Opinión
Tragados por la tierra ¿y por la incuria?
Habrá que esperar, vale, pero, en el actual contexto, en que los medios de seguridad minera exigibles para evitar explosiones de grisú son exhaustivos, y encima ya no se extrae carbón, un aire muy enrarecido rodea la tragedia de Cerredo, que habrá de ser investigada con rigor implacable. Con todo, y a la espera, en la hora del responso toca evocar la dimensión épica del trabajo en la mina, en cualquier mina de cualquier mineral, metidos en tierra, enterrados, sometidos a una criatura primordial cuya aparente quietud oculta movimientos lentos, presencias acechantes, un mundo lleno de vida bajo nuestros pies, al que se accede por una boca abierta contra su fuero, por la que a cada tanto sale fuego, una madre que devora a sus hijos, para quienes la tierra nunca es leve, dándoles una apostura heroica. Dicho lo cual, hablemos de la sospechada incuria (o algo peor) cuanto antes, por favor.
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