Dime en qué trabajas y te diré cómo debes cuidarte
Cada tipo de empleo plantea riesgos específicos para la salud: desde el sedentarismo en oficina hasta la exposición solar en exteriores. Cinco especialistas de Quirónprevención explican cómo prevenir lesiones y mejorar tu bienestar en el trabajo.
El objetivo final de los servicios de prevención de cualquier empresa es velar por la seguridad y salud de las personas trabajadoras, así como contribuir a la productividad y correcto funcionamiento empresarial.
Para poder realizar dicha función resulta fundamental elaborar un análisis exhaustivo de los factores de riesgo, que pueden ser determinados con una simple observación, una evaluación mediante entrevistas u otras dinámicas con los empleados, así como a través de las mediciones pertinentes.
¿Cómo afrontar una correcta evaluación ergonómica de cada puesto de trabajo?
Es fundamental prestar atención a cuatro fases principales:
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Clasificación de los puestos de trabajo
Agrupando los que compartan tareas, condiciones ambientales y diseño.
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Identificación de riesgos laborales
Calidad del ambiente interior, ruido, iluminación, diseño del puesto de trabajo, trabajo con pantallas, manipulación manual de cargas, postura y repeticiones, carga mental y factores psicosociales.
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Evaluación de puestos de trabajo y riesgos laborales ligados a ellos
Realizar una ficha de evaluación ergonómica de riesgos laborales, que permita localizar los puntos críticos habituales a cada puesto de trabajo.
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Mejoras y planificación de intervención desde el servicio de PRL
Una vez identificados los riesgos, definir medidas encaminadas a encauzar y corregir las deficiencias detectadas en los diferentes puestos de trabajo, involucrando a los trabajadores afectados, trabajando con ellos las diferentes propuestas.
No es lo mismo pasar ocho horas frente a un ordenador que vigilar de pie en un supermercado o trabajar en una carretera bajo el sol. Cada sector de actividad y puesto de trabajo tiene sus propios riesgos para la salud. Por eso, saber cómo cuidarse según el tipo de trabajo que realizas no es solo útil: es imprescindible.
A partir de aquí, cinco especialistas de Quirónprevención explican los riesgos más frecuentes y qué hacer para prevenirlos.
Trabajos de oficina

Para conocer los principales riesgos y consejos para este tipo de trabajos, hemos hablado con Pedro Velarde, Fisioterapeuta del centro Quirónprevención Sardinero (Santander), que indica que “no existe la postura perfecta, ya que el cuerpo está hecho para moverse”, de forma que resulta clave contrarrestar el mantener una postura fija, durante mucho tiempo, con dosis de movimiento, siendo fundamental el “sentirse cómodo e intentar variar la postura a lo largo del día”, sin olvidar la necesidad de realizar pausas activas cada cierto tiempo.
Pero, ¿en qué consiste una pausa activa? Velarde explica que “es una microdosis de movimiento que incluye una activación global del cuerpo, permitiendo lubricar las articulaciones y contraer los músculos”, de forma que se pueden prevenir dolores y mejorar la salud en el trabajo. Existen varias opciones y ejercicios sencillos, como “sentadillas, flexiones apoyadas en una mesa, zancadas, movilidad articular”, por citar algunos casos. De este modo, pueden reducirse lesiones y molestias, al mismo tiempo que se aumenta la productividad.
Por otro lado, las principales enfermedades derivadas del trabajo de oficina son “todas aquellas relacionadas con la columna vertebral, sobre todo lumbalgias, pero también cervicalgias”, ya que, al pasar tanto tiempo sentados, la espalda pierde capacidades relacionadas con la fuerza muscular, la resistencia y la movilidad, lo que “potencia los efectos nocivos de la falta de movimiento”. Son habituales también molestias en los codos, por “gestos repetitivos con el ratón u otros objetos”.
En este tipo de trabajos resulta fundamental tener claro el concepto de sedentarismo laboral, “resultado de pasar toda la jornada sentado, sin pausas activas”. Velarde insiste en la necesidad de realizar estas últimas cada hora/dos horas, añadiendo la importancia de una vida activa fuera del entorno laboral.
Trabajos de pie

