Las grandes manifestaciones que en la década de los ochenta llenaron las calles gijonesas, especialmente las de la zona Oeste, están aún muy vívidas en el imaginario colectivo. En un territorio marcadamente obrero, las reivindicaciones por conseguir un futuro mejor fueron durante años una constante y en la actualidad siguen insuflando el espíritu de los colectivos vecinales que tuvieron en ellas su germen. La lucha ha cambiado, cierto es, pero la necesidad de contribuir a un bien común sigue estando tan presente como entonces