de asociaciones vecinales y colectivos, además de las áreas de Centros y Servicios Sociales del Ayuntamiento de Oviedo.

El pequeño Diego, muy dicharachero y con maneras de periodista primerizo, se pone a entrevistar a otro de los niños que se acercan hasta las alcachofas y la mesa de mezclas que nacen de una jungla de cables conectados a los altavoces. "Soy un pirata payaso", exclama. Le sigue Manuela, que va de princesita, pero Diego vuelve a tomar protagonismo al ponerse a bailar a ritmo eléctrico la canción "The final countdown", de "Europe". "¡El loco Diego!", le anima el presentador del programa, que cuenta hasta con un "becario en prácticas".

La plaza, centro neurálgico del barrio, concentró a varios cientos de personas a partir de las 16.00 horas. Al frente de la coordinación de este Antroxu adelantado en el calendario estaba el animador sociocultural del Ayuntamiento de Oviedo Paco Mestas. Elegante, vestido de presentador de circo con un chaqué naranja, hace de anfitrión y muestra hasta las bambalinas del festejo, dentro del Centro Social que acoge la plaza. Allí están Almudena Pando y Noelia García, de la Asociación vecinal Nuevo Ventanielles. Calientan litros y litros para la chocolatada de la que disfrutaron los niños y niñas hacia el final de la celebración, que duró unas tres horas.

Antes de disfrutar del dulce había que ganárselo. Por falta de actividades para hacer méritos, no fue. Por un lado, estaba el taller de pintacaras, donde se formaron grandes colas de niños y niñas. Sentado en una de las sillas del improvisado set de maquillaje, estaba Matheo Vázquez, 6 años. Cualquiera diría que se iba a rodar al Calatrava una nueva película de Marvel, porque venía vestido de todo un Capitán América. "También le gusta mucho Súper Mario", dice su padre, Jonathan Vázquez, que le acompañaba.

Los personajes de Disney también se dejaron caer por la plaza, algún que otro villano incluido, como Maléfica, encarnada por la niña Julia Rubio, de tan solo cuatro primaveras. A pesar del "papel" que encarna, Julia es formalísima, pinta unos dibujos junto a su madre, María Rodríguez. "Tiene unas ganas tremendas de Carnaval, le encanta disfrazarse", afirma.

No quedó ahí la cosa. Más talleres, de caretas, de abalorios, y un concurso de disfraces con dos categorías, mayores y menos de 12 años. La pasarela estaba preparada en el centro de la plaza a disposición de los participantes y de los que no, que también se subieron para retratarse. Las fotos y selfis fluyeron sin parar, al igual que las sonrisas en el Antroxu de aperitivo, tanto de los barrios como de toda la ciudad.

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