El cribado neonatal durante todo el embarazo permite detectar el 80% de las anomalías letales

El HUC activa dos nuevas consultas para embarazadas en el primer y tercer trimestre de gestación que permite detectar anomalías y riesgo de prematuridad de manera precoz.

El centro hospitalario ha sido pionero en Canarias en aplicar estos controles adicionales

Verónica Pavés

Verónica Pavés

La Laguna

Una joven embarazada entra en una sala blanca de la segunda planta del edificio de consultas del Hospital Universitario de Canarias (HUC) acompañada por su marido. Apenas se nota aún su embarazo, pero el hospital le ha llamado para hacerle una primera revisión y concluir que todo va bien. Dentro se encuentra la ginecóloga Margarita Álvarez de la Rosa que, con mucho cariño, le comenta todo lo que va viendo con su ecógrafo. «Si el cráneo no está sellado puede ser una hidrocefalia; si la naricita no está formada podría desarrollar labio leporino; según el pliege de la nuca podemos discernir si va a tener o no Síndrome de Down», le comenta mientras pasa el frío ecógrafo de un lado a otro de su vientre tratando de captar la mejor cara del futuro bebé. Pronto la tranquiliza. «Está todo perfecto, ya tenemos un bebé casi formado». 

Hace tres años que el Hospital Universitario de Canarias (HUC) ofrece a las mujeres embarazadas del norte de Tenerife y La Palma, la posibilidad de realizar un cribado neonatal en el primer y el tercer semestre de embarazo. «Es una decisión que nos ha permitido detectar hasta un 80% de las malformaciones letales durant e el embarazo», insiste el ginecólogo Walter Plasencia, que revela que el centro hospitalario fue pionero en Canarias en extender el cribado neonatal a todas las fases del eembarazo.

Pionero en Canarias

El protocolo general del Servicio Canario de la Salud (SCS) establece que todas las mujeres embarazadas tengan la posibilidad de pasar al menos una vez por un cribado neonatal. Una prueba que se suele realizar en el segundo trimestre de embarazo y que podía extenderse al resto del embarazo en caso de gestación de riesgo.

 El HUC, sin embargo, ha decidido ampliar este servicio para llevarlo a cabo en dos ocasiones más: durante el primer y tercer trimestre (a las 12 y 36 semanas, respectivamente). De esta manera, se pretende incrementar la supervivencia de los pequeños y mejorar tanto su calidad de vida como la de sus madres durante los meses de embarazo. «Hace 15 años no se veían estructuras en el primer trimestre, pero con la tecnología actual esto ha cambiado», asegura el ginecólogo, que explica que esto también ha permitido que el hospital pueda asumir «esta tarea que hasta ahora se realizaba en los centros de atención especializada (CAE)», explica. 

 A día de hoy, apenas tres años después de su puesta en marcha, el hospital ya realiza 13.000 estudios anuales, lo que corresponde a poco más de 3.000 mujeres al año.

Este cribado extendido ha tenido resultados que, a ojos de los médicos, han sido excepcionales. «Hemos conseguido detectar de manera precoz hasta un 90% de las malformaciones letales cuando el feto apenas mide seis centímetros», insiste el médico. 

Pero no es lo único. Este control adicional durante el primer trimestre permite, además, detectar con mucha antelación estados de gestación poco favorables, como la preeclampsia, –el aumento de la presión arterial–, otros efectos congénitos como las anomalías glucosómicas o incluso posibles complicaciones en el propio embarazo, como la prematuridad. 

Este cribado temprano no solo permite interrumpir embarazos en el caso de que haya una malformación letal, también se asocia a la posibilidad de tratar síntomas antes de que generen efectos en el bebé. «Hay algunas malformaciones que pueden tener tratamiento dentro del útero, y la preeclampsia por ejemplo, se trata con aspirina para mejorar la circulación de la paciente», destaca el médico.

Tres visitas con diferentes diagnósticos

La primera visita se realiza en torno a la semana 12 de gestación. En este punto, cuando el feto apenas mide seis centímetros, se pueden llegar a observar distintas anomalías, incluyendo malformaciones y problemas cromosómicos. «Para ello, combinamos imagen ecográfica con la aparición de una serie de hormonas en la sangre», revela Plasencia, que asegura que «llegamos a tasas de detección de problemas cromosómicos muy superiores al 90%». «Es el momento ideal para hacerlo», insiste el médico, ya que, tras la detección de estos defectos, se puede pasar a realizar un estudio genético más pormenorizado con otras técnicas. 

El cribado se realiza de nuevo en el segundo trimestre –a las 22 semanas– donde, además de hacer un repaso para detectar malformaciones que se hayan escapado al estudio anterior, también se puede comprobar si el bebé va a nacer prematuro. «Lo hacemos midiendo la longitud del cuello del útero», revela el ginecólogo. Y es que en este trimestre lo habitual es que pasara de los dos centímetros y medio. «Si está por debajo ponemos tratamiento y reducimos en un 44% la tasa de prematuridad», insiste. Esta visita al ginecólogo en el hospital lleva tiempo formando parte de la rutina de las gestantes en el Archipiélago. 

Los profesionales del HUC echan un último vistazo al feto durante el tercer trimestre –en la semana 36–. «También hemos sido pionero en incluir este cribado», indica el médico. «En esta visita se observa si hay una restricción en el crecimiento del feto; motivo para decidir la finalización de la gestación, lo que mejora el resultado perinatal», insiste. 

En general, la información que se traslada a los padres durante este proceso no solo es útil para el embarazo en curso, también es válido para futuras gestaciones. 

Plasencia defiende que esta fórmula de detección de anomalías durante el crecimiento fetal ha demostrado ser mucho más eficaz que llevar a cabo un solo cribado. Y es que en los centros donde se realiza un estudio en el primer y segundo trimestre, la tasa de detección supera o es cercana al 85%, mientras que en aquellos donde solo se realiza un estudio la tasa desciende hasta el 50,5%. «Todo esto nos está permitiendo proporcionar un mejor servicio a nuestras mujeres embarazadas», sentencia Plasencia. 

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