Las peculiaridades de este tipo de trabajos, también conocidos como trabajos en bipedestación estática, las explica Albert Valls, responsable del Área de Ergonomía y Psicosociología en Quirónprevención, que indica que “los principales riesgos son la fatiga física, localizada principalmente en piernas y pies y en la zona lumbar de la espalda, al mantener la postura erguida”. También existen “riesgos posturales y circulatorios, localizados en las piernas y motivados por la falta de movimiento, que impiden un buen retorno venoso”, lo que afecta al flujo sanguíneo y a la sangre acumulada en las extremidades inferiores.
Indica Valls, que estos riesgos se encuentra de forma habitual en “la industria, especialmente en cadenas con tareas repetitivas, y en el sector servicios”, con algunos ejemplos como el planchado en lavanderías, cajas de un supermercado o vigilantes de seguridad.
De modo que las principales enfermedades derivadas de este tipo de trabajos son “aquellas relacionadas con la fatiga física y la postural en extremidades inferiores, como fascitis plantar, tendinitis y deformaciones del pie”. También en la espalda con “ciáticas, lumbalgias, dolores cervicales y dorsales”. Por otro lado, los principales trastornos circulatorios son “varices, trombosis venosas superficiales y edemas en pies y tobillos”.
Para contrarrestar estos efectos, es aconsejable la “bipedestación dinámica”, es decir, andar para mejorar la higiene postural y la circulación sanguínea. En esa dirección van también las principales medidas preventivas, como “usar un calzado adecuado, utilizar alfombrillas antifatiga, cambiar de postura con frecuencia, elevar un pie de forma periódica, alternar postura de pie con la sentada y realizar pausas activas”, indica Valls, sin olvidar la necesidad de mantener un estilo de vida saludable.

Trabajo por turnos y trabajos nocturnos
Para esta modalidad, contamos con las declaraciones de Juan Carlos Fernández Arias, especialista en psicosociología aplicada de Quirónprevención. En primer lugar, hablaremos del trabajo por turnos, que es aquel que conlleva una modificación periódica de la jornada (semanal, mensual, diaria, etc.). Indica Arias que “pueden ir desde trabajos de mañana y tarde alterna de lunes a viernes, a aquellos que incluyen noches, fines de semana”, pudiendo llegar a cubrir los 365 días del año. Por ello, es fundamental “la organización, planificación e información de los turnos a los trabajadores, pudiendo consensuar con ellos las modificaciones”.
Aclara Arias que este tipo de horarios son “los que más interfieren en la organización de la vida personal/familiar, ya que modifican los ritmos biológicos del organismo en cuanto a sueño, descanso, alimentación, etc.”, lo que implica un esfuerzo extra de la persona a la hora de organizarse (desde el transporte a las rutinas domésticas), pudiendo “provocar un mayor cansancio acumulado y un riesgo de pérdida progresiva de los contactos sociales y actividades de ocio”.
De este modo, las principales medidas de prevención pasan por “la formación en organización del trabajo a turnos, para que los empleados puedan conocer el alcance de la exposición a diferentes horarios”, incluyendo educación en hábitos saludables (descanso, alimentación y ocio). También es importante el contexto del trabajador, prestando atención a aspectos como enfermedades previas o cuidados a otras personas, por lo que es fundamental “informar de los horarios con tiempo de antelación suficiente”, de forma que los empleados puedan organizar su vida personal, “estableciendo un sistema que permita solventar imprevistos y problemas de forma clara objetiva”.
¿Y los turnos de noche? Pues pueden presentar influencia en trastornos del aparato digestivo, derivados de los hábitos de alimentación. Aunque su principal y probada influencia se encuentra en el aspecto psicológico, ya que “existe un incremento de problemas ansioso-depresivos, con mayores complicaciones relacionadas con la esfera socio emocional de las personas”, como puede ser la vida en pareja, la crianza de hijos, gestión de amigos, etc.
Por lo que, los principales consejos que deben tener en cuenta los trabajadores son: “disponer de información redundante sobre las consecuencias de este tipo de trabajos, hábitos de sueño, educación en hábitos de alimentación, mecanismos de ayuda sociofamiliar y respetar los descansos inter jornadas, aprovechando los descansos y las vacaciones”, matiza Arias.
Trabajos en solitario

