Entrevista | Luis Carlos Albo Aguirre Decano emérito del Colegio de Abogados, recibe hoy la Cruz al Mérito en el Servicio
"La unificación de los Juzgados no puede dilatarse y el sitio es Llamaquique"
Luis Carlos Albo lleva 56 años trabajando y no tiene pensado colgar la toga "hasta que empiece a patinar". Hoy recibe en Oviedo la Gran Cruz al Mérito en el Servicio, la más alta distinción que otorga el Consejo General de la Abogacía Española

Luis Carlos Albo Aguirre, en su despacho de Oviedo. | IRMA COLLÍN
Buen jugador de mus, cerrado del Athletic de Bilbao y enamorado de Asturias desde que llegó a Oviedo, hace ahora 56 años, para estudiar la carrera y convertirse en letrado. Luis Carlos Albo (Basauri, Vizcaya, 1951), decano emérito del Colegio de Abogados de Oviedo, ha dedicado su vida a la profesión y todo ese esfuerzo será recompensado hoy cuando reciba la Gran Cruz al Mérito en el Servicio, la más alta distinción que concede el Consejo General de la Abogacía Española. El acto tendrá lugar en el Colegio de Abogados a partir de las seis y media de la tarde.
-¿Qué significa para usted recibir este reconocimiento?
-Pues es todo un honor, sobre todo porque se valora toda una trayectoria y porque viene de mis propios compañeros, que fueron los que me propusieron.
-¿Cuáles cree que fueron sus méritos? Y no sea modesto.
-Los méritos son compartidos con todas las personas que han trabajado conmigo en el Colegio de Abogados de Oviedo durante tanto tiempo. Hay que tener en cuenta que yo estuve en cinco juntas de Gobierno distintas y eso supone veinte años de dedicación. En el último periodo, que fue el que estuve como decano, nos juntamos un buen equipo y conseguimos poner en práctica muchas de las ideas y proyectos que se habían fraguado anteriormente.
-¿Qué logros destacaría de su época como decano?
-Si fueron o no logros deberían decirlo los demás, pero lo que sí puedo destacar es aquello que a mí me produjo más satisfacción. Entre otras cosas, me quedo con que logramos rematar el reglamento del turno y asistencia jurídica gratuita, que ya se venía gestando anteriormente y se aprobó en 2019. También fue muy gratificante la eclosión del Centro de Estudios del colegio en cuanto a formación continuada, el asentamiento de la Comisión de Igualdad o la consolidación de las Jornadas de Deontología. No obstante, quiero dejar claro que ya había habido un trabajo previo.
-¿Y qué espina le quedó clavada?
-Pues yo creo que todo lo que estaba en nuestro programa lo hicimos, a pesar de la pandemia. Otra de las cosas que conseguimos fue la creación del Instituto de Mediación del Principado de Asturias (IMPA) junto con el Colegio de Economistas y con el apoyo de la Cámara de Comercio de Oviedo. Una de las cosas que se quedó coja es la Fundación del Colegio, que puede ayudar a muchos compañeros si tienen problemas económicos y aún no está bien desarrollada. En materia del turno de oficio también se consiguieron cosas, aunque quedan mejoras por hacer
-Todos los abogados se quejan del turno de oficio.
-Es que los compañeros adscritos al turno de oficio están muy bien preparados, hacen un gran trabajo y eso no está bien compensado.
-Es usted decano emérito, ¿sigue vinculado al Colegio de Abogados de forma activa?
-Más bien de forma institucional. Mi relación con el actual decano, Antonio González-Busto, es muy buena pero mi vinculación es más bien institucional.
-¿En qué ha cambiado la abogacía desde que usted empezó?
-Pues ha cambiado mucho. Cuando yo empecé a ejercer ya estaba cambiando el Código Civil y eso fue muy importante porque marca a todos los demás órdenes, empezando por el Contencioso. Por no hablar de la multiplicidad de medios y tecnologías que antes no teníamos.
-Hablando de tecnologías, ¿cree usted que la Inteligencia Artificial podrá sustituir algún día a un abogado o a un juez?
-Lo que tengo claro es que la labor del profesional de la abogacía no se puede dejar en manos de una máquina. Hay países que usan la Inteligencia Artificial, pero eso exige una segunda lectura y un control por parte de los jueces o los abogados. Yo sigo confiando en las personas, en su trabajo y en su ética, aunque también hay que aprovecharse de las cosas que tiene la tecnología y son positivas.
-¿Qué diagnóstico haría del sistema judicial?
-Siempre distingo entre Asturias y España. Asturias goza de muy buena salud en este sentido. Es cierto que hay órganos judiciales que están un poco peor por carencia de medios, pero en general hay buen nivel. Sin embargo, en España no se camina en esa dirección.
-¿No haría ninguna reforma?
-La primera, sin ninguna duda, sería unificar las sedes judiciales de Oviedo. Es algo que no puede dilatarse.
-¿Cree que el lugar idóneo es Llamaquique?
-El mejor lugar es Llamaquique, de eso no cabe ninguna duda.
-¿Hay algún caso que no olvide de toda su carrera?
-Ha habido muchos, pero lo que no olvido es la felicidad de las personas a las que he representado cuando las cosas nos salen bien.
-¿Hasta cuándo tiene previsto seguir ejerciendo?
Sigo ejerciendo, aunque estoy más relajado. La profesión me encanta y no me gustaría dejarla nunca, pero ya les he dicho a mis hijos y a las personas que trabajan conmigo que si algún día patino me lo hagan saber. Porque a uno le guste ponerse la toga no se puede dar un mal servicio a los clientes.
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