La figura de la semana

El futbolista que brilló en la hostelería gijonesa

De carácter tranquilo y residente en Villaviciosa, Marcos Crespo comparte con unos socios un proyecto de cultivo de la vid tras instruirse por su cuenta

El personaje de la semana: Marcos Crespo.

El personaje de la semana: Marcos Crespo. / Mortiner

Gijón

La Cofradía "Platos de Oro", que entrega los premios gastronómicos más antiguos de España, dictó sentencia hace unos días. El restaurante V. Crespo será uno de los tres negocios asturianos que recibirán el 1 de abril el "Plato de Oro" 2025, en su edición regional. Un encuentro, con reconocimiento incluido, especialmente gratificante para Marcos Crespo Rodríguez, el gerente de un restaurante fundado en 1994 por su padre, Vicente. La pasión familiar por la hostelería tiene premio.

Nacido en Oviedo un 13 de enero de 1978, Marcos Crespo vio la oportunidad de adentrarse en el restaurante, ubicado en la calle Periodista Adeflor, y la agarró con las dos manos. Quién le diría que acabaría convirtiéndose en lo que es ahora: una pata fundamental de su vida. Desde crío, al galardonado hostelero siempre le ha gustado el fútbol. Y no se le daba nada mal, pues jugó en Tercera División con el Gijón Industrial y una categoría más arriba, en Segunda B, con el Caudal. Lo dejó con 18 años, poco antes de arrancar su andadura en el restaurante V. Crespo, especializado en pescados del Cantábrico, como la dorada, la lubina o el rodaballo, y emblema de la cocina local.

Oviedo fue la casa de Marcos Crespo en sus inicios. Allí estudió en el colegio de La Corredoria. En 1992 la familia se instaló en Gijón, en La Providencia. Marcos, el mediano de tres hermanos (Mónica la mayor e Isabel la menor) fue alumno del colegio Cabueñes y del IES La Laboral. El pequeño Marcos era inquieto, pero tampoco un torbellino que sus padres, Vicente y Esther, no pudieran controlar. A la edad de 19 ya echaba una mano en el restaurante. Marcos Crespo veía muy liado a su progenitor y eso no podía ser. Empezó con labores de limpieza, luego fue "barman" y jefe de sala y, en 2010, se hizo con las riendas del establecimiento. Un función, la de gerente, que no le pesa. Tampoco la responsabilidad. Las circunstancias le obligaron a madurar joven y se nota. Valores que potenció cuando se independizó a un piso de El Llano.

José Luis Riera es el jefe de cocina del restaurante, el compañero de batallas de Marcos Crespo, ferviente aficionado de los vinos y que comparte, junto a dos socios, el proyecto vitivinícola (de cultivo de la vid) "Los Vinos del Agua", con bodega incluida. Crespo fue autodidacta, se empapó de conocimientos sobre la mencionada bebida por sí mismo.

Casado desde 2008 con Miriam Fernández, con quien tiene un hijo de 14 años llamado también Marcos, Marcos Crespo "sénior" desconecta del día a día en el restaurante con el golf en Castiello o con el deporte, ya sea en las instalaciones del Grupo Covadonga, del que es socio, o corriendo por Deva, su lugar predilecto para un buen "footing". En San Miguel de Arroes, en Villaviciosa, reside la familia, que, eso sí, tiene en Gijón su segundo hogar, literal y metafóricamente. Crespo pasa muchas horas en el restaurante y su esposa es profesora en el colegio de Jove.

Quienes conocen a Marcos Crespo destacan su carácter tranquilo. Si se enfada, en vez de contar hasta diez es de los que cuenta hasta veinte. Con su habitual sonrisa, los proveedores y los clientes lo tienen fácil para tratar con el hostelero. Porque para Marcos Crespo, el restaurante es tanto su trabajo como su forma de vida. No hay demasiado descanso, pero no le perturba. Pilló la costumbre desde su juventud y ya está más que habituado.

Los viajes son otra de sus vías de escape y de los suyos para evadirse de la rutina y disfrutar del tiempo libre. Lo de quedarse en casa no va mucho con él cuando tiene unos días de asueto. La última escapada tuvo Oporto como destino. Otros destinos más lejanos han sido Londres o Los Ángeles. En Gijón, pese a su favoritismo por Deva para hacer ejercicio, no le hace ascos a un paseo por la zona del Muro de San Lorenzo. Su vena deportista se refrenda con hechos. El pasado año tomó parte de una maratón en el Mont Blanc, en Suiza. Además, el Sporting también tiene un hueco en su corazón y, si el trabajo lo permite, no duda en acudir a El Molinón.

Crespo conserva amistades de la infancia . No olvida esa etapa. Ilusionado a más no poder con el "Plato de Oro" que recibirá en unos días en La Hacienda de La Llorea Golf, considera que es un premio al trabajo, lo cual le llena de satisfacción. El premio lo recibirá el 1 de abril, una fecha que ya está ocupada en su agenda con un día de reivindicación de un negocio familiar cuyos fogones gozan de muy buena salud.

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