Para este tipo de empleos, contamos con las impresiones de Gabriel Rodríguez del Río, responsable del área de Seguridad en el Trabajo de Quirónprevención. Según el Instituto de Seguridad y Salud en el Trabajo, se consideran trabajos en solitario aquellos que se realizan en aislamiento o en soledad, de forma que, por lo general, se desempeñan sin tener contacto con otras personas.
Indica Del Río que uno de los principales problemas de este tipo de trabajos es la “carencia de regulación legal de los mismos”, empleando como referencia la “NTP 344 del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el trabajo, pero con la limitación de que esta última es un criterio técnico y no una referencia legal”.
De hecho, existen trabajos que no deben realizarse en solitario, que Del Río enumera “trabajos con máquinas con riesgo de atrapamiento, cortes o golpes, de instalación, mantenimiento o limpieza en máquinas, en instalaciones o espacios peligrosos, en zonas inaccesibles y no protegidas, forestales con peligros especiales, con productos que puedan producir la pérdida del conocimiento, en instalaciones eléctricas, en el interior de depósitos, máquinas o silos, de demolición, con aire comprimido o de inmersión, sobre instalaciones de vías férreas y subterráneos que desprendan gases”.
También es importante enumerar aquellos trabajos que requieren presencia de Recurso Preventivo: con riesgo de caídas desde altura, con riesgo de sepultamiento o hundimiento, actividades con empleo de máquinas que carezcan de declaración CE de conformidad, en espacios confinados y con riesgo de ahogamiento por inmersión.
Para finalizar, Del Río comenta las principales medidas preventivas que pueden adoptar los trabajadores, siendo fundamental que “se establezcan medidas organizativas para que pueda existir asistencia de otra persona en caso de encontrarse indispuesta o se perciban situaciones peligrosas”, pudiendo ser el contacto por teléfono, radioteléfono o alarma. “En este sentido, es recomendable establecer adicionalmente otros medios de aviso, como son los dispositivos de pérdida de verticalidad o de pérdida de movimiento” que puedan garantizar ayuda inmediata. A eso deben sumarse aptitudes psíquicas, por parte de los trabajadores, que “permitan superar la dificultad que puede ocasionar la soledad”, además de aptitudes físicas e intelectuales que “garanticen enfrentarse a situaciones problemáticas que deben resolver por sí mismos”.
Trabajos a la intemperie

Para esta última clase de trabajo, contamos con las impresiones de Eduardo Moure, Técnico de Prevención de Riesgos Laborales. En la modalidad a la intemperie, resulta fundamental determinar los factores de riesgo, desempeñando un papel clave, en la actualidad, los fenómenos meteorológicos extremos. Indica Moure que un claro reflejo de la preocupación al respecto es “la publicación del Real Decreto Ley 4/2023”.
Desde el punto de vista ambiental, los principales factores de riesgo son: “la exposición a temperaturas extremas, la exposición directa de la piel a la radiación social, con especial atención a la ultravioleta y las precipitaciones en forma de lluvia, nieve o granizo”, sin olvidar la carga de trabajo, que puede ser expresada en “términos de consumo metabólico (definido como el calor producido por la actividad física desarrollada)”, siendo este un factor limitante en situaciones de calor intenso.
En este tipo de trabajos desempeñan un papel clave las evaluaciones específicas realizadas, ya que permiten cuantificar los riesgos, de cara a establecer medidas preventivas lo más precisas y concretas posible. En la gestión y anticipación de las condiciones medioambientales extremas, se antoja vital la Agencia Estatal de Metereología (AEMET), que permite “obtener valores previstos de todas las variables que determinan los factores de riesgo, así como las alertas de fenómenos atmosféricos extremos”.
Fundamental resulta, también, “la elaboración de procedimientos o protocolos específicos que permitan establecer pautas de actuación adecuadas en función de los escenarios previsibles”. Estos procedimientos deben ser “implantados de forma eficaz para que la cadena de mando y los trabajadores asuman sus preceptos y los apliquen adecuadamente”, indica Moure.
Entre las medidas de prevención podemos destacar, además de la imprescindible formación e información, los siguientes aspectos, según Moure: “regulación de horarios, para adaptarse a las condiciones ambientales, distribución trabajos en función carga metabólica, identificación de los síntomas derivados de exposiciones prolongadas a fenómenos extremos, prohibición de trabajos en solitario en función del riesgo previsible, protección y zonas de descanso frente a la acción del sol”.
Recuerda: cuidar de tu salud en el trabajo empieza por entender los riesgos que implica tu puesto. Consulta con tu servicio de prevención o accede a recursos como los que ofrece Quirónprevención para adaptar tu entorno laboral a tus necesidades reales.