Entrevista | Alejandro García Álvarez-Busto Arqueólogo y profesor de la Universidad de Oviedo

Alejandro García Álvarez-Busto, arqueólogo: “A finales del Reino de Asturias, en Cornellana hay ya un centro de poder con una propiedad señorial, donde luego se fundará el monasterio”

“Es un interrogante dónde estaba la sala capitular románica. Creemos que estaría en el ala oriental del claustro, porque allí se conserva un arco bien trabajado”

Alejandro García Álvarez-Busto

Alejandro García Álvarez-Busto / Irma Collín

Ángela Rodríguez

Ángela Rodríguez

Cornellana (Salas)

Hace más de veinte años que Alejandro García Álvarez-Busto comenzó a excavar a la vera del Narcea, en Cornellana. Arqueólogo y profesor en la Universidad de Oviedo, es voz experta y uno de los asesores consultados para dar forma a la colección de libros editada, recientemente, por LA NUEVA ESPAÑA, "Monasterios de Asturias". Esta tarde, ofrecerá una conferencia en la abadía salense de San Salvador, sobre la evolución constructiva del inmueble, que atraviesa su segunda fase de restauración. “El milenario ha servido para poner el foco en Cornellana. Esperamos que el próximo año y los siguientes no se olvide el monasterio. A veces pasa”, apunta. 

-Es conocedor de muchos monasterios asturianos, ¿cuál es el papel del de Cornellana en ese mapa regional?

-Cuando estudiamos un sitio lo consideramos el más importante, pero poniéndolo en contexto, en Asturias hay dos grandes monasterios, a todos los niveles, de señorío, siervos, capacidad de producción de riqueza, y eso se traduce en arquitectura. Están el de Corias y el de San Vicente (Oviedo), que serían de Champions League. Y, luego, vendrían los cabeza de liga doméstica, donde tiene una posición importante Cornellana. Aunque, dentro del contexto asturiano, no deja de ser un monasterio mediano. Asturias, precisamente, por sus condiciones geográficas e históricas nunca generó grandes centros señoriales, que es lo que son los monasterios. No son comparables los monasterios asturianos con los grandes monasterios castellanos o de La Rioja. Aunque, en cualquier caso, son muy interesantes. 

-Esta tarde hablará en Cornellana de la evolución del cenobio… ¿Qué podremos aprender?

-Haré un recorrido por la evolución del monasterio desde los orígenes hasta la actualidad. Con un enfoque didáctico y divulgativo y más siendo en Cornellana. La idea es transmitir a los vecinos qué sucedió allí. Cornellana, en 1836, es desamortizada, con el Decreto de Mendizábal los monjes son abandonados y el Estado se queda con el edificio, lo que supuso su abandono y expolio. Quitando la iglesia que se reconvirtió en iglesia parroquial, cuando entras ahora en el edificio lo ves casi como un cascarón vacío. Y, de mano, es muy difícil hacerte una idea de cómo era en época de su uso por los monjes. Por otro lado, cuando estás enfrente del monasterio lo ves en su fase final de construcción. Ves un monasterio barroco de los siglos XVII y XVIII. Nuestra labor, en esta investigación en la que participan diferentes especialistas, es ir tratando de descubrir esas fases constructivas que hubo anteriormente. A priori puedes pensar que no queda nada, pero cuando te pones a excavar te das cuenta de que hay restos. Conjugando todas las fuentes de información podemos tener la evolución de lo que ocurrió, no solo en estos últimos mil años… La historia empieza antes…

-¿Cuál es el origen del monasterio que admiramos hoy?

-La historia constructiva la englobo en diez grandes fases. Todos tenemos en la mente la fecha de 1024 cuando la infanta Cristina funda el monasterio. Pero, la pregunta es, ¿por qué lo fundó allí? ¿Qué había antes allí? ¿Surge de la nada o había algo ya? Para responder a eso, la documentación escrita da información, pero llega hasta un punto. La investigación arqueológica da más profundidad y ahora ya sabemos que, antes de 1024, ya había una propiedad señorial. En 2001, en una excavación que hicimos Gema Adán y yo, pudimos comprobar que al lado de la iglesia románica actual, pero cortada por ella, aparecían unas construcciones de edificios donde se había vivido. Pudimos fechar el uso de esas construcciones, que estaban muy bien edificadas, y nos llevaron al siglo X. Excavamos también en la base de la torre más antigua del monasterio, que es románica y comprobamos que había otra anterior. En esa época de finales del Reino de Asturias, hay un centro de poder ya con una propiedad señorial, lo que se denomina una villa, presidida por una torre y una serie de construcción en la que vivía ya una aristocracia que estaba muy cercana a la familia regia. ¿Por qué allí? Desde esa torre, hicimos un cálculo de la visibilidad y, a una altura de unos quince metros, se veía La Ponte Vella, el puente de época medieval, el que permitía salvar el río Narcea. Un lugar históricamente muy importante, donde se cree que tuvo lugar la batalla entre Ramiro y Nepociano. Tiene sentido que esta villa, con esta torre, estuviese controlando este paso con el puente que, después, será paso del Camino de Santiago. Con lo que eso supone de comerciantes y peregrinos. Estos serían los orígenes del sitio, y luego ya empieza lo que sería el Monasterio. 

