Un plan de vías que avanza en demoliciones: del Humedal que se hizo Solarón a Carlos Marx

El derribo del viaducto se presenta ahora, como hace quince años la demolición de las dos estaciones, como un importante progreso

La actual estación de tren de Sanz Crespo, junto al viaducto de Carlos Marx que se va a derribar. | JUAN PLAZA

La actual estación de tren de Sanz Crespo, junto al viaducto de Carlos Marx que se va a derribar. | JUAN PLAZA

Gijón

Una barrera física, pero, sobre todo, una barrera psicológica que había que derribar para que Gijón recuperase la esperanza en el plan de vías. Así ha percibido el actual gobierno municipal liderado por Carmen Moriyón el viaducto de Carlos Marx y por eso planteó a sus socios de Gijón al Norte dar prioridad a su demolición. Y así se hará, si todo sale bien, a finales del año que viene en un proyecto que finalmente ha crecido hasta convertirse en la primera fase real de la gran operación de construcción de la estación intermodal de Moreda. Son algo más 53 millones –un 10% del total estimado de la operación de la estación– para derribar el viaducto y urbanizar toda la zona generando una nueva imagen en esa entrada de la ciudad, pero también, y aquí se va el grueso del dinero y de los 33 meses de obras, reordenar la red de colectores y hacer la caja de conexión de la estación con el túnel del metrotrén.

El anuncio no ha hecho saltar de alegría a casi nadie. ¿El problema? La memoria. Gijón acumula cerca de un cuarto de siglo de anuncios incumplidos, diseños de estaciones que van cambiando de lugar y propuestas que no se ejecutan en tiempo y forma. A fecha de hoy ni hay una estación intermodal. Ni ha entrado en servicio el metrotrén.

Arriba, trabajos de demolición de la estación del Humedal en 2014 con una vista del suelo liberado de vías que luego se ha convertido en el Solarón. A la izquierda, trabajos de derribo de la estación Jovellanos y su pasarela. Bajo estas líneas, el cartel anunciador de las demoliciones de ambas estaciones.  | ÁNGEL GONZÁLEZ / JUAN PLAZA

Trabajos de demolición de la estación del Humedal en 2014 con una vista del suelo liberado de vías que luego se ha convertido en el Solarón. / LNE

La realidad más visible del plan de vías no pasa por sus construcciones, pasa por sus demoliciones. Fundamentalmente por las que se llevaron por delante las estaciones Jovellanos y El Humedal, impulsadas como gran avance para la ciudad en 1990, y las vías que las conectaban. Ambas estaciones dejaron de recibir trenes en 2011 –tras entrar en funcionamiento la que desde entonces se conoce como estación provisional de Sanz Crespo y aun tiene garantizada prolongar esa supuesta provisionalidad una década más–para dejar libres sus instalaciones para una demolición. A la estación Jovellanos, incluida la pasarela peatonal en altura que iba a servir para salvar la barrera ferroviaria entre barrios y acabó cerrada y sin uso al poco tiempo, le tocó el turno ese mismo 2011.

El Humedal tuvo que esperar hasta 2014 pese a que la previsión era empezar en 2012. El retraso tenía que ver con el traslado del personal de Feve que allí estaba a lo que había sido el palacio judicial de Poniente. Al final acabaron yendo a la Casa del Mar pese a la espera. Las obras de demolición costaron algo más de seis millones. Las de construcción de la estación de Sanz Crespo, unos 14 millones. Para su puesta en servicio también fue necesario adecuar las vías que había, ejecutar un nuevo edificio técnico en La Calzada y actuar en el ámbito ferroviario de Tremañes

Un plan de vías que avanza en demoliciones: del Humedal que se hizo Solarón a Carlos Marx

Trabajos de derribo de la estación Jovellanos y su pasarela. / LNE

Los edificios, muelles, andenes, pasarelas y marquesinas de las dos estaciones se derribaron para liberar un suelo cuya venta debía servir a la sociedad Gijón al Norte para financiar la estación intermodal y construir la nueva trama de ciudad: las famosas plusvalías.

Descampado en el centro

Ni se vendieron las parcelas ni se construyó nada. Durante un tiempo las vistas de quien llegaba a Gijón por El Humedal fueron las de un descampado en medio del centro de la ciudad. Para borrar esa imagen de degradación el Ayuntamiento optó por ajardinar la zona en una adecuación que, como la estación de Sanz Crespo, tenía el adjetivo de provisional. Eso fue hace una década. Había nacido el Solarón, el apelativo popular de esos jardines que rinden homenaje oficial en el callejero al Tren de la Libertad y que con el paso de los años se ha convertido en un espacio que, mientras espera que se defina su futuro, ejerce de parque para los vecinos del centro de la ciudad, de punto de encuentro para perros, de alternativa a quienes hacen de un huerto una reivindicación y de lugar de esparcimiento para todo Gijón con montañas de nieve en Navidad y carpas para fiestas vecinales en verano.

Un plan de vías que avanza en demoliciones: del Humedal que se hizo Solarón a Carlos Marx

El cartel anunciador de las demoliciones de ambas estaciones. / ÁNGEL GONZÁLEZ / JUAN PLAZA

Eso es lo que ha dejado por ahora el plan de vías entre El Humedal y Carlos Marx, además de un aparcamiento en lo que antes era la estación Jovellanos de largo recorrido, una finca rodeada de muros libre de vías, pero ocupada por maleza, basura y tiendas de campaña y chupanos que sirven de hogar a quienes no tienen otro mejor y dos pasos peatonales. Uno que sale directo a la playa de Poniente y otro que comunica El Natahoyo y El Polígono bajo la sombra de ese viaducto de Carlos Marx cuya demolición pretender ser la primera línea de un nuevo capítulo de la historia del plan de vías.

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