Los "Diablos Azules" cumplen su promesa: así se vivió desde dentro del derbi comarcal entre Avilés y Marino

La villa marinera se llenó ayer de ambiente futbolero con motivo del derbi entre el Marino de Luanco y el Real Avilés. Desde primera hora del día, muchos avilesinos aprovecharon el buen tiempo para acercarse a Luanco, y el muelle fue el primer punto de encuentro.

En las gradas de Miramar, se notó la presencia visitante: cerca de la mitad del público animaba al conjunto avilesino. Sin embargo, eso no amedrentó a la afición local, especialmente a los "Diablos Azules", la peña marinista de niños y niñas, que llevaban semanas preparando el partido con entusiasmo. "Hemos vendido unas 180 bufandas", contaba Guille Gallego, nieto del presidente del club, orgulloso del trabajo realizado para llenar la grada de color azul: humo, banderines, megáfonos… Nada faltaba para animar al Marino.

Aunque el ambiente fue festivo, la espina del historial reciente entre ambos equipos también estuvo presente. "Hace siete años que no les ganamos", reconocía con resignación Gallego. Pese a todo, entre los suyos no faltaba el optimismo y la ilusión por volver a saborear una victoria ante el eterno rival.

Más positivos eran en el lado blanquiazul de la grada, donde muchos aprovecharon el encuentro para pasar el día por Luanco. "Vinimos ya sobre las doce, para tomar el vermú y comer aquí. Días así, con el buen tiempo, son de los que prestan", reconoce Sonia Artime, que se mostraba muy optimista con las aspiraciones del Avilés de cara al final de temporada. "Este es el año", apunta. Pablo Sánchez, compañero en la grada, firmaba sus palabras. "Últimamente se está viendo un equipo muy serio, que puede dar muchas alegrías", subrayaba. Este avilesino es un habitual en las gradas de Miramar en los derbis, ya que "es de esos partidos guapos que deja el fútbol asturiano". "Este por lo menos no se aplaza", bromea antes de ocupar su asiento. El derbi comarcal se dejó disfrutar.