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Un "pays" agrícola y ganadero con potencial: el "futuro prometedor" de un Noroeste con lógica territorial común

El primer sector de Galicia, Castilla y León y Asturias tiene muchos ejemplos individuales que juntos, gracias a una lógica territorial común, ganan fuerza y aseguran un futuro prometedor al encajar en el nuevo rumbo de Bruselas

Un "pays" agrícola y ganadero con potencial: el "futuro prometedor" de un Noroeste con lógica territorial común

Un "pays" agrícola y ganadero con potencial: el "futuro prometedor" de un Noroeste con lógica territorial común

Juan Antonio Lázaro

Juan Antonio Lázaro

Juan Antonio Lázaro es gerente de la Red Asturiana de Desarrollo Rural

Como geógrafo siempre me costó entender las fronteras administrativas, ya que dividen o generan ámbitos espaciales que no obedecen a lógicas históricas, territoriales o medioambientales. Un río, una montaña o cualquier elemento físico del paisaje me parecen más lógicos para marcar esas fronteras, al ser elementos claramente identificables, que otros criterios más subjetivos utilizados, pero la realidad es otra.

El noroeste español, entendiendo como tal al territorio ocupado por Asturias, Castilla y León y Galicia es un claro ejemplo de lo dicho en el párrafo anterior, ya que las tradiciones, la historia y el paisaje han superado los límites administrativos autonómicos y provinciales. Mientras muchos se emperran en estrechar mentes y fronteras, Europa busca lo contrario, partiendo de una concepción holística del territorio y de una idea de Estado más cercana a la idea del país geográfico francés. Un país (del francés "pays") es un territorio con características geográficas y culturales propias, que puede o no constituir un Estado soberano o una entidad política dentro de un Estado.

Desde un punto de vista biogeográfico y paisajístico está claro que la Cornisa Cantábrica y sus estribaciones más meridionales tienen unas características singulares que las diferencian del resto del Estado, si exceptuamos algunas zonas montañosas y de pluviometría más intensa. Esa España Verde, que ha sido bautizada así hace tiempo, necesita unión y sentido común.

Los paisajes agrarios del Noroeste reflejan unos rasgos más propios del Arco Atlántico europeo que del eje mediterráneo, alejados de modelos más industrializados y extensivos o de la agricultura asociada irremediablemente al regadío. Las explotaciones ganaderas, especialmente de bovino en extensivo, o la variada producción hortofrutícola conforman paisajes que alternan cultivos y pastos, aderezados por sólidas manchas forestales.

Por suerte, estas coincidencias trascienden más allá de ese paisaje productivo y antropizado, y nuestras costumbres, cultura y sus múltiples manifestaciones etnográficas, tangibles e intangibles, ayudan a consolidar la homogeneidad del noroeste hispano. La historia, con la evolución del Reino de Asturias hasta ser el de Castilla y León, previo paso por el de León, cuna del parlamentarismo europeo, suma razones para pensar en ese país imaginario que muchos tenemos en nuestra cabeza.

Las periódicas reuniones del presidente asturiano, Adrián Barbón, con sus homólogos vecinos de Castilla y León y Galicia, de signo político distinto, han sido –desde mi modesto punto de vista– otro claro ejemplo de esa unión no escrita, pero sí asimilada, de las regiones de la esquina occidental ibérica. Con Alberto Nuñez Feijóo y Juan Vicente Herrera en la pasada legislatura y actualmente con Alfonso Rueda y Alfonso Fernández Mañueco, las reivindicaciones comunes, ejemplo de ética política, y las reuniones productivas de trabajo han sido la tónica general. No es éste un dato para olvidar.

Retomando el hilo europeo, se ha creado una especie de frente norte para defender los intereses propios de la Cornisa Cantábrica desde la perspectiva de la Política Agraria Común (PAC), que tiene conexión directa con el contenido de este artículo, aunque también incluye a Cantabria y Euskadi. La figura de los "lobbies" en Bruselas es clave para entender el complejo funcionamiento del engranaje europeo y su importancia es determinante en la toma de decisiones y como tal podemos concebir esta unidad de ación.

Si hay un elemento diferencial que une a estas tres comunidades autónomas es el modelo de explotación familiar agraria sostenible del norte de España y bajo esta bandera se han generado sinergias que han tenido su reflejo en el Plan Estratégico de la Política Agraria Común PEPAC que España ha presentado ante la Unión Europea para el periodo 2023-27. En la regionalización del mismo, un segundo nivel de definición más precisa y matizada, se han reflejado perfectamente esas características diferenciales del agro en el Noroeste de España, que se ha favorecido de esa coordinación entre las comunidades asturiana, castellanoleonesa y gallega.

