Cambio climático
El grupo ecologista británico Just Stop Oil pondrá fin a sus polémicas acciones de protesta a finales de abril
El endurecimiento de las penas por desórdenes públicos en el Reino Unido y el aparente compromiso del nuevo Gobierno laborista con los objetivos climáticos han contribuido a la decisión

Dos activistas de Just Stop Oil tras lanzar sopa de tomate en el cuadro de Los Girasoles de Van Gogh, en la National Gallery de Londres, el 14 de octubre de 2022. / JUST STOP OIL / PA WIRE / DPA

Las polémicas imágenes de activistas lanzando sopas a cuadros de Van Gogh o pintura a monumentos históricos han llegado a su fin. El grupo ecologista Just Stop Oil, fundado hace más de tres años en el Reino Unido, ha anunciado este jueves que dejará de realizar acciones de protesta a partir de finales de abril. El endurecimiento de las leyes y la persecución judicial de sus miembros, muchos de los cuales han sido condenados a elevadas penas de prisión, han obligado a la organización a colgar sus icónicos chalecos naranjas e iniciar una nueva etapa en su lucha contra el cambio climático.
"Hemos expuesto la corrupción en el corazón de nuestro sistema legal, que protege a quienes causan muerte y destrucción mientras persigue a quienes buscan minimizar el daño. Just Stop Oil seguirá diciendo la verdad en los tribunales, hablando en favor de nuestros presos políticos y denunciando las opresivas leyes antiprotesta del Reino Unido", ha asegurado el grupo a través de un comunicado. Sus responsables han convocado un último acto de protesta el próximo 26 de abril frente al Parlamento británico en Londres antes de cambiar el rumbo de la organización, que seguirá aceptando donaciones.
Persecución judicial
El lanzamiento de sopa contra el cuadro de Los Girasoles de Van Gogh, expuesto en la National Gallery de Londres, fue uno de los primeros actos en causar revuelo tanto en el Reino Unido como a nivel internacional. A pesar de que la pintura estaba protegida por un cristal, las responsables de la acción, Phoebe Plummer y Anna Holland, fueron condenadas a dos años y a 20 meses de cárcel, respectivamente, por causar unos daños valorados en 12.000 euros en el marco de la obra. Los ataques contra objetos de alto valor histórico y contra el patrimonio nacional, entre ellos el lanzamiento de pintura lavable contra las piedras del Stonehenge, se han repetido desde entonces.
La organización ha llevado a cabo otras acciones disruptivas, incluidas las llamadas "marchas lentas" en el centro de Londres, los encadenamientos en edificios gubernamentales y en instalaciones de empresas energéticas o los intentos de bloqueo de importantes autopistas de circunvalación de la capital británica. Por esto último, uno de sus cofundadores, Roger Hallam, fue condenado a cinco años de prisión, mientras que otras cinco personas recibieron penas de entre cuatro años y 20 meses. La justicia rebajó posteriormente algunas de las sentencias, pero las principales organizaciones de defensa de los derechos humanos siguen protestando contra el endurecimiento de las leyes de orden público aprobadas por el anterior Gobierno conservador.
"Las consecuencias han sido muy graves. Sin duda, [las sentencias judiciales] han tenido un gran impacto en las personas implicadas en la campaña. Obviamente, algunas personas están pagando un coste muy alto y están cumpliendo penas de prisión de varios años bastante significativas", ha explicado James Skeet, uno de los activistas de Just Stop Oil, al diario 'The Times'. "Es mucho pedir que la gente se enfrente a penas de prisión por salir a la carretera en una marcha de protesta", ha añadido.
Objetivos cumplidos
Más allá de la persecución judicial, los miembros de la organización han asegurado que han conseguido gran parte de sus objetivos. "La exigencia inicial de Just Stop Oil de acabar con el petróleo y el gas nuevos es ahora política gubernamental, lo que nos convierte en una de las campañas de resistencia civil con más éxito de la historia reciente", reza el comunicado emitido este jueves, el cual destaca que en sus más de tres años de actividad, el grupo ha logrado frenar la distribución de 4.400 millones barriles de petróleo y ha conseguido que la justicia declare ilegales algunos proyectos de explotación de combustibles fósiles en el Reino Unido.
La líder del Partido Conservador, Kemi Badenoch, ha aprovechado el comunicado para cargar contra el Gobierno laborista, al que ha acusado de ceder ante las presiones de los grupos ecologistas. "Just Stop Oil no se detiene porque los laboristas les hayan plantado cara, se detiene porque los laboristas han claudicado. Abandonar nuestros propios recursos energéticos acabará con los medios de subsistencia y llevará al Reino Unido a la bancarrota. Este es el verdadero coste de los objetivos de cero emisiones para 2050", ha dicho Badenoch en un mensaje publicado en sus redes sociales.
El primer ministro, Keir Starmer, anunció poco después de llegar al poder el pasado julio su intención de no conceder nuevos permisos de explotación de petróleo y gas en el Reino Unido, algo que ha dado esperanzas a las organizaciones ecologistas. A pesar de ello, las dificultades económicas del país, inmerso en una batalla por acelerar el crecimiento económico, han llevado al Gobierno laborista a mostrar una posición mucho más prudente de lo esperado en materia climática en los últimos meses.
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