Operación de la Guardia Civil

Desmantelada una red de ciberestafas y blanqueo en toda España que dirigía un estudiante de 19 años desde Terrassa

La red desarticulada llegó a tratar de suplantar el sistema de cobro de multas de la Dirección General de Tráfico para conseguir datos bancarios de las víctimas.

La red desarticulada llegó a tratar de suplantar el sistema de cobro de multas de la Dirección General de Tráfico para conseguir datos bancarios de las víctimas. / El Periódico

Juan José Fernández

Juan José Fernández

Madrid

A. B. pasaba por ser uno más en el concurrido ambiente de los campus de Barcelona, uno de tantos estudiantes de Informática, en torno al cual nadie podría haber aventurado que ha estado encabezando una de las más grandes e intrincadas redes de mulas para estafas telefónicas y blanqueo en España.

La Guardia Civil ha desmantelado un emporio de cuentas bancarias falsas y sustracción de fondos con mensajes SMS y correos trampa en la que se investiga como presunto dirigente principal a un chaval de 19 años, de nacionalidad española, hijo de trabajadores inmigrantes dominicanos y domiciliado en casa de sus padres, en la localidad barcelonesa de Terrassa.

Ya van 26 detenidos en una operación que continúa abierta, y que cuenta con más de 40 víctimas localizadas. El total del dinero que transferían las mulas de la red forma parte de las incógnitas de la investigación, pues los movimientos de la trama, con centro en España, se ramifican por Malta, Lituania y Ucrania. Los investigadores del instituto armado sospechan de más de un millón de euros blanqueados.

Mensajes trampa

“La transferencia por importe de 1.600 euros hacia la cuenta terminada en ... ha sido anulada. Si no ha sido usted, contacte con nosotros en el teléfono….”, advertía uno de los textos que enviaba la red de A., en este caso suplantando al servicio de atención al cliente de Abanca y alarmando a posibles clientes de la entidad. El número que daban en el mensaje no era, claro, de Abanca, sino de estafadores que pedirían al incauto sus datos bancarios para solucionar “el problema”.

Otros cebos se sembraban por SMS en los teléfonos móviles simulando ser del BBVA, que avisaba a la víctima de un ataque: “Se ha tratado de realizar una operación sospechosa en su banca digital. Si no ha sido usted, siga los pasos aquí”, decía el mensaje, y daba un link en el que pinchar llamado “BBVACLIENTE”. Ahí comenzaba la captación de la víctima, metiéndola en un laberinto en el que los agresores harían lo posible para que al final diera sus datos bancarios: “Para interceptar la operación fraudulenta para blindar su cuenta, inserte su nombre y DNI… Inserte su número de cuenta…”.

La investigación de la red ha sido llevada a cabo por el Área de Investigación de la Guardia Civil de San Juan (Alicante). En esa localidad, un afectado denunció un golpe de entre 1.000 y 2.000 euros a su cuenta después de una llamada falsa del BBVA. La investigación de los agentes, informan fuentes consultadas en Catalunya, ha llevado hasta un reguero de víctimas que se extienden además por Barcelona, Madrid, Canarias, Toledo, Galicia y Andalucía.

Mulas

La operación sigue abierta, confirman fuentes de la Guardia Civil en Madrid. Las detenciones comenzaron el pasado 19 de febrero en Barcelona y Terrassa, con 17 implicados. Seis días después cayeron tres implicados más en Callosa d’en Sarrià, Alcoy y Valencia.

En marzo la investigación ha ido sumando detenidos en Madrid, Alicante, Pontevedra, Sevilla, Las Palmas, León y Almería, ciudad esta última donde fue detenida la penúltima mula de la organización el pasado día 9.

"Mula" se llama en el argot delicuencial y policial a empleados de una red que colaboran sacando físicamente dinero o aportando su identidad para abrir cuentas falsas. La denominación proviene del escalón bajo del narcotráfico, de personas que transportan la droga entre dos puntos, generalmente en aeropuertos.

Aspirante a policía

La Guardia Civil está determinando a uno de los detenidos como segundo de la trama, con un papel superior al de una mula: encargado de la logística. En este caso, se trata de un muy joven estudiante de Criminología. Al parecer, planeaba hacerse policía.

Pero en la mayoría de los casos se ha tirado de colaboradores ocasionales a la hora de monetizar los asaltos a datos bancarios. En los cajeros de Terrassa, ya fuera en el centro o en los barrios de Sant Pere Nord y Ca N’Anglada, operaba una red de jóvenes de entre 18 y 20 años, en ocasiones extrayendo profusamente dinero con tarjetas de muy variadas cuentas por una pequeña comisión.

