Desde Roma Plaza Navona, el antiguo estadio de Domiciano

El papa Inocencio X promovió el diseño actual de la plaza, uno de los máximos exponentes del barroco romano

La plaza Navona desde la fuente de Neptuno.

La plaza Navona desde la fuente de Neptuno.

María Teresa Álvarez

María Teresa Álvarez

Es uno de los lugares emblemáticos de la ciudad. Pocos turistas se van de Roma sin conocerla. Circundada por hermosos edificios, plaza Navona, se levanta en lo que fue el estadio de Domiciano, que podía albergar unos treinta mil espectadores. Su forma alargada, un tanto ovalada, mantiene las mismas dimensiones de su anterior actividad. Tiene 276 metros de largo por 106 de ancho.

Fue el papa Sixto V, quien decidió que se trasladase aquí el mercado que hasta entonces existía en el Capitolio. Sixto V, siempre preocupado por urbanizar la ciudad de Roma, había publicado un edicto en el que ordenaba que se eliminasen los salientes de los edificios y las obstrucciones de las calles. Ya en su tiempo se le dio el título de "Restaurator urbis". Él fue quien permitió a los judíos volver a vivir en Roma sin la obligación de permanecer en el gueto.

Pero sería, unos cincuenta años después, cuando el papa Inocencio X, perteneciente a la conocida familia de los Pamphili, decidió promover el actual diseño de la plaza, considerada hoy como uno de los máximos exponentes del barroco romano.

Inocencio X encargó a Bernini la creación de una de las tres fuentes que caracterizan la plaza. Es la más importante; la de los Cuatro Ríos, que está situada en el centro. Los ríos representados por espectaculares esculturas, pertenecen a los cuatro continentes conocidos entonces; Nilo (África), Ganges (Asia), Río de la Plata (América) y Danubio (Europa).

La exposición de El Greco.

La exposición de El Greco. / M. T. A.

La fuente aparece rematada por el obelisco de Domiciano de casi 18 metros de altura. Es hermosísima y fue inmortalizada en el cine , en "Ángeles y Demonios", al ser considerada uno de los altares de la ciencia, según la novela de Dan Brown. Las otras dos fuentes, la de Neptuno y la del Moro, dotadas también de hermosas esculturas, están situadas en los extremos de la plaza. Han sido realizadas por Giacomo della Porta.

Confieso mi debilidad por sumergirme en el ambiente de la plaza cuando el día empieza a decaer y todo aparece envuelto en una luz muy especial.

Uno de los hermosos palacios, ocupado hoy por la Embajada de Brasil, mandado construir por los Pamphili, fue la residencia de la polémica cuñada del papa, Olimpia Maidalchini, conocida como la "Pimpaccia de Piaza Navona", que se convirtió en la persona más cercana al pontífice, tratando de ejercer su influencia, dicen que siempre interesada. Doña Olimpia fue quien encargo a Pietro da Cortona, los maravillosos frescos que adornan las paredes de este palacio.

Se cuenta que desde 1652, bajo el auspicio de la familia Pamphili (aún vivían Inocencio X y su cuñada, doña Olimpia), cada sábado y domingo del mes de agosto, aprovechando la forma cóncava de la plaza, se inundaba su parte central cerrando los desagües de las fuentes, para convertirse en "El lago de Plaza Navona". No existe constancia de que doña Olimpia haya sido la promotora, pero es muy posible que sí.

El interior de la iglesia de Sant Agnese in Agone.

El interior de la iglesia de Sant Agnese in Agone. / M. T. A.

Teniendo en cuenta el protagonismo de esta mujer, la "Pimpaccia de Piaza Navona", no resulta extraño que muchos romanos piensen que su fantasma aún deambula por esta plaza y por la vecina de Campo di Fiori. Tal vez esta presencia de fantasmas haya influido en la escritora Kirsten Miller que elige esta plaza para que la protagonista de sus libros "Eternos" y "Deseos" conozca aquí a su alma gemela.

En otro de mis artículos desde Roma he hablado de doña Olimpia. Recuerdo que visité el museo Doria Pamphili, para ver los cuadros que Velázquez pintó del papa, Inocencio X y de ella. No tuve la suerte de ver la imagen de esta mujer plasmada por el genial sevillano. Sí el fantástico cuadro de Inocencio X, que, parece ser dijo al verlo "È tropo vero". Es posible que doña Olimpia pensara lo mismo del suyo y decidiera ocultarlo para la posteridad, pero no lo ha conseguido. En el año 2019 su retrato fue subastado en Londres.

Dicen que doña Olimpia mantuvo en secreto durante dos días la muerte del pontífice, para poder llevarse todo lo que le interesaba de las dependencias papales, abandonando luego el cadáver de su cuñado hasta que un cardenal, nombrado por Inocencio X, se hizo cargo de todo.

Los tarotistas en la calle

Los tarotistas en la calle / M. T. A.

Inocencio X, fue enterrado en San Pedro. Unos años después sus restos fueron trasladados a la iglesia de Sant’ Agnese in Agone, que, precisamente, él había mandado reconstruir aquí en Plaza Navona y que se encuentra justo al lado del palacio Pamphili.

El templo ya existía en el siglo VIII. Se decía que se levantaba en el mismo lugar en el que, según la leyenda, la joven Inés fue martirizada.

Del proyecto del edificio, que hoy se puede contemplar, se ocuparon en un principio los Rainaldi (padre e hijo), pero sería Francisco Borromini el encargado de terminarlo. La fachada cóncava de orden único de pilares y columnas. La alta cúpula y los campanarios gemelos, son los cambios que Borromini introdujo en la obra.

La enemistad entre Bernini y Borromini, conocida de sus contemporáneos, ha trascendido en el tiempo alimentando todo tipo de leyendas como la que sobrevuela esta plaza. Cuentan que Bernini hizo que la escultura del Nilo se tapase la cara con un velo para no ver la fealdad de la iglesia construida por Borromini y que la escultura del Río de la Plata, extendiese su brazo, expresando su miedo ante el posible derrumbe del edificio.

El retrato que hizo Diego Velázquez a Olimpia Maidalchini, cuñada del papa Inocencio X, llamada  la "Pimpaccia de Piaza Navona".

El retrato que hizo Diego Velázquez a Olimpia Maidalchini, cuñada del papa Inocencio X, llamada la "Pimpaccia de Piaza Navona". / M. T. A.

Ingeniosa leyenda, pero falsa. Sabemos que la Fuente de los Cuatro Ríos, de Plaza Navona estaba finalizada en 1651, y que las obras de la iglesia no se iniciaron hasta 1653.

Una iglesia que, su interior, destaca por la belleza de sus mármoles y que estos días se ha convertido en la sede de la exposición: "I cieli aperti. El Greco a Roma", con la que se inaugura el Jubileo Cultural de 2025, bajo el lema "Peregrinos de la Esperanza".

Plaza Navona es el lugar elegido por pintores, tarotistas, equilibristas, cantantes y vendedores ambulantes… Merece la pena visitarla, y los amantes de las excavaciones, además, pueden realizar una visita por el subsuelo de la plaza y recorrer las ruinas de lo que fue el estadio de Domiciano.

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