No cabe duda que para enfrentarse a la presión ejercida por las explotaciones de latitudes más meridionales, auténtico lobby con mucha experiencia en Madrid y Bruselas, es conveniente sumar efectivos, abandonar políticas partidistas y partidarias, y pensar en común y en clave de territorio. Teniendo en cuenta el enfoque del PEPAC, con la llegada de los eco-regímenes vinculados a pagos directos y especialmente los agrosistemas extensivos de pastos, fijar una postura común ayuda notablemente para valorar en su justa medida las prácticas desarrolladas en muchas explotaciones, especialmente ganaderas, del Noroeste español. Cuando se va más allá de la condicionalidad básica ambiental exigida por la PAC, debemos incentivar, apoyar y fomentar estas prácticas con ayudas directas. Y si además generamos paisaje en el sentido holístico del mismo, mejor aún.

Gusta en Europa ese modelo sostenible, de inspiración familiar y tecnificado, con menor incidencia ambiental que otros más intensivos, que se plantea como horizonte la ganadería. También esa producción agraria sin regadío intensivo, en zonas con menos riesgo hídrico, de alta calidad y productividad, que busca mercados cercanos y minimiza el impacto de huella de carbono. El mosaico ordenado de pastos, cultivos y manchas forestales, funcional y estético, es, además, la mejor y más barata defensa contra los incendios que el cambio climático nos regala. La senda está marcada y es conveniente no salirse de ella.

Unidades claras

Analizando la homogeneidad del territorio del sector noroeste, debemos distinguir dos, o tres, unidades muy claras. Inicialmente la vertiente atlántica y cantábrica, el sector más septentrional, tiene unas características propias del Arco Atlántico europeo. La vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica va perdiendo esa intensidad atlántica para fundirse con la meseta norte y las estribaciones abulenses y segovianas del Sistema Central hacen de barrera y frontera natural. Las aguas retenidas en los embalses de cabecera de ríos como Porma, Esla o Carrión, sirven para regar las tierras de Castilla durante el estío, generando un cultivo de cereal y otros productos, con ciertas particularidades. Esta relación conecta directamente el sur con el norte, generando una dependencia que garantiza agua y menor impacto ambiental.

La combinación de los cultivos agrarios y ganaderos de las zonas más montañosas se compatibiliza perfectamente con las de relieve más benevolente. Asturias y la mayor parte de Galicia, la más cercana a la costa, miran al Norte, mientras que Castilla y León va perdiendo gradualmente su influencia, mirando de reojo lo que pasa más al sur. La variedad productiva con modelos más extensivos que intensivos, la abundancia de recursos hídricos y la calidad de las producciones, asociado todo esto a una potente agroindustria, convierten al noroeste español en una región sin fronteras muy racional y sostenible. Esta música con gaita y dulzaina suena bien en el 130 de la Rue de Loi en el corazón de Europa, donde se diseña nuestro futuro. Europa no está dispuesta a pasar hambre, frío tampoco, y por eso la soberanía alimentaria, también la energética, se plantean como dos referencias inexcusables para el siguiente periodo de programación.

Así era inicialmente, pero la irrupción de Trump, esperemos que de manera coyuntural, ha obligado a variar parcialmente el libro de ruta previsto y ha añadido factores nuevos al debate, especialmente relacionados con materia armamentística. A esto debemos sumarle las dudas sobre mantener la actual taxonomía de fondos estructurales o el agrupamiento de todos en uno solo, para posteriormente dejar a cada Estado miembro que decida a que dedica cada uno, con unas horquillas y porcentajes mínimos establecidos previamente en Bruselas.

Ante esta compleja y cambiante tesitura es conveniente ir fijando posturas, buscar sinergias y leales compañeros de viaje. Con trazo grueso, globalizando probablemente en exceso, productividad, rendimiento y respeto medioambiental serán los ejes en los que deba articularse el primer sector para la PAC post 2027. El equilibrio entre sostenibilidad ambiental y viabilidad económica debe imponerse en las explotaciones agroganaderas europeas si quieren acceder a cualquier fondo en el medio plazo. Esa concepción integral del proceso, trazabilidad de la tierra a la mesa, relacionado con la huella de carbono generada en la producción, manejo, transformación y transporte hasta el punto de venta o consumo, será determinante.

El primer sector tiene en el Noroeste muchos ejemplos individuales que sumados conjuntamente generan un sector potente y con mucho futuro. Mirando a la costa, la pesca en Asturias y Galicia, especialmente en esta segunda, siguen teniendo mucho peso e importancia, mientras que la acuicultura crece incluso en tierras castellanas. Aplicando el concepto de la innovación retroprogresiva, el lúpulo o los cerezos irrumpen con fuerza en nuestros campos, buscando recuperar su importancia pretérita, mientras que el kiwi o más recientemente el aguacate se consolidan como referentes de esa nueva agricultura. Galicia Calidade, Tierra de sabor o Alimentos del Paraíso, junto con un buen número de Indicaciones Geográficas Protegidas IGP, Denominaciones de Origen DOP y Explotaciones certificadas en Ecológico, demuestran la calidad de sus producciones.

Galicia, Asturias y Castilla y León tienen muchas cosas en común, que deben ser aprovechadas en su justa medida. Ojalá las barreras administrativas, ideológicas y políticas sucumban ante la lógica territorial, el interés común y lo que nos dice a voces el paisaje.

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