Asturianos
María muestra el concejo que hay que descubrir antes de que desaparezca

Julián Rus
María Fernández, que trabaja en la industria química, preside la asociación de vecinos de Yernes y Tameza y precisamente se cuida de que siga habiendo buena química entre los vecinos del concejo promoviendo actividades y fiestas de todo tipo
María Fernández López, de 41 años de edad, es química y trabaja en una empresa de distribución del sector. Desde hace cuatro años preside la asociación de vecinos del concejo de Yernes y Tameza (Yerita), que se esfuerza en mantener la actividad social en el municipio menos poblado de Asturias organizando excursiones, concursos en las fiestas patronales del Rosario, amagüestos y el antroxu, entre otras celebraciones. Es una asociación que tiene más socios que vecinos tiene el municipio pues, además de los residentes, también hay asociadas personas veranean en el concejo o, incluso, otros que ya no tienen casa en el municipio pero mantienen vínculos familiares y acuden a los eventos y fiestas. Todos juntos tratan de insuflar vida en el municipio donde se ve, de manera más clara, el efecto de la galopante desertización demográfica que está acabando con la vida rural en buena parte del territorio asturiano.
La era de los seis bares
«Me crié en Trasona, en Corvera, pero todo lo que no eran las jornadas escolares las pasé en Tameza. Con dos semanas mis padres ya me llevaron a Tameza. Y ahora estoy en Villabre, la capital del concejo de Yernes y Tameza, buena parte del año. Aunque los días laborables los paso en Gijón. Tenemos la vivienda familiar en Villabre y aquí es donde estoy empadronada. Mis padres son nacidos aquí y los dos se criaron en Yernes y Tameza hasta la época de ir estudiar, entonces abandonaron el pueblo. Mi madre fue maestra y mi padre, perito».
«En aquella época, cuando mis padres se fueron, todavía había gente. (En la década de los 50 del siglo XX, Yernes y Tameza aún tenía 738 habitantes, una multitud frente a los 128 empadronados que hay hoy). Mis padres se fueron sobre el cincuenta y pico y, en aquel momento, cuando empezó la apertura de la industria en Asturias, fue cuando se produjo la gran bajada de población en el municipio. En esa época, en Villabre, que es la capital, había hasta seis bares y alguno era bar-tienda, donde había suministro de todo tipo de cosas. Vendían desde ropa a alimentación… Cuando yo era pequeña, en Villabre todavía quedaban dos bares, te hablo de hace treinta años. Ahora ya no queda ninguno en el pueblo y en el concejo sólo está abierto en del Yernes, en las antiguas escuelas (chigre La Bolera». Digamos que la hostelería del concejo depende sólo de él».
«Yernes y Tameza siempre fue un concejo que dependió mucho de Grado. Porque es un municipio que no tiene algún núcleo poblacional urbano. El resto de concejos de alrededor, aunque tengan un gran número de pueblos ganaderos, como Somiedo, Quirós, Teverga o Grado, todos tienen un núcleo de población muy urbano. Allí, la capital del consejo es villa y tiene negocios. Pero en Yernes y Tameza todos los núcleos de población son rurales».
«No sé Yernes y Tameza si saldría ganando con una fusión con el concejo de Grado pues no creo que los pueblos de Grado que tenemos alrededor tengan más ventajas que nosotros. Creo que, más o menos, tenemos las mismas carencias. Creo que están parecidos a nosotros».
La pescadilla que se muerde la cola
«El envejecimiento de la población es el principal problema que tenemos. Los residentes habituales en su mayoría tienen una edad ya más bien elevada. Los problemas o las carencias del concejo son la causa de la despoblación o la despoblación se ve acentuada por este tipo de carencias. Es la pescadilla que se muerde la cola. Por ejemplo, no hay centro de salud, hay un consultorio periférico para que el médico realice visitas periódicamente. Y con el tema de la pandemia pues ese ‘periódicamente’ ha pasado de ser cada quince días a dos meses».
«A Grado siempre tienes que bajar si hay una urgencia médica, o si tienes algo que consultar. Pero hay que pensar que la gente mayor no va al médico solo por consultar algo. Necesita revisarse, suelen ser personas con enfermedades crónicas, con medicaciones. Son personas que necesitan un seguimiento no solo una urgencia. La gente mayor debería de poder acudir más al médico para hacer un seguimiento. No solo porque tengas una dolencia o un día te pase algo. Ahora se arreglan como pueden, bajan como pueden. Pero hay que tener en cuenta que no todo el mundo dispone de vehículo o, ni siquiera, de facilidades para moverse».
