RETOQUES EN LA ESTRATEGIA

Vox vuelve a la inmigración y la negociación con el PP tras semanas centrado en su discurso internacional de apoyo a Trump

Abascal regresa a sus banderas de origen: la inmigración, el rechazo a las políticas verdes y la defensa del campo evitando referencias exteriores, incluso a Trump. El partido ultra también vuelve a la negociación con el PP en las autonomías con sus exigencias más duras

El líder de Vox, Santiago Abascal, en una rueda de prensa.

El líder de Vox, Santiago Abascal, en una rueda de prensa. / EFE

Madrid

Después de semanas en las que Vox había centrado toda su estrategia en la política internacional -especialmente en su acercamiento a la Administración Trump- el partido de Santiago Abascal ha dedicado todos sus mensajes de la semana a la clave nacional, regresando a sus banderas de origen: la inmigración, el rechazo a las políticas verdes y la defensa del campo. El dirigente de ultraderecha ha exhibido su vuelta a la negociación presupuestaria con el PP en la Comunidad Valenciana después de salir de los gobiernos autonómicos y centró su pregunta a Pedro Sánchez en el control al Gobierno en los menores migrantes, evitando referencias exteriores por primera vez en mucho tiempo.

A la espera de ver si se trata de un giro estratégico que, como publicó este diario, parece que en algún momento Vox tendrá que afrontar -las encuestas no muestran un rédito a su apoyo al trumpismo y los frentes internos se han ido acumulando- el partido de Abascal ha dado muestras de volver a priorizar los asuntos de la política española con los que ha ido creciendo electoralmente.

El listado de exigencias para apoyar los Presupuestos de Mazón ha sido el primer ejemplo. Y según confirman fuentes populares, el acuerdo para las cuentas públicas de la Región de Murcia está también prácticamente cerrado y a punto de anunciarse. El siguiente será Aragón. La vuelta a la negociación con el PP tras la ruptura de las coaliciones devuelve a un a posición de diálogo al partido ultra y confirma que pretende exprimir su posición de fuerza otra vez para visualizar la influencia de su partido en las comunidades autónomas.

El rechazo a la acogida de menores migrantes ha protagonizado la línea política de Vox. Lo incluyó en el pacto de Presupuestos para la Comunidad Valenciana y Abascal acusó a Sánchez el miércoles en el Congreso de promover “un modelo de ruina, inseguridad e islamización de España”. El líder de Vox volvió a sus discursos de las campañas electorales y de los discursos políticos más duros afirmando, tras el real decreto ley que modifica la Ley de Extranjería para la distribución de los menores de edad que llegan a Canarias, “que los problemas no se reparten, sino que se resuelven y se evitan”, exigiendo “una mayor protección de las fronteras” y “la devolución de los niños a sus países, con sus padres, en vez de tenerlos hacinados”.

En el acuerdo valenciano también figura poner fin al Pacto Verde, otro de los leitmotiv de Vox en contra de las políticas verdes impulsadas desde la Comisión Europea y cuya oposición ha mantenido al partido ultra fuerte en el voto agrario. Precisamente por eso el PP lleva tiempo endureciendo su postura: para hacerle un roto a Vox en ese espacio, asumiendo que su defensa férrea a Donald Trump -a pesar de los aranceles que tanto pueden perjudicar al campo español- le pasará factura.

Otro de los asuntos que unió a las dos formaciones esta semana fue la enmienda promovida por el PP para eliminar la protección del lobo ibérico en la zona norte del Duero, permitiendo de nuevo su caza. 

En Génova también consideran que Vox “ha tomado nota” de lo perjudicial que puede estar siendo su deriva pro Trump -con la guerra arancelaria a las puertas o teniendo en cuenta su nueva postura en la guerra de Ucrania, con fuertes ataques a Volodímir Zelenski y mucha tibieza con Vladímir Putin. Vox sigue defendiendo a Ucrania y condena la agresión rusa, pero su discurso ha perdido credibilidad precisamente por sus aliados internacionales.

En el PP aseguran que las encuestas internas que manejan ya estaban dando muestras de un debilitamiento para Abascal. Y el hecho de que se abra a aprobar presupuestos autonómicos y retome algunos de sus discursos más domésticos, coinciden los dirigentes nacionales, “prueban que están calibrando hacia dónde iban”.

El partido ultra insiste en negar crisis internas a pesar de los agujeros en varios territorios y desdeña la investigación de la Fiscalía Anticorrupción sobre su financiación tras una denuncia del PSOE. El plato fuerte de las pesquisas está en los fondos que el partido habría obtenido de la entidad bancaria húngara, MBH Bank Nyrt, propiedad del magnate Lörinc Mészáros, amigo del presidente Orbán, y que superarían los 6 millones de euros.

Su poder en Valencia

El acuerdo presupuestario con Mazón, sin embargo, tiene un peso muy importante. Vox sigue teniendo la llave de la estabilidad del ‘president’ y por eso mismo al PP le está costando tomar decisiones. La dirección nacional popular sabe el daño que está implicando mantener al dirigente alicantino, aunque Alberto Núñez Feijóo es partidario de no anticipar acontecimientos y esperar a que la instrucción judicial evolucione. Si hay una imputación o una novedad relevante, el escenario sería otro.

Y en ese escenario, en todo caso, el PP sigue necesitando el apoyo de Vox para otra investidura. Esto es un quebradero de cabeza para los conservadores, convencidos de que Abascal exprimirá esa dependencia lo máximo posible. Lo ha hecho en los Presupuestos, pero los populares priorizaron que hubiera cuentas públicas aunque tuvieran que tragar con muchas de sus exigencias. Pero cambiar al ‘president’ de la Generalitat tiene un precio político mucho más alto.

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