Guerra comercial
Xi inicia una gira para cortejar al sudeste asiático, la zona más castigada por los aranceles de Trump
Los gravámenes del republicano se han cebado especialmente en estos mercados para desincentivar las inversiones de Pekín

El presidente de China, Xi Jinping, y el secretario general del Partido Comunista de Vietnam, To Lam, durante la visita del primero a Hanoi, este lunes. / NHAC NGUYEN / AP

No hay asiáticos con más orgullo ni más justificado que los vietnamitas tras haber echado a patadas en medio siglo a franceses, estadounidenses y chinos. Y cuando Washington les impuso unos aranceles criminales del 46%, corrió su Gobierno a pedir cita para lo que Donald Trump definiría después como "besarles el culo". No es orgullo, pues, sino supervivencia. Vietnam es el primer destino de una gira por el sudeste asiático de Xi Jinping, presidente chino, atareado estos días en vender su alternativa fiable frente a las funestas extravagancias estadounidenses.
En la víspera ha repetido Xi la homilía oficial de las últimas semanas. No hay ganadores en las guerras comerciales, el proteccionismo es una vía muerta y urge proteger el comercio internacional y sus cadenas de suministro. Lo ha hecho esta vez en un artículo publicado en el diario vietnamita 'Nhan Dan'. Sus siguientes paradas, en un viaje de cinco días, son Camboya y Malasia. No había pisado la primera en nueve años ni la segunda en 12. Todo apunta a la excepcionalidad. La agencia de noticias oficial Xinhua recogía el viernes un artículo para cada destino. "Tradición, té y mañana: las historias de Xi Jinping en Vietnam"; "El agua que fluye no puede ser detenida: cómo Xi Jinping promueve la amistad entre China y Malasia"; y "Xi Jinping y sus amigos férreos de Camboya".
A través de la diversificación de mercados ha minimizado China el impacto en la presente guerra comercial. Sus exportaciones a Estados Unidos han pasado del 19% del total al inicio de la primera, ocho años atrás, al 14%. El sudeste asiático es el más beneficiado. La ASEAN, la organización que agrupa a los países de la zona, superó en 2023 a Estados Unidos y la UE como el principal destino de las exportaciones chinas, según sus aduanas.
Sus gobiernos están abonados al equilibrio desde que Barack Obama decretó el giro al Pacífico. De Pekín les irrita que actúe por la vía de los hechos consumados en los numerosos conflictos territoriales en el mar del Sur de China pero temen que la pulsión estadounidense por pisarle todos los callos a su rival geopolítico les deje un conflicto fatal en su zona. A la ASEAN castigó Trump con sus aranceles más salvajes en aquel "día de la liberación" para desincentivar las inversiones chinas en la zona y taponar las grietas de su muro proteccionista. El contexto favorece el mensaje chino: Washington es, en el peor caso, el responsable de su inquietante horizonte económico. En el mejor, por ese baile de aranceles impuestos y levantados, un tipo veleidoso y poco fiable.
El caso de Vietnam
Vietnam epitomiza el cuadro. Fue la campeona de la primera guerra comercial. Muchas multinacionales movieron sus fábricas a Vietnam buscando los bajos salarios que ya no ofrecía China pero sí el mismo gobierno sólido y abierto a la inversión extranjera. Pensaron, además, que sus exportaciones quedarían a salvo si regresaban los guantazos arancelarios. Vietnam se ha erigido en la otra fábrica global de Asia, especialmente en ropa y zapatería, y con sus crecimientos económicos robustos planea su Gobierno alcanzar unas rentas altas en 2045. Pero su exuberancia productiva también la hizo más sensible a las exportaciones. El 90% de su PIB descansa en ellas y un tercio depende de Estados Unidos. Los aranceles del 46% que impuso Trump, incluso otros mucho más bajos, arruinan la hoja de ruta económica vietnamita.
Fue estéril el cortejo de Hanoi a Washington tan pronto Trump anunció su reparto arancelario global. La tasa recibida le generó tanto estupor como pavor. Desde entonces ha encadenado su Gobierno medidas para aplacar su ira. Impedirá que desde su país lleguen productos chinos a Estados Unidos, limitará las exportaciones sensibles a Pekín, levantará todos los aranceles a los productos estadounidenses y ampliará su lista de la compra a Washington. También Camboya, con aranceles del 49%, y Malasia, del 24%, buscan negociar con Trump. China, mientras, les propone estos días buscar "los intereses comunes y arreglar las diferencias".
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