Ataques en Yemen

Al menos 80 muertos y más de 150 heridos en un bombardeo de EEUU a un puerto usado por los hutíes

El Comando Central de Estados Unidos aseguró que destruyó el puerto de combustible de Ras Issa, controlado por los insurgentes, a quienes acusan de beneficiarse de estas instalaciones para vender combustible y financiar sus operaciones

Más de 50 muertos y 120 heridos en un bombardeo de EEUU contra un puerto utilizado por hutíes en Yemen

PI STUDIO

Andrea López-Tomàs

Andrea López-Tomàs

Beirut

No hay tregua para Yemen. Un nuevo bombardeo estadounidense contra el puerto petrolero de Ras Isa, a orillas del mar Rojo, ha matado a 80 personas y otras 150 han resultado heridas. Así lo han informado medios vinculados a los hutíes del Yemen, que llevan más de un mes sometidos a los ataques aéreos del Ejército estadounidense. En un comunicado, el Comando Central de Estados Unidos ha anunciado que ha destruido el puerto de combustible de esta localidad, bajo control de la milicia miembro del Eje de la Resistencia liderado por Irán.

Estados Unidos acusa a los hutíes de beneficiarse en lo económico y lo militar de estas instalaciones para vender combustible que le permita financiar sus operaciones. Naciones Unidas, por su parte, ha denunciado que el 70% de todas las importaciones y el 80% de la tan necesaria ayuda humanitaria entra por ese puerto y los de Al Hudayda y Salif. En cambio, Washington y otros países denuncian que esta puerta de entrada al país es usada por los hutíes para importar y exportar petróleo de forma ilícita.

Los primeros cuatro bombardeos áreos se han llevado a cabo mientras la gente trabajada, por lo que ha sorprendido a los empleados y camioneros que se encontraban en el lugar en ese momento. El ataque ha provocado una condena generalizada en todo Yemen debido a las muertes de civiles y la importancia estratégica de Ras Isa. Las imágenes compartidas por medios yemeníes muestran explosiones masivas que iluminan el cielo nocturno sobre el mar, y cadáveres esparcidos por la zona portuaria. Se trata de una de las agresiones más mortíferas desde que Estados Unidos lanzó esta campaña el pasado 15 de marzo. 

A su vez, esta madrugada de viernes los hutíes han vuelto a desatar el pánico en Israel. Un misil disparado desde Yemen ha sido interceptado por las fuerzas aéreas del país, pero las sirenas se han activado en varias ciudades del centro de Israel, Jerusalén y la zona de Sharon, al norte de Tel Aviv. Antes de que sonaran las alarmas, el Ejército israelí ha anunciado que se había detectado el lanzamiento y que se habían activado los sistemas de defensa para interceptarlo. No se han reportado víctimas ni heridos.

Ofensiva en el mar Rojo

Desde Yemen, los hutíes han acusado a Washington de incurrir en un “crimen de guerra” por el bombardeo al puerto de Ras Isa. “Esta agresión completamente injustificada representa una flagrante violación de la soberanía y la independencia del Yemen y un ataque directo a todo el pueblo yemení”, han afirmado en un comunicado. “El ataque tiene como objetivo una instalación civil vital que ha servido al pueblo yemení durante décadas, con el fin de impedirle recibir suministros esenciales y castigarlo por su postura justa y equitativa en apoyo del oprimido pueblo palestino”, han añadido.

Tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 y la consecuente guerra contra Gaza, que ya se ha cobrado más de 51.050 vidas palestinas, los hutíes lanzaron una campaña de presión en el Mar Rojo. A parte del lanzamiento de drones y proyectiles contra territorio israelí, que la mayoría de las veces son interceptados antes de alcanzarlo, las aguas marítimas se han convertido en su principal campo de batalla. Allí, han atacado buques con banderas israeléis o de sus aliados, poniendo en jaque el comercio mundial. El 15% pasaba por esa ruta, aunque ahora ha sido obligado a desviarse rodeando África, elevando los costes de transporte.

El presidente estadounidense Donald Trump lanzó hace un mes una brutal campaña de bombardeos diarios contra los hutíes en Yemen, prometiendo su completa aniquilación. El primer día de la nueva ofensiva, Trump afirmó en redes sociales que el grupo “ha librado una campaña implacable de piratería, violencia y terrorismo contra barcos, aeronaves y drones estadounidenses y de otros países”. Pero esta renovada violencia, que ha provocado la muerte de más de 150 personas, no ha disuadido a los hutíes de seguir atacando buques de guerra estadounidenses e israelíes, y lanzar proyectiles hacia Israel.

"Crimen de guerra"

Inhabilitar el puerto de Ras Isa supondría un duro golpe para los hutíes. “Las ganancias de las ventas ilegales [de petróleo realizadas a través de este puerto] financian y sostienen directamente las actividades terroristas de los hutíes”, ha explicado el Comando Central estadounidense en su comunicado. “Las fuerzas estadounidenses tomaron medidas para eliminar esta fuente de combustible” para el grupo “y privarlos de ingresos ilegales que han financiado sus esfuerzos para aterrorizar a toda la región durante más de diez años”, ha añadido.

Por su parte, la milicia, que controla un tercio de Yemen, insisten que se trata de “un crimen de guerra en toda regla, dado que el puerto es una instalación civil, no militar, que sirve a todos los yemeníes y no es el dominio exclusivo de un grupo específico”. En cambio, el ministro de Información del Gobierno del Yemen internacionalmente reconocido, Muamar al Eryani, ha responsabilizado a los hutíes del ataque por “haber transformado esta instalación vital de una salida económica al servicio de los yemeníes a un centro de contrabando de armas y combustible iraníes y una fuente de financiación de sus actividades terroristas” durante toda una década. 

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