El jugador de balonmano que hace empanadillas argentinas con quesos asturianos en su restaurante
El pivote del Unión Financiera compagina el balonmano con la gestión de un restaurante: "De los partidos me voy a Piloña a echar una mano"

Por la izquierda, Emi Franceschetti, Natalia Loli, Luciana y Marcelo Franceschetti. En el detalle, Emi Franceschetti lanza a portería en un partido del Base Oviedo. | / E. F.
Emi Franceschetti se negó a elegir. El argentino se entregó a dos posibilidades en Asturias y quería afrontar las dos: jugar al balonmano, la pasión de su vida, en el Unión Financiera Base Oviedo, y gestionar el restaurante que su familia tiene en Piloña. Con el balonmano recorrió distintos países y se enfrentó a desafíos. Ahora, asentado en Asturias, sigue su carrera deportiva al tiempo que se introduce en la hostelería.
"Siempre llevo el balonmano conmigo", cuenta el pivote argentino. Su primera parada en Europa fue Italia, donde jugó profesionalmente dos temporadas en el equipo de Fasano, en la región de la Puglia. Ya en esa etapa en Italia mantenía una relación cercana con sus tíos, Marcelo y Natalia, que habían emigrado a España hacía 18 años en busca de nuevas oportunidades. Fue en una de esas conversaciones con sus familiares cuando tuvieron la idea de abrir un restaurante. "Hablé con mis tíos y empezamos a pensar en este proyecto", cuenta el jugador del equipo de Oviedo.
El siguiente paso fue trasladarse a España, concretamente a Pontevedra. Un poco después le llegó la oportunidad de jugar en el Oviedo Balonmano, un club con un proyecto que encajaba muy bien su perfil. "Encontré un club con un ambiente y un clima muy parecido al que viví en Argentina", señala. El jugador argentino explica que se trata de "un sitio donde se trabaja bien y donde se respira una gran pasión por el deporte". Entretanto, la idea del restaurante seguía en su cabeza y finalmente tomó forma en San Román, un pequeño pueblo de Piloña. Así nació La Estancia, un restaurante que combina las tradiciones argentinas con los ingredientes asturianos.
"Al principio queríamos hacer algo totalmente argentino, pero luego pensamos en aprovechar los productos locales", explica Emi. El resultado: una carta donde destacan platos como las empanadillas (empanadas para los argentinos) rellenas de quesos asturianos. "Es una mezcla de las dos culturas y la verdad es que está funcionando muy bien".
Compaginar dos mundos tan distintos no es tarea fácil, pero Emi ha encontrado la manera de equilibrar su pasión por el balonmano con su compromiso con el restaurante. Durante la semana vive en Oviedo donde, además de entrenar y jugar en el club, trabaja en el comedor de un colegio. "De lunes a viernes estoy en Oviedo, entreno, trabajo en el colegio y me centro en el equipo", explica.
Los fines de semana llega el momento para su otro proyecto. "Cuando termina el partido del sábado, cojo el coche y me voy directo al restaurante a echar una mano", explica entre risas. La Estancia solo abre los fines de semana fuera de temporada, lo que le permite organizarse mejor. Él se encarga de ayudar en la atención a los clientes y la logística mientras que sus tíos, que viven en Aranjuez (Madrid), se ocupan de la producción y la gestión. "Ellos vienen algunas semanas y otras no, depende de las necesidades del restaurante", explica.
El vínculo con sus tíos ha sido fundamental en este proceso. "Ellos son mi familia aquí y un gran apoyo", explica el jugador del conjunto ovetense. Aunque la mayor parte de sus parientes siguen en Argentina, contar con ellos ha hecho que el cambio de vida sea más llevadero. A pesar de la distancia con su país natal, Emi siente más arraigo en Asturias. "Nos gusta mucho la vida aquí. Con mi mujer vivimos dos años en Italia, pero cuando llegamos a Oviedo sentimos que este era el lugar", confiesa. La calidad de vida, la cercanía de la naturaleza y la tranquilidad han sido clave en su decisión de quedarse.
"Asturias lo tiene todo, en 30 minutos puedes estar en la playa o en la montaña, hay senderos por todos lados, es verde, es seguro...", enumera. Y, aunque muchos le preguntan si volvería a Argentina, por ahora la respuesta es clara: "Por unos cuantos años, al menos, nos quedamos aquí".
Una experiencia que le ha enseñado que nunca sabes por dónde te puede llevar la vida, por mucho que quieras tenerlo todo previsto. Su vida ahora son entrenamientos, partidos y comandas en el restaurante. Una vida en la que ha encontrado un equilibrio entre deporte, gastronomía y una región, Asturias, donde ha encontrado un hogar en el que empezar a echar raíces.
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