El negacionista del reciclaje se queda sin excusas: todo lo que debes saber para tirar cada cosa en el color que le corresponde

Ayuntamientos y comunidades buzonean folletos, emiten bandos y cuelgan carteles para enseñar a separar los desechos del hogar a los asturianos y tratar de cumplir con las instrucciones de la UE

Contenedores de reciclaje.

Contenedores de reciclaje. / EFE

Mariola Riera

Mariola Riera

Oviedo

"Si no se aumenta el reciclaje, el coste de la factura de la basura subirá. Cogersa nos ha transmitido que no se está realizando correctamente la separación de residuos", reza en un bando, con grandes letras subrayadas en rojo, que el Ayuntamiento de Soto del Barco ha colgado por los tablones de anuncios del concejo, acompañado de un artículo de la ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular.

"Ante las dudas que está generando el reciclaje de la basura y los restos que han de ir a cada cubo, les hacemos un resumen de cada caso, haciendo especial énfasis en que no respetar dichas normas supondrá la aplicación de la máxima tarifa en el precio de las tasas de basura que la comunidad abona por cada propietario del edificio". Es el mensaje buzoneado días atrás a los vecinos de un bloque de viviendas en Oviedo.

Como el Consistorio sotobarquense y esta comunidad ovetense son muchos otros en Asturias los que se han puesto a apremiar a su población y residentes para que se animen no solo a reciclar, sino a hacerlo correctamente. Porque no todo vale. Lo que se podía esperar en 2022, cuando se aprobó la ley de residuos, ahora ya no. Esta ley daba un plazo de tres años para imponer el impuesto, en base a una directiva comunitaria de 2018. La cuenta atrás para la entrada en vigor en toda España de la nueva tasa de basuras que deberán cobrar los ayuntamientos directamente a los ciudadanos en caso de no llegar al porcentaje requerido por la Unión Europea (UE) en materia de reciclaje, que se sitúa en el 55%, se ha acelerado y, sobremanera en Asturias, con unos niveles muy lejanos, en torno al 24%. En algunos lados ya se ha repercutido el coste, otros ven que no les quedará más remedio y muchos intentan que sus vecinos entren por el aro del reciclaje.

Lo mejor, informar de cómo reciclar. Así, el negacionista del reciclaje no tendrá excusas para no hacerlo. Porque la UE quiere llegar al 60% de basura separada en 2030.

El Consorcio de Gestión de Residuos Sólidos de Asturias (Cogersa) se emplea año tras año a fondo con diversas campañas para fomentar el reciclaje en los colegios, los municipios; anima a usar compostadoras; instala puntos limpios por los concejos... Aún así queda camino por recorrer, sobre todo en la zona rural, con porcentajes más bajos de reciclaje.

Hay muchas dudas también y, además, la separación se ha complicado en los últimos tiempos con un nuevo cubo, el marrón, que se suma a los tres habituales y ya integrados en el paisaje urbano y rural: amarillo, para plásticos; azul, para papel; y verde, para vidrio. El marrón que llegó el último se queda para los restos orgánicos: sobras de comida, productos lácteos, pan, alimentos caducados, cereales...

En las guías que se difunden entre comunidades destacan los casos que más dudas generan como, por ejemplo, los envases de café para llevar: pese a tener un contenido, mínimo, de plástico para evitar que el papel se empape, lo preferible es que acaben en el cubo azul. Su tapa, en el amarillo.

¿Y las colillas? En el negro, donde debe ir a parar todo lo que no encuentre destino en los otros cuatro y cuya presencia se quiere cada vez hacer menor. Éste se queda para las citadas colillas, residuos de limpieza, restos de pequeñas curas sanitarias como tiritas o vendas, restos de higiene personal, cerámica, objetos de cristal pequeño, papeles y cartones sucios con pintura, y los excrementos de mascotas y la arena. Nunca deben ir en el negro los medicamentos o los envases con residuos, que deben llevarse a las farmacias.

Pero además hay otros elementos que no deben acabar ni en el negro, el marrón, el amarillo, el azul o el verde. Los electrodomésticos, las pilas, los fluorescentes y las bombillas tienen que llevarse a un punto limpio o lugares donde tengan sus contenedores especiales.

Y otro dato a tener en cuenta: los recipientes deben ir bien limpios, sin restos. Si no, el reciclaje se estropea. Toca aprender para estar al nivel de Europa.

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