Lugones se rinde a Manuel Alberto Aragón, "el guaje de la calle La Ciega"

El jefe de la Comisaría de la Policía Nacional en Siero recoge con una gran ovación el galardón "Pueblo de Lugones", otorgado por la Agrupación Folclórica "La Sidrina"

En primer término, Manuel Alberto Aragón recoge el galardón de manos de Edita Reguera. En segundo plano, Rosa María Fernández, Ángel  García e Isabel Granda, miembros del jurado.  | L. P.

En primer término, Manuel Alberto Aragón recoge el galardón de manos de Edita Reguera. En segundo plano, Rosa María Fernández, Ángel García e Isabel Granda, miembros del jurado. | L. P.

Luján Palacios

Luján Palacios

Lugones (Siero)

Manuel Alberto Aragón Alonso, jefe de la Comisaría de la Policía Nacional de Siero, bregado en numerosos destinos internacionales y con cientos de vivencias a sus espaldas (vivió en primera persona el terremoto de Haití) no fue capaz de contener este viernes las lágrimas en el homenaje que le rindió su pueblo natal, Lugones, de la mano de la Agrupación Folclórica "La Sidrina".

El público asistente al acto de entrega del premio.  | L. P.

El público asistente al acto de entrega del premio. | L. P.

Se le quebró la voz en varias ocasiones a "aquel guaje de la calle La Ciega", el más pequeño de los tres hijos nacidos en el seno de una familia "humilde, formada por un joven trabajador de Explosivos Río Tinto de la factoría de Santa Bárbara y una modista hija de un molinero del Caleyu" que ayer noche recogió el galardón "Pueblo de Lugones", arropado por una pequeña multitud.

No quiso dejar pasar por alto Aragón sus raíces lugonesas, porque fue en la localidad donde "mis padres me inculcaron unos principios y unos valores que siempre he llevado a la práctica y que he trasladado a mis hijos; para conseguir algo en la vida hace falta trabajo, esfuerzo y sacrificio, respetar y hacer que te respeten, huir de la prepotencia, la arrogancia, la pedantería y la arrogancia", enumeró el Jefe de la Comisaría polesa.

Marcado por su infancia feliz, Aragón recordó los días sin "tablets ni móviles, los dispositivos que teníamos eran un balón, una bicicleta, el cielo sobre nuestras cabezas y la tierra debajo, en mi caso la Caleya del Barro, como llamábamos a la calle Torner". Sus aficiones le hicieron jugar en el Atlético de Lugones "a las órdenes de Enriquín el del Carbayu", y ser ciclista en el Club Genji "que dirigía Koke el de la farmacia".

Repasó también Aragón las fiestas de Santa Isabel y El Carbayu, que llegó a pregonar, las venturas en los alrededores de El Molín, el grupo de teatro local "Trasgos", del que formó parte en la niñez, su incorporación al grupo de baile de "La Sidrina", su participación en el conocido grupo de música "Modas clandestinas", del que fue bajista y con el que ganó la I edición del Concurso de Rock Villa de Gijón o sus colaboraciones con la Sociedad de Festejos Santa Isabel.

Antes que policía, fue Manuel Alberto Aragón camarero, repartidor de bebida, vendedor de ropa de niño y hasta vigilante jurado, pero fue en 1994 cuando "mi ingreso en la Policía Nacional supuso un giro en mi vida", relató. Durante más de diez años ha trabajado para organismos internacionales como la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, la Comisión Europea, Naciones Unidas o representando al Ministerio del Interior en destinos como Nigeria y Benín, junto con varias misiones internacionales en Europa y Asia. "Me sirvieron para valorar las pequeñas cosas y el país que tenemos", reconoció.

Y quizás por ello ayer se mostró tan emocionado y agradecido, porque "es un orgullo para mí poder poner a disposición de mi pueblo todo aquello que aprendí durante estos 30 años de profesión, llevar a la Policía Nacional a todos y cada uno de los vecinos de este pueblo". "Y quiero que tengáis presente que, ocupe el puesto que ocupe, fuere a donde fuere o estuviere donde estuviere, siempre llevaré a Lugones como bandera", remató antes de recibir un aplauso atronador.

Edita Reguera, presidenta de "La Sidrina", le hizo entrega de la escultura acreditativa, una pieza única de cerámica refractaria, es obra del Taller Laborna, de Balbona (Siero), para recordar siempre que " Manuel Alberto Aragón encarna como nadie los valores del cuerpo al que representa, una de las instituciones más queridas y valoradas por la sociedad".

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