Ramón Lluís Bande | Compite en «Albar» con «Retaguardia»

"Mi película devuelve a los asturianos una parte de su historia que ni conocen"

"Dicen que es un error conmemorar derrotas, pero es una manera de generar anticuerpos en el cuerpo social ante la ola reaccionaria"

Ramón Lluis Bande.

Ramón Lluis Bande. / Ángel González

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Oviedo

–¿Qué se van a encontrar los espectadores en "Retaguardia"?

–Una película documental especulativa que, con la forma de un cinematograma –la transformación de imágenes fijas en cine a través de la dialéctica del montaje– reconstruye una colección de cortometrajes de propaganda del gobierno republicano asturiano que quizá se podrían haber rodado en 1937.

Ramón Lluís Bande (Gijón, 1972) compite en la sección oficial "Albar" del festival gijonés con "Retaguardia", tercera entrega de su "Trilogía de la memoria" tras "Cantares de la revolución" y "Vaca mugiendo entre ruinas". Este lunes tendrá sus primeras proyecciones en la Antigua Escuela de Comercio (9.00 horas) y en el teatro Jovellanos (19.15 horas).

–¿Punto final o punto y aparte...?

–Un punto y seguido, quizá. En cierta manera mi trabajo cinematográfico y literario de los últimos años fue generando una estructura rizomática que no deja de desarrollarse y evolucionar.

–¿Qué le impresiona más de las fotografías de Constantino Suárez?

–Además del gran valor documental y artístico y de demostrar que es un pionero en la construcción de un nuevo lenguaje –a la altura de Robert Capa, Chim o Gerda Taro–, lo que más destacaría es su capacidad para capturar la "vida desprevenida" –gran aspiración del cineasta soviético Dziga Vertov–. Consiguiendo revelar y mostrar la verdad de las personas sin máscaras ni maquillajes.

–¿El periodismo de "Avance" qué pretendía comunicar?

–Para la composición del comentario de la película trabajé con una selección de textos de Juan Antonio Cabezas, Ovidio Gondi y Juan Manuel Vega Pico, entre otros. Destacan por su contenido propagandístico para contagiar una moral de victoria y enfatizar los trabajos que el Consejo de Asturias y León, pese a las circunstancias, seguían desarrollando para la construcción de una sociedad socialista.

–Compite en el Festival, ¿eso ya es un triunfo para el cine asturiano?

–Más allá de "Retaguardia", el triunfo para el cine asturiano es que en el mismo año se produjeran películas como "Luna", de Pablo Casanueva, "Una lluz", de Diego Flórez, "Campolivar", de Alicia Moncholí, "Festina Lente", de Ana G. Argüelles, "Territory", de Álex Galán o "Tres hombres no pueden ocultarse bajo la tapa de un puchero", de Sergio Montero y Asur Fuente.

–¿Cómo están acogiendo su película fuera de España?

–Hasta ahora el único contacto con otros espectadores fue en México, en el Festival de Cine de Monterrey, y la respuesta fue muy buena y enriquecedora, con encuentros con el público muy participativos. Es verdad que, dad la temática, México también es casa.

–El cinematograma se alimenta de fotos fijas, pero llenas de movimiento…

–Hay mucho movimiento, sí. En primer lugar, por la cualidad cinética –casi cinematográfica– de las fotografías de Suárez. Después, por los movimientos que se producen en la relación de las fotos, entre ellas, y de ellas con la voz –una lucha de clases– o la música.

–¿Se podría decir que es un documental dentro de un documental?

–Sí, y también la (re)construcción de una cinematografía que quizá nunca existió… o sí.

–La voz de Federico Volpini no se limita a comentar las imágenes…

–No, en ningún caso, la voz de Federico reta a las imágenes, hace que se muevan…

–¿Qué "pinta" Nicanor Piñole en la cinta?

-Entre los artistas que formaban parte de lo que podríamos llamar el Frente de Arte (Goico-Aguire, Germán Horacio, Mariano Moré, Evaristo Valle…), Nicanor Piñole es el gran pintor de la retaguardia. Si en mi película anterior cinematografiaba "La pesadilla del burgués", "El refugio" y "La retirada", en "Retaguardia" me atrevo con el "Cervera", el cuadro más extraño y complejo de su carrera.

–¿La película toma partido de alguna forma?

–El cine siempre toma partido.

–Testimonio pero también reivindicación del talento de una generación…

–La reivindicación de un grupo de creadores de mucho valor artístico y gran calidad humana, que supieron conjugar el compromiso político con los intereses de las clases populares en tiempos muy difíciles sin renunciar al rigor y la exigencia creativa. En cierta manera, y sin comparación posible, intento crear una genealogía en la que me gustaría inscribirme, como un eslabón más de la cadena.

–¿Qué aporta la extraordinaria música de Sara Muñiz?

–Sara es lo mejor que le pasó a la música asturiana en los últimos años. Su sensibilidad, su creatividad y su rigor formal, dentro de la clásica contemporánea, llevan la película a sitios a los que no podría llegar sin ella. Creo y confío que Sara va a dar mucho que hablar en el mundo de las bandas sonoras.

–Rescata el himno de las Brigadas de Choque compuesto en 1937 y cantado por Nacho Vegas, ¿le resulta especialmente emocionante?

–Es muy emocionante, sí. Cuando encontré la partitura y el texto, que además es del periodista asturiano Ovidio Gondi, muy importante en la construcción del comentario de la película, lo entendí como un regalo y enseguida se lo pasé a Sara y Nacho para que trabajaran con ello, para hacer sonar, quizá también por primera vez, ese himno emocionante.

–¿En el público de Asturias el contenido emocional primará sobre el estético?

–Es inevitable. La película devuelve a los espectadores asturianos una parte de su historia que, seguramente, ni siquiera conocen. En las imágenes van a descubrir la vida cotidiana de sus abuelos o bisabuelos como nunca la vieron.

–Aquella lucha idealista contra el fascismo fracasó. ¿Hay equivalencias con el ahora?

–Dice Noam Chomsky que la amnesia histórica es un fenómeno peligroso, no solo porque debilita la integridad moral e intelectual, sino porque pone las bases de los crímenes que quedan por delante. Recuperar las historias de resistencia de las clases populares es una acción política en presente que cuestiona el relato hegemónico sobre la realidad, la ficción de la necesidad del realismo capitalista. Hay muchas voces que aseguran que es un error conmemorar derrotas, lo que es una visión de la historia de las clases populares equivocada. Como escribía E. P. Thompson en un texto de fundamental sobre la Comuna de París, "todas nuestras luchas son eslabones en la lucha de los oprimidos contra los opresores que se despliega a lo largo de toda la historia; y sin todas esas derrotas de los tiempos pasados hoy no tendríamos esperanzas en la victoria final". En la actualidad, en tiempos de la nueva y poderosa ola reaccionaria que golpea con fuerza el mundo, hay que tener esto muy presente. Es una manera de generar anticuerpos en el cuerpo social.

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