Opinión
2 de abril: el autismo y los viajes de Gulliver
Por una sociedad en la que cualquier persona pueda vivir en igualdad
Érase una vez un tipo alto, muy alto, tan alto que tenía que agacharse para pasar por todas las puertas. Era tan alto que el pantalón no le llegaba a los tobillos, la camisa apenas le cubría medio brazo, y unos viejos y desgastados zapatos dejaban entrever sus larguiruchos dedos asomando por la ya más que rajada puntera.
-¿Por qué tengo la desgracia de medir 1,92m?, se preguntaba.
-¿Por qué no habré nacido cómo los demás?, a ellos todo les queda bien, todo está hecho a su medida, todo les encaja perfectamente.
Ser un gigante de un metro y noventa dos centímetros habitando en el más occidental de los países del Mundo Infinito, en el que el 97,8% de la población mide un metro cincuenta, es un verdadero problema. Las camas son demasiado pequeñas, las sillas producen dolor de espalda, entrar en muchos lugares resulta imposible por la escasa altura de los techos e incluso socializar con otras personas se vuelve una dificultad: eres el raro, eres el diferente. Has nacido mal porque nada te sirve, con nada ni con nadie encajas, estás roto y estropeado.
¿Y si esto no fuera así? ¿Y si se construyeran techos más altos? ¿Sillas de diferentes medidas? ¿Ropa de tallas poco convencionales? ¿Acaso está mal ser alto? No, no lo está salvo que vivas en un mundo construido única y exclusivamente por y para los bajos.
El 2 de abril es el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. No queremos globitos, ni figuritas de puzles, ni lucecitas azules ni chorradas varias que ni hemos pedido ni nos representan. Queremos un mundo construido para todos y para todas, un mundo en el que cualquier persona pueda vivir en igualdad de condiciones y con acceso a los mismos derechos de los que goza la mayoría de población típica. Un mundo en el que mi "silla" del trabajo sea la que me viene bien a mí y no la que te viene bien a ti, un mundo en el que la forma de enseñar en la escuela ya no sea sólo la que te va bien a ti si no que también exista otra que me venga bien a mí, un mundo en el que tu forma de comunicarte no sea la única válida y verdadera y se contemple la mía también, un mundo en el que se den oportunidades a las personas que las están reclamando desde hace mucho tiempo aunque no sean como tú, un mundo en el que se brinde ayuda y apoyo a aquellas personas que necesiten un poco más de nuestra parte, en definitiva, queremos un mundo.
No estamos rotos, estropeados, ni enfermos, al igual que Gulliver en la isla de Liliput, simplemente somos el diferente entre la mayoría. Tenemos voz y voto y nos vais a tener que escuchar. Estamos aquí y hemos venido para quedarnos.
Como cantaban "Los Bravos": ¿El loco soy yo? ¿O el loco eres tú? n
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