Los incendios del Naranco cumplen dos años sin fecha aún para el juicio

Hay fechas que quedan marcadas a fuego en la memoria de una ciudad. Una de ellas, el 31 de marzo de 2023, cuando varios incendios amenazaron con arrasar el Naranco. Las llamas calcinaron 99 hectáreas por medio de lenguas de fuego que convirtieron en ceniza lo que encontraron a su paso. Fue el peor despertar en mitad de la noche para un centenar de vecinos de las localidades de Fitoria, Cuyences o Constante: el fuego llegó a escasos metros de sus casas. Muchos permanecieron durante horas a la expectativa, hasta que los bomberos lograron aplacar las llamas, tras un esfuerzotitánico. Un supuesto pirómano de Llanera, J. P. G., fue acusado de provocar el incendio. Este hombre permanece desde hace trece meses en prisión provisional en la cárcel de Asturias y se declara inocente, según destacó ayer su abogada, Arantxa Francesena. Sin embargo, la investigación conjunta iniciada por la Guardia Civil y la Policía Nacional, en colaboración con la Policía Local, es clara y contundente. Las imágenes de las cámaras de seguridad y el posicionamiento de su teléfono le delatan. Pendiente está de fijarse la fecha del juicio, pues el proceso continúa en fase de instrucción. La Fiscalía calificó hace un año los hechos como un delito de incendio con peligro para la vida de las personas. Las penas de prisión oscilan entre los diez y los veinte años de cárcel.

Aún queda tiempo antes de que se dicte sentencia. Puede haber cambios en la calificación de los hechos, pero los vecinos no han olvidado, dos años después, la terrible pesadilla. El despertar de las llamas se dató entre las 0.59 y las 1.01 horas de ese 31 de marzo de 2023. Según se desprende de la investigación, el sospechoso condujo su Renault Traffic por la carretera del Naranco y momentos después un incendio provocado se inició en un punto próximo a la carretera, en las inmediaciones de la parrilla Buenos Aires.

Después, emprendió el camino de vuelta, hecho que corroboraron varias cámaras de vigilancia de la Policía Local. Concretamente, el turismo fue captado por un dispositivo de la avenida de los Monumentos, la cámara de la rotonda de Fernández Villamil, la de la plaza de las Palomas de Pumarín y por el centro de control de mantenimiento de la autovía. Asimismo, se identificó al detenido en varios fotogramas captados por una cámara instalada en una estación de servicio de Cepsa.

Relevante durante el proceso de investigación ha sido el seguimiento realizado al teléfono móvil del sospechoso, que sitúa igualmente "sin duda" al detenido en el origen del incendio a la hora que aparecieron las llamas, según se señala en el auto judicial del juzgado de instrucción número 3 . Y a la jueza le llamó la atención el comportamiento del investigado. Constata que "no permaneció en horas nocturnas en su domicilio, y mantuvo tráfico telefónico, conductas que nunca habría realizado". Unos indicios cuya "solidez", apuntan "inequívocamente a su participación en los hechos".

La complejidad del incendio provocó que el Ayuntamiento decretase el nivel dos de la fase de emergencias. Un hecho que obligó al desplazamiento al monte totémico ovetense a la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en León. A las ocho de la tarde de ese 31 de marzo llegaron por fin las buenas noticias: las llamas habían sido sofocadas, aunque el aspecto del monte era desolador.

De forma paralela, se puso en marcha la investigación. Fueron nueve meses de pesquisas con continuo intercambio de datos. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad citaron al investigado a principios de febrero del año pasado para que compareciese en la comisaría de Buenavista. Allí mismo fue detenido. Tras permanecer en los calabozos, fue conducido ante el juzgado de guardia. Desde entonces, permanece en prisión a la espera de juicio.

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