Cuando Antonio Cores conoció a Pablo Picasso

El Bellas Artes muestra, en una exposición que inaugura hoy, las instantáneas que el asturiano tomó durante su encuentro con el artista

Antonio Cores, durante la inauguración de la muestra de 2007 en el Bellas Artes. | LNE

Antonio Cores, durante la inauguración de la muestra de 2007 en el Bellas Artes. | LNE / Franco Torre

Franco Torre

Franco Torre

Oviedo

Pablo Picasso le hizo, una vez, una foto a Antonio Cores. Fue una tarde de mayo de 1966, en la terraza de Nôtre Dame de Vie, en Mougins. Cores viste de traje y corbata negros, sobre camisa blanca. Como Mastroianni en "Ocho y medio". Mira a cámara de reojo. A su lado posa una mujer morena, cuya mirada huye del plano. Es Jacqueline Roque, la segunda esposa de Pablo Picasso, su última compañera, pese al "fraudulento" empeño de Orson Welles de meterle a Oja Kodar por el ojo. La fotografía, en color, tiene un tercer protagonista: es el propio Picasso, el hombre que ha tomado la instantánea.

Fotografías de Antonio Cores. Arriba, por la izquierda, Picasso y Jacqueline Roque en el Museo de Antibes; Antonio Gades baila ante Dominguín, Picasso y Emilio de Diego (a la guitarra) en el restaurante chino de Cannes, y el retrato de Picasso con gorra y fumando. Junto a estas líneas, a la izquierda, Rafael Alberti, Picasso, Dominguín y Gades; a la derecha, la foto de Cores y Jacqueline tomada por Picasso. | Museo de Bellas Artes de Asturias

Picasso y Jacqueline Roque en el Museo de Antibes. / Franco Torre

El encuentro entre Picasso y Antonio Cores se desarrolló entre el 5 y el 20 de mayo de 1966, en las mismas fechas en las que se desarrollaba aquel Festival de Cannes en el que Anouk Aimée ("Un hombre y una mujer") y Julie Christie ("Doctor Zhivago") competían por el corazón del público. Durante aquella estancia en Mougins, Picasso tomó una foto, esa de Cores y su esposa en la terraza, y el fotógrafo setenta y tres. El Museo de Bellas Artes de Asturias luce ese fondo (que ya protagonizó una primera exposición en 2007), en una muestra que se inaugura hoy, y que se enmarca en las actividades impulsadas por la gran pinacoteca regional para conmemorar el medio siglo de la muerte del genio malagueño.

Cuando Antonio Cores conoció a Pablo Picasso

Cores y Jacqueline tomada por Picasso. / Franco Torre

Antonio Cores llevaba el arte en la sangre. Aunque nacido en la gaditana San Fernando, aquel 1936 en el que España se devoró a sí misma, sus raíces eran netamente asturianas. Era nieto, ahí es nada, de José Uría y Uría, el autor de "Después de una huelga", y tenía un refugio perenne en el palacio de Meres, en Siero, propiedad de su familia. Fotógrafo de raza y dotado de un inconquistable espíritu aventurero, durante su dilatada trayectoria atravesaría América y África, y en la Nochebuena del 74 lo perdió todo en un naufragio en la playa de Puerto de la Plata, en un episodio que hubiera hecho las delicias de Hugo Pratt. Pero mucho antes de todo eso, Cores conoció a Pablo Picasso.

Cuando Antonio Cores conoció a Pablo Picasso

Antonio Gades baila ante Dominguín, Picasso y Emilio de Diego (a la guitarra) en el restaurante chino de Cannes. / Franco Torre

Fue en abril de 1966 y el "culpable" (más bien el cómplice) fue un amigo común: Luis Miguel Dominguín. El torero, fotógrafo aficionado, introdujo en el círculo de Picasso a Cores, ansioso por conocer al autor del "Guernica", bajo el pretexto de que le llevase a Mougins unos álbumes con fotografías que se había olvidado. Era un pretexto, claro.

Cuando Antonio Cores conoció a Pablo Picasso

El retrato de Picasso con gorra y fumando. / Franco Torre

Aquel treintañero con flequillo de raíces asturianas congenió con Picasso, que a sus 85 mantenía una envidiable vitalidad. Un mes después, Cores retornó a Mougins para hospedarse en la casa de Picasso, durante dos intensas semanas. Fue en esa segunda estancia cuando el fotógrafo tomó su asombrosa serie de instantáneas, que arrojan una mirada singular al mundo íntimo del artista, con su Minolta con objetivo de 57 milímetros. Algunas alcanzan el carácter de icónicas, como un espectacular retrato de Picasso, con gorra y fumando, o las de una velada en Cannes con Dominguín, Rafael Alberto, Emilio de Diego y el bailarín Antonio Gades. Otras tienen además valor documental, como las que muestran al artista recorriendo el Museo de Antibes, una de las instituciones bendecidas por la generosidad del artista, o en el taller de cerámica de Madoura. El colofón es esa única foto en color, en la que Antonio Cores posa junto a Jacqueline Roque en la terraza de Nôtre Dame de Vie, en Mougins. Una fotografía de Pablo Picasso.

Cuando Antonio Cores conoció a Pablo Picasso

Rafael Alberti, Picasso, Dominguín y Gades. / Franco Torre

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