Opinión

Salas

El día después

ayudasdana@valencia.es la oficina única habilitada desde el ayuntamiento de València para la coordinación de todas las empresas, agrupaciones y entidades que quieran colaborar con los afectados por la DANA. Aun en estado de shock tras una jornada de pesadilla, los diferentes protagonistas del terrible suceso que se ha llevado por delante a casi un centenar de víctimas mortales, dejando heridos de distinta gravedad y personas aún desaparecidas, pasan a hacer balance.

Es tiempo de contar quien falta, de mirar alrededor y empezar a procesar lo que ha ocurrido. Escuchamos en los medios los testimonios de los afectados que, con el relato repetido de sus respectivas experiencias, necesitan escuchar su propio discurso varias veces para encontrarle un sentido. Repasar mental y verbalmente una y otra vez todo lo vivido: Las sensaciones, los sonidos, las imágenes que aparecen como flashes ante sí. Una experiencia de alto impacto emocional que dejará su huella en muchas personas, y un doloroso recuerdo que pervivirá en la sociedad.

Ante situaciones tan extremas, en las que el instinto de supervivencia se activa, no dejo de maravillarme con los lazos de hermandad que se despiertan al mismo tiempo. “Corred que viene el agua”, “Salid de ahí”, “Venid con nosotros”, … Son gritos que se lanzaban unos a otros entre los grupos de afectados para sobrevivir en conjunto. Porque cuando la alarma interior se enciende, nuestros roles más primarios filtran la información prescindible para convertirnos en aquello que somos en esencia. Quién lidera, quién salva, quién se sacrifica, quién se paraliza, quién busca ayuda, quién se esconde, etc.

Es absolutamente legítimo, y nuestras reacciones son tan primarias que ni siquiera nosotros mismos, nosotras mismas, las comprendemos. La razón parece que se apaga y nos posee la acción. Una extraña lucidez se adueña de nosotros. Las catástrofes y el peligro vital nos han acompañado desde nuestro mismo origen. Y cuando nos encontramos ante ellas de nuevo, algo dentro de nuestra interioridad individual se despierta, nuestro yo auténtico. Pero ¿por qué será que nuestra preocupación por los demás se acrecienta? ¿Por qué, en aquellos momentos, no nos paralizan las etiquetas o los prejuicios? ¿Qué es lo que nos hace empatizar tan profundamente con quien tenemos al lado ante una situación vital, que hace que nos sintamos parte de un todo? Francamente, imagino que será por el mismo instinto de supervivencia. Por comprender que solos somos más frágiles. Porque encontramos sentido al sufrimiento intentando aliviarlo. Porque podemos aportar y superar juntos, juntas, las situaciones más extremas.

Ya ha pasado el peligro. Aún queda un larguísimo y difícil camino. La reparación logística y de infraestructuras no va a ser fácil. Poco a poco, se irá consiguiendo. La sanación de las heridas, tampoco. No hay que subestimar el recorrido emocional post-traumático por el que tantísimas personas han de transitar ahora. Aún inmersas en las preocupaciones más inmediatas de cubrir sus necesidades básicas, y arropadas por la solidaridad admirable de tantísimos individuos, tendrán que aprender a cuidar de su salud mental y a gestionar las consecuencias emocionales que esta terrible calamidad va a suponerles.

Lejos de ser un signo de debilidad, es una necesidad del cerebro humano la de procesar las experiencias vividas. El acompañamiento profesional, el apoyo sociofamiliar y del entorno, son claves para poder avanzar entre la niebla que se levanta durante la resaca de este tipo de situaciones, y paliar sus secuelas. Dejaos cuidar. Es tiempo de sanar.

Habilitan un teléfono de atención psicológica gratuita para personas afectadas por la DANA. La Fundación Vivofácil ha habilitado un servicio de atención psicológica gratuita para atender y acompañar a las personas afectadas por la DANA a través del teléfono 91 999 61 18. Todo mi ánimo y mi apoyo a quienes sufren. 

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