Asturias supera los 25.000 menores de 60 años vacunados con la cuarta dosis anticovid

El nivel de inoculaciones en la región llega a duplicar la media nacional en algunas franjas

Vacuna contra el covid.

Vacuna contra el covid.

M. P.

Oviedo

Asturias ha inoculado ya la cuarta dosis de la vacuna contra el covid-19 a cerca de 25.500 menores de sesenta años. Además de los profesionales sanitarios y sociosanitarios, en el grupo de los llamados con edades por debajo de esa franja están, según la Consejería de Salud del Principado, personas inmunodeprimidas y englobadas en un amplio grupo de patologías que las convierten en vulnerables. Bajo esas condiciones, y siguiendo la pauta marcada por el Ministerio de Sanidad en cuanto a la población diana, la campaña asturiana rebasó este domingo las 25.000 vacunas administradas a personas de menos de sesenta años una vez que también con los mayores se ha elevado el ritmo hasta alcanzar el segundo más sostenido de España, sólo por detrás del de Galicia.

La estrategia otoñal de administración de la cuarta dosis –o la segunda de refuerzo– ha alcanzado en total a 253.602 personas, a uno de cada cuatro asturianos. En el desmenuzado por edades, tienen la cuarta vacuna más de tres de cada cuatro mayores de ochenta años, casi el 73 por ciento de los septuagenarios y al 55 por ciento de la población entre sesenta y 69 años, un nivel muy superior que duplica en algunas franjas los promedios nacionales del 60, el 41 y el 23 por ciento, respectivamente. La campaña centra el tiro en toda la población por encima de sesenta años y se restringe, por debajo de esa franja etaria, a trabajadores sanitarios y sociosanitarios y a personas consideradas de riesgo por sus patologías previas. Es larga la lista de afecciones que pueden incluir a un paciente entre los citados para recibir el segundo refuerzo, entre otras muchas las que requieran ser tratadas con una amplia relación de fármacos con afección potencial sobre el sistema inmunológico.

La campaña avanza en estos grupos hasta tal punto que uno de cada diez inoculados este otoño tenía menos de sesenta años, y la progresión con los mayores ha permitido duplicar en apenas de una semana el número de menores sesenta protegidos con el segundo refuerzo. Mientras tanto, la estrategia seguirá recuperando a los mayores de esa edad que hayan quedado atrás sobre todo por haber pasado el covid en los cinco meses anteriores a la cita.

El jefe del laboratorio de Virología del HUCA, Santiago Melón, fue ayer el ponente invitado de la festividad de San Alberto Magno. Como antiguo alumno de la Facultad de Biología –"Estoy en casa", admitió–, el virólogo repasó su trayectoria profesional desde que salió de la Universidad hasta hoy, con la pandemia del covid de por medio. Santiago Melón descarta que haya que vacunarse todos los años frente al coronavirus, pues no cree que el covid cambie tanto como para requerir más inyecciones como sí sucede con la gripe. El responsable de Virología del HUCA puso en duda la administración de la cuarta dosis. "Venimos de dos años muy malos y entiendo que lo que quieren es curarse en salud y vacunar, pero también está ahí el interés comercial de la industria farmacéutica", manifestó "a título personal". Melón detalló que la mortalidad por la gripe se estima en 15.000-20.000 al año, mientras que por el covid de ahora en adelante fallecerá "poquísima gente". El biólogo contó, a lo largo de una ponencia de casi una hora de duración, que las pruebas PCR no fueron una novedad para el HUCA cuando llegó la pandemia del covid. Las venían haciendo desde 1988 con el VIH. Lo que sí fue una novedad y un auténtico reto, dijo, fue la cantidad de pruebas diagnósticas que tuvieron que hacer. "De 40.000 que hacíamos al año antes, pasamos a procesar el doble en solo seis meses", recalcó. Y pasaron las grandes olas del covid y llegó la viruela del mono, con 59 casos detectados en Asturias. Aunque este virus parece controlado, el HUCA no para de buscar otros nuevos para estar alerta.

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