-Aquella construcción de 1024 tampoco se parecía al monasterio actual, ¿cómo era?

-El monasterio que fundó la Infanta Cristina debía ser muy sencillo. Se llaman, de hecho, monasterios propios. Eran como una propiedad señorial con una iglesia. Cuando pensamos en un monasterio nos viene a la cabeza sobre todo un claustro, pero, para que eso se diera en Cornellana, hay que esperar a que el bisnieto de la Infanta Cristina, Suero Vermúdez, en el año 1122, dona el monasterio inicial a la congregación de Cluny. Y ahí sí que hay un abad al cargo y tratan de seguir una vida regular monástica. Entonces es cuando se construye el monasterio con un claustro y la iglesia. 

-¿Qué queda de aquellos inicios románicos?

La iglesia la hemos conservado, más o menos, como era en la época románica, en el siglo XII, pero el claustro fue muy transformado en época moderna. Fuimos encontrando pequeños retazos. Por ejemplo, nos llamó mucho la atención una puerta que hay en la parte alta del muro sur de la iglesia. Ahora mismo la vemos descontextualizada, pero si la relacionamos con el plano del que podía ser el claustro románico vemos que se corresponde con la puerta del dormitorio común. Los monjes, en esa época, dormían en una misma sala y tenían que rezar cada dos o tres horas. Por la noche, tenían que bajar al rezo de maitines a la iglesia, y esta es la puerta por la que tenían acceso directo desde el dormitorio. Desde el piso alto al coro bajo de la iglesia. 

-¿Queda mucho por descubrir de aquella época?

-La arquitectura románica es una parte muy importante de Cornellana, que ahora mismo está muy oculta. Otro espacio, por ejemplo, importantísimo en el monasterio medieval, es la sala capitular. Donde se reunían los monjes presididos, por el abad para leer y también resolvían allí todo lo que les incumbía en el día a día del monasterio. Es un interrogante donde estaba la sala capitular románica. Creemos que estaría en el ala oriental del claustro, porque allí se conserva un arco bien trabajado. Lo que pretendemos ahora es que, cuando se rehabilite el edificio para un uso ya definitivo, se puedan ir recuperando estos elementos que están medio ocultos para que se visualice mejor esta arquitectura románica del monasterio. La joya, sin duda, es la portada de Macaroni. 

-Aunque el monasterio primigenio no fuera como el actual, era una construcción importante en el entorno…

-Desde luego, las aldeas en buena parte eran cabañas con cubiertas vegetales. Los campesinos vivían en unas condiciones muy básicas, y ver un edificio que tenía un torreón y esa decoración escultórica en la portada tenía que impresionar

-La arquitectura del monasterio es una de las cuestiones que también se recogen en el libro que usted firma junto a otros expertos y que se presentará próximamente…

-Sí, es un libro coral en el que participan 14 especialistas. Llevamos excavando ya más de veinte años en Cornellana y fue muy importante el trabajo que hizo allí, por ejemplo, Gema Adán. Este libro es un homenaje para ella y una puesta al día de todo lo que se conoce del monasterio, a partir de investigaciones y diferentes perspectivas como la arqueológica, histórica y también antropológica, a partir de los esqueletos que fueron apareciendo. Desde muchas perspectivas diferentes. La Fundación Valdés-Salas lo propuso y no podíamos dejar pasar la oportunidad. Había investigación, pero se había publicado poco. La intención es darle un discurso continuo y coherente. Por un lado, viene muy bien porque no deja de ser contenido histórico para conocer el monasterio, pero también toda esa información sirve para guiar la propia restauración del edificio. Habrá zonas en las que se pueda o se deba excavar y, a lo mejor en otras zonas, no conviene. 

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