Carreteras impracticables
«Con el tema de las comunicaciones pasa lo mismo. No es que haya menos gente por tener malas comunicaciones, pero sí te afecta si tienes que subir y bajar todos los días. O hace que no vengas con la misma frecuencia. Mira, nosotros tenemos tres vías de comunicación. Villabre tiene una salida por el puerto de Marabio hacia Teverga que está impracticable. Sí que hay una parte arreglada en la zona de Teverga recientemente, hasta lo que es la desviación a Hedrada. Pero lo que es el puerto en sí está impracticable. Se pasa con el vehículo, pero hay muchísimo bache y el estado es lamentable».
«Y luego las dos comunicaciones que hay con Grado. Una es desde Yernes hasta Rañeces y la otra es la As-311, de Villabre a Grado. Es lo mismo: hay una parte arreglada, los primeros ocho kilómetros, pero le quedan los dieciséis desde San Pedro de los Burros hasta Villabre, que no se han tocado».
«El problema de la carretera no es que el trazado ya no sea bueno o malo. Estamos en Asturias y las carreteras tienen curvas, a eso estamos todos habituados. Pero el estado del firme de la carretera deja mucho que desear. Parchearon algo este año con la subida de la Vuelta, con el final en el Collao Fancuaya. Tuvieron que parchear algún tramo porque si no, directamente, no podían pasar los ciclistas. Todas estas cosas no es que sean las causantes de la despoblación, pero tampoco ayudan nada a mitigarla».
Vuelta a la farola de Villabre
«Es verdad que habría que poner en marcha algún tipo de iniciativa que consiga frenar la despoblación. La gran diferencia que veo entre nosotros y otros consejos es que Yermes y Tameza está por descubrir. No tiene actividades económicas relacionadas con el turismo, con esa Asturias verde que vendemos. No hay ningún tipo de actividad en ese sentido y al no haber ninguna actividad no hay negocios, así que es muy difícil que la gente a venga y se quede. Sí, llega hasta Villabre, da la vuelta a la farola, pregunta si hay algún bar para tomar algo y se van».
«Necesitamos algo de ese tipo y también ayudar o incentivar el relevo generacional entre los ganaderos. Porque hay que tener en cuenta que éste es, sobre todo, un concejo ganadero. La ganadería es lo que hay y tenemos que mantenerla, eso no se puede olvidar. Y eso ayudaría a fijar la población. Pero el relevo está como está en ese sector. Algo habrá que hacer porque, si no, esto va a ser una barbaridad».
«Y la verdad es que tenemos muchas cosas. Por ejemplo, la Fundación Vital es una maravilla, es una pequeña joya. Es un proyecto educativo realmente alucinante el que allí han desarrollado en torno a las energías renovables. Es digno de ver».
Collao Fancuaya
«El concejo está entero por descubrir, entero. Este año, con el final de etapa de la Vuelta en el Collao Fancuaya tuvimos la mala suerte de que el día se encapotó y no se pudieron ver ni las vistas en la retransmisión por televisión. Pero es una subida impresionante. Pese a ello, la etapa sirvió y, de hecho, se ve subir a gente y a ciclistas. El problema es que, como no ofrecemos nada, no se rentabiliza de ninguna manera. Seguramente en el bar de Yernes sí lo notaron. Pero es un bar, que está muy bien, pero no es suficiente para dinamizar el concejo».
«Y el puerto de Marabio también es impresionante. Esto es un mirador a Asturias entera. Tú te asomas al pico Candoveiro y puedes hacer un recorrido por toda la orografía asturiana de este a oeste. Y por la salida hacia Grado desde Yernes, más o menos en la zona en la que limitan los dos concejos, hay unas vistas de Oviedo brutales y sin moverte de la carretera. Se ve perfectamente la ciudad entera de día y de noche».
En cuanto a actividades que se podrían proponer está, por ejemplo, el tema de la espeleología. Ahora ya no hay albergue en Villabre, pero hará unos veinte años, cuando estaba abierto, todos los fines de semana había gente haciendo espeleología. Hay por ahí un montón de cuevas en la zona, como la de la Bocandia, que muy interesantes ser para exploradas. Y, por lo que contaban, eran muy parecidas a la zona de los Picos de Europa pero, claro, esto está mucho menos explotado».