Madrid. 20.07.2023. Ciberestafas. Estafas telefónicas.

Madrid. 20.07.2023. Ciberestafas. Estafas telefónicas. / José Luis Roca

Fuentes próximas al caso confirman que también habían operando en Terrassa mulas procedentes del barrio barcelonés de La Mina y de Badalona, como en Madrid se ha tirado de personas relacionadas con ambientes marginales. A menudo, es gente con problemas económicos derivados de su adicción a las drogas, que, en Catalunya, se prestaba a hacer el trabajo por 30 euros.

Abrir cuentas

En la red hay una facción de jóvenes latinos, españoles de segunda generación de la inmigración, con alguna participación también de africanos. Se da el caso de un drogodependiente que, por módicas cantidades, se prestó a abrir una cuenta en banca digital. Se le ve completamente drogado en la videoconferencia grabada de confirmación de condiciones que es preceptiva para la entidad financiera.

Así, supuestamente, A. fue poniendo a sus peones a lo largo de 2023 y 2024 al frente de cuentas de ING, Evo Banco, Revolut... Hasta 40 habría llegado a controlar el muchacho de 19 años por medio de intermediarios que ponían su firma, su DNI y su cara en el vídeo de contratación.

Las precauciones en banca digital están aún por perfeccionarse. Alguna mulas llegaban a tener 12 cuentas abiertas. La red necesita cuentas, muchas, para ir haciendo saltar el dinero obtenido con engaños de entidad en entidad hasta sacarlo de España... o blanquearlo mediante su transformarción en criptomoneda.

La banda podría haber hecho servir las cuentas abiertas para blanquear o distribuir dinero de otras estafas cometidas por otras redes en países europeos como el Reino Unido.

Multas falsas

El ingenio para estafar en este caso implica diversas modalidades de phising y vishing, usurpación de datos bancarios con mensajes SMS falsos o conversaciones telefónicas con suplantadores de los equipos de mantenimiento de los bancos. La gente de la red ha probado de todo, hasta mensajes de WhatsApp de la modalidad "hijo en apuros", para ver si alguna madre caía y mandaba un bizum.

En otras ocasiones, las estafas de A.y sus mulas se basaban en falsos mensajes de la Dirección General de Tráfico apremiando al receptor sobre la existencia de una supuesta denuncia: “DGT: Dispone de 24 horas restantes para pagar su multa del día X”. Acto seguido, el mensaje ofrecía un link en el que pulsar para saber de qué multa se trata. Y, por delante, el mismo camino de captación de datos bancarios.

Los mensajes se esparcen al azar. Si al usuario de un teléfono móvil X llega un SMS alertando de un problema en su cuenta de la entidad bancaria Y, y este clica o responde, los estafadores ya obtienen dos datos: uno, que la víctima tiene cuenta en la entidad; dos, su número de teléfono. La siguiente fase de la estafa es convencer al afectado de que traslade sus fondos a una cuenta Z, la de los estafadadores.

Buscando piso

Pero el grupo también ha vaciado los bolsillos de gente que buscaba casa. Es el caso de Gerard, estudiante de la Universidad de Barcelona, que precisaba piso en Madrid. Otra derivada de la casuística del man in the middle, la especialidad de la organización, en la que suelen destacar bandas nigerianas y dominicanas.

Nuevamente la picaresca aprovechando resquicios de seguridad en las transacciones. La Guardia Civil cree que A. y su red publicaban anuncios en Idealista y otros portales inmobiliarios sobre viviendas ficticias y con fotos igualmente ficticias, ofreciéndolas en alquiler.

Cuando alguien se interesaba por la oferta, lo desviaban a comunicación por WhatsApp. Alguna víctima estaba tan desesperada por la escasez de vivienda que, como Gerard, aceptó mandar un adelanto de alquiler y una fianza. Al llegar a la dirección de Madrid que les habían dado, allí no estaba el piso.

Según fuentes próximas al caso, la Guardia Civil no necesitó perseguir físicamente a A.B.. Cuando se vio rodeado, se presentó voluntariamente en el acuartelamiento barcelonés de Sant Andreu de la Barca. Al parecer, le obligaron los padres.

El dinero escamoteado engaño tras engaño se pierde en un mosaico de cuentas creadas en Lituania, Ucrania, y Malta, entre otros destinos. Son países en los que la investigación encalla con la lentitud del trámite de órdenes europeas de investigación. Para cuando hay algún resultado, el dinero ya se ha esfumado.

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