Un proyecto piloto de circularidad
Así se fabricaron, a partir de cenizas de biomasa, dieciocho millones de botellas de vino y este fue el papel clave que jugó Asturias
Acciona y la empresa vasca Vidrala fabrican 18 millones de botellas de vidrio a partir de escorias de biomasa tratadas en el lavadero del Batán y en Oviedo

Botellas de Vidrala fabricadas en el proyecto. / Vidrala

El vino nace de las uvas, es decir, de la tierra. Eso lo sabe el ser humano desde el Neolítico, época de la que datan los primeros indicios arqueológicos de su elaboración, en los montes Zagros, la cadena de cumbres que actualmente se extiende a lo largo de Irak e Irán. Los materiales del vidrio con el que se embotella la popular bebida también proceden de la naturaleza. Y las crecientes tendencias de economía circular –en la que las empresas reutilizan los materiales usados en un proceso industrial– permiten que las botellas sean aún más naturales. Ejemplo de esto último es un reciente proyecto piloto realizado al alimón por Acciona y la empresa vasca de envases de vidrio Vidrala, y en el que Asturias ha jugado un papel esencial. El resultado: 18,3 millones de botellas.
La iniciativa ha utilizado 230 toneladas de escorias (cenizas) de biomasa –materia orgánica vegetal o animal utilizada como fuente energética– obtenidas en el proceso de combustión de la planta de generación de electricidad renovable de Acciona en Briviesca (Burgos). La biomasa contiene un alto porcentaje de sílice, un compuesto mineral clave en la fabricación de vidrio.
A continuación, las 230 toneladas de escorias se destinaron a Asturias. En primer lugar, fueron tratadas en el Lavadero del Batán (Mieres), perteneciente a Hunosa. Tras su histórico uso para lavar carbón de la mina, y ante el cierre de las explotaciones hulleras de la región –el último ha sido el pozo Nicolasa–, en 2023 la instalación fue rebautizada como Batán Recovery, redirigiendo sus actividades al tratamiento y revalorización de materiales tanto de la industria siderometalúrgica como de otros sectores. En El Batán, las escorias de biomasa procedentes de Burgos fueron lavadas para separar el sílice de las sustancias desechables y, así, depurar su calidad como materia prima fabril.
El siguiente paso tuvo lugar en Oviedo, donde una empresa especializada realizó las labores de secado y molienda de los residuos.
El proceso culminó en la factoría de Vidrala en Llodio (Álava), donde las toneladas de cenizas ya tratadas fueron empleadas en la fabricación de 18,3 millones de botellas, la mayoría para vino y de tamaño estándar.
La reutilización de las escorias "ha permitido reducir significativamente el uso de arena de sílice y sustituir parte del carbonato de sodio, lo que optimiza el proceso de producción y disminuye la huella ambiental del proceso", señalaron Acciona y Vidrala en un comunicado.
"Al incorporar subproductos como las escorias de biomasa en nuestro proceso productivo, no solo reducimos el uso de materias primas vírgenes, sino que también disminuimos nuestra huella ambiental, impulsando un modelo de producción más eficiente y alineado con la economía circular", afirmó Galo Álvarez, director de Sostenibilidad de Vidrala.
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