El último accidente mortal en el interior de un pozo asturiano fue en 2011 en el Candín, en Langreo

Los trabajadores fallecidos en la minería regional en los últimos tiempos ejercían tareas de mantenimiento

La ambulancia junto al botiquín del Pozo Candín el 26 de agosto de 2011

La ambulancia junto al botiquín del Pozo Candín el 26 de agosto de 2011 / LNE

David Orihuela

David Orihuela

Langreo

El accidente mortal en la mina de Cerredo ha hecho rememorar las distintas tragedias de la minería asturiana. El último minero asturiano fallecido no murió en Asturias, sino en León, en el Pozo Emilio del Valle, en Santa Lucía de Gordón. El lenense José Luis Arias perdió la vida en un trágico siniestro en el que fallecieron otros cinco mineros en octubre de 2013.

Hay que remontarse hasta 2011 para encontrar el último fallecido en accidente laboral en el interior de un pozo de carbón en Asturias, fue  en el Pozo Candín (Langreo), en la Cuenca del Nalón. El 26 de agosto de 2011 fallecía Rafael Molero, un trabajador de 44 años que quedó atrapado entre una máquina y una tolva (vagón) de carbón. Estaba especializado en el tajo mecanizado de este pozo. El anterior accidente mortal tuvo lugar el 30 de junio de 2008 en el pozo Monsarco, donde un minero de 38 años fue aplastado por una vagoneta de carbón mientras trabaja en el interior del pozo.

Las muertes más recientes han tenido lugar fuera de las entrañas de la tierra, en las tareas de mantenimiento de los pozos ya cerrados. El último accidente mortal tuvo lugar precisamente en Cerredo, donde hoy han perdido la vida al menos cinco trabajadores. El 25 de agosto de 2022 Richard Daniel Sander, conocido en Cerredo como "Sander", falleció tras despeñarse por una ladera de la mina el camión en el que viajaba junto a un compañero que resultó herido grave en una pierna.

También en tareas auxiliares a la actividad minera trabajaba el gijonés Marcos Menéndez cuando perdió la vida el 31 de julio de 2019 en la térmica de La Pereda, en Mieres, propiedad de Hunosa. El trabajador se precipitó desde una altura de 19 metros en el interior de la chimenea de la térmica.

El 19 de enero de 2016 fallecía en el exterior de la mina de Carballo, en Cangas del Narcea, el joven Fernando Frade, de 27 años. El joven se encontraba en el exterior de la mina, en la parte de la escombrera, cuando se produjo una explosión. En el momento del accidente, la víctima se encontraba sola mientras sus dos compañeros de turno continuaban trabajando en el interior de la explotación. El ruido de la detonación alertó a los trabajadores, que salieron al exterior y se encontraron con el cuerpo sin vida de su compañero. Además, la explosión alarmó a los vecinos de los pueblos cercanos.

Con el cese de la actividad extractiva el número de accidentes laborales en el sector minero se ha reducido drásticamente. Según datos del Observatorio de Condiciones de Trabajo del Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales, en enero de este 2025, los últimos datos disponibles, han resultado heridos 22 trabajadores de la industria extractiva asturiana. El sector cuenta con 1.574 trabajadores de los que 1.442 son hombres y 153 mujeres. Respecto al año pasado, según el avance del informe anual del Instituto, que se cerrará en abril, resultaron heridos graves tres trabajadores, otros 323 hombres y dos mujeres sufrieron heridas en todo 2024.

Las cifras distan mucho de principios de siglo con las minas funcionando. En el año 2000, el sector extractivo en Asturias registró 10.017 accidentes. De este total, 9.941 accidentes fueron leves y 60 graves. Hubo 16 muertes en las minas de la región.

El accidente más grave recordado en Asturias en los últimos años es sin duda el del  Pozo Nicolasa, precisamente el último pozo asturiano en cerrar hace apenas unos meses, en diciembre de 2024. En la historia del Nicolasa quedó marca la trágica fecha del 31 de agosto de 1995. Una explosión de grisú segó la vida a casi todo un relevo nocturno de la mina. Murieron diez mineros asturianos y cuatro checos que trabajaban en la capa octava del pozo, entre la cuarta y la quinta planta, a unos 400 metros de profundidad

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