Foro del Noroeste: construyendo puentes, creando futuro | Guillermo Ulacia Expresidente de Femetal y consultor de estrategia y liderazgo

"O salvamos la siderurgia o fabricaremos acero de forma testimonial"

"Los aranceles de Estados Unidos suponen un golpe importante a la capacidad exportadora de libre comercio que teníamos en Europa con el resto del mundo", reconoce uno de los mayores expertos nacionales en la industria del acero

Guillermo Ulacia, expresidente de Femetal.

Guillermo Ulacia, expresidente de Femetal. / MIKI LOPEZ

Oviedo

Guillermo Ulacia , expresidente de Femetal, la patronal asturiana del metal, y actualmente consultor de estrategia y liderazgo, advierte de que ha llegado la hora de salvar el sector siderúrgico porque "gradualmente vamos perdiendo peso" y reclama a Europa medidas concretas para el acero, una materia prima esencial para la industria del Noroeste. Prensa Ibérica, grupo editorial al que pertenece este periódico, organiza el próximo 13 de mayo en Santiago de Compostela un foro en el que Asturias, Castilla y León y Galicia intercambiarán experiencias y compartirán problemas, con la economía en el foco.

-Y por si todas las dificultades fueran pocas, llegan los aranceles de Trump...

-Considero que es una vuelta de tuerca más. Se suma al descenso de las exportaciones siderúrgicas de Europa hacia terceros países. Tenemos que considerar, además del arancel del 20%, que lo que han hecho también es eliminar el sistema de cuotas y exenciones que aliviaban anteriormente un poco el impacto de los gravámenes. Desde el punto de vista de volúmenes de producción, nos encontramos con que en el año 2008 exportábamos unos 25 millones de toneladas desde Europa a terceros países y en el año 2023 estábamos en el orden de 17 millones. En el caso de Estados Unidos, que era uno de los principales países de destino de las exportaciones de acero de alto valor añadido, esto significa un golpe importante en la capacidad exportadora de libre comercio que teníamos con el resto del mundo.

-¿Se resentirá también la demanda interna?

-Sí, esa dificultad que van a tener las exportaciones hacia el mercado americano significa que van a reducir la demanda de acero. Esto está ocurriendo en un momento en el que ya el índice de utilización de nuestra capacidad productiva no rebasaba el 75%. Operar en estos niveles de utilización significa que tenemos problemas de rentabilidad y de mantenimiento del empleo.

-Otra consecuencia será la llegada al mercado europeo de acero de otros países.

-Sí, aumenta el atractivo de Europa como destino de las exportaciones de terceros países, que ya representan el 27% de la demanda. Además, el mecanismo de ajuste en frontera que hemos puesto en marcha se está mostrando ineficiente.

-¿Qué medidas deberían tomarse para reducir esta competencia de terceros países?

-La Comisión Europea ha tomado la decisión de reducir la cantidad de acero que puede importarse a la Unión Europea libre de aranceles desde el 1% al 0,1%. Además, ha decidido que no se puede utilizar la totalidad de los volúmenes de cuotas y pasar lo que no se ha consumido de un país a otro. Es decir, está poniendo restricciones tanto al volumen como a la flexibilidad para las importaciones.

Estudiaría el impacto de vincular la demanda de energía industrial con la generación nuclear

-¿Y el Plan de Acción del Acero?

-El informe que hizo la UE representa un buen análisis de la situación actual del sector en Europa, reconoce el compromiso en el desarrollo de una economía baja en carbono de todas las empresas y presenta una serie de medidas específicas para mejorar la competitividad. Todo eso está muy bien, pero es muy generalista y no hay un plan de acción concreto, con plazos de ejecución ni recursos asignados. Con lo cual, nos vuelve a poner en la misma situación que en ocasiones anteriores. Es muy probable que el plan vuelva a fallar si esta vez no nos lo tomamos en serio. Urge decidir qué requiere el sector para afrontar estas complicaciones.

-¿Un ejemplo de esa falta de precisión del plan?

-Cuando habla de reducción del coste de energía, dice que debería conseguirse bajando impuestos y también que los gobiernos financien las nuevas inversiones. Ambas ideas son posibles, pero llevan implícito muchísimo dinero. La pregunta es, ¿quién va a ponerlo? ¿La Comisión o los Estados? Internamente es posible que los países ricos financien su transición energética y el resto queden a verlas venir.

-¿Debería España implicarse más en este proceso?

-Necesitamos un grupo espejo de lo que hay en Europa. Es decir, el Ministerio de Industria en España debería tener reuniones con la Unión de Empresas Siderúrgicas (UNESID), con las empresas hidroeléctricas y estar discutiendo los mismos temas que se debaten en Europa para que, a través de las organizaciones europeas, su punto de vista sea considerado.

El Plan del Acero está bien, pero es muy generalista. No hay plazos ni recursos asignados. Temo que vuelva a fallar

-Habla del precio de la energía. Asturias tiene la mayor tasa de consumo eléctrico industrial y los precios siguen subiendo.

-Los precios de electricidad en Europa son dos o tres veces superiores a los que tiene Estados Unidos. Y en el caso del gas, hasta cinco veces más caros. Por otra parte, el factor de la energía en los costes operativos de las empresas ha pasado de ser un 17% antes de la crisis energética a cerca del 80% durante la crisis. Con lo cual, este es un elemento de competitividad clarísimo. Y en España, el precio final que la industria intensiva de energía paga es un 58% más caro que en Francia y un 26% más alto que en Alemania. Aquí hay que hacer algo más y no vale con el estatuto electrointensivo.

-¿Propone alguna medida?

-Deberíamos analizar el impacto que tendría en el precio de la electricidad vincular la demanda industrial con la generación nuclear. Obviamente habría que ampliar la vida útil de las centrales nucleares, pero podríamos ofrecer la calidad de energía necesaria para las electrointensivas a un precio posiblemente competitivo y de largo plazo. Algo parecido a lo que hacen en Francia. Ayudaría a mantener el empleo en el sector eléctrico, a la espera de ver cómo evolucionan las minicentrales nucleares; disminuiría la dependencia energética del exterior y también contribuiría a seguir acumulando fondos para financiar el desmantelamiento y la gestión de residuos.

-¿Se llega tarde para salvar la siderurgia?

-Voluntad hay, pero a la hora de la verdad, por diferentes motivos, no creo que sea un aspecto solamente técnico, sino también social y político. Estamos viendo cómo gradualmente vamos perdiendo peso. La producción ha bajado prácticamente un tercio. Ya estamos en el punto de no retorno. O conseguimos salvar la siderurgia ahora, y serán medidas difíciles y probablemente drásticas, o si no, nos vamos a quedar de manera testimonial fabricando acero en Europa.

-¿Y el hidrógeno?

-El coste del hidrógeno producido con energía verde, a día de hoy, está por encima de lo que es el hidrógeno marrón o negro, producido con otros combustibles. Hay que ver si la maduración industrial de los electrolizadores y la disponibilidad de energía abundante y barata permite cerrar ese diferencial de coste e impulsar el consumo del hidrógeno.

-¿Cómo ve entonces el futuro del sector?

-De manera positiva afrontando estos desafíos y adaptándose rápidamente a ellos. Lo que no tiene sentido es mantener una posición que está dejando de ser competitiva. El mundo evoluciona. La siderurgia, con Asturias a la cabeza, se ha ido amoldando bastante bien a los cambios. El sector no está en fase creciente porque la tecnología nos indica que se puede ir consiguiendo más con menos.

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