Adiós multitudinario a Enrique Portilla, "buen padre, buen médico y buen amigo"

La céntrica iglesia del Corazón de María se queda pequeña en el funeral por el histórico jefe de Traumatología del Hospital de Mieres, fallecido a los 94 años

El féretro de Enrique Portilla (que aparece en el recuadro en una foto de archivo), a su llegada a la iglesia del Corazón de María.

El féretro de Enrique Portilla (que aparece en el recuadro en una foto de archivo), a su llegada a la iglesia del Corazón de María. / | IRMA COLLÍN

Oviedo

La iglesia del Corazón de María se quedó pequeña con toda la gente que acudió ayer, lunes, al funeral de Enrique Portilla Fernández-Villaverde, el histórico jefe de Traumatología del Hospital de Mieres, fallecido el pasado sábado a los 94 años de edad. La celebración religiosa reunió a numerosos compañeros de profesión y representantes de los ámbitos judicial, político y económico de Asturias.

"Fue un buen padre, un buen médico y un buen amigo", destacó el párroco Miguel Ángel Niño en la homilía del funeral, que concelebró junto al religioso José Manuel Antuña, y en la que tuvo palabras cálidas y afectuosas para la viuda del traumatólogo y para sus hijos. "¿Cuántas vidas has salvado? Como la de aquellos niños de aquel accidente de hace tantos años", recordó el párroco, en alusión a la atención médica que prestó en el Hospital de Mieres, décadas atrás, a un niño, después de un accidente en Pajares en el que habían muerto sus abuelos paternos. Con el paso del tiempo, aquel niño se convirtió en el economista José Manuel Campa, que fue secretario de Estado en el segundo mandato de José Luis Rodríguez Zapatero.

"Fue mucho lo bueno que hizo, según las palabras de sus compañeros de profesión", señaló el padre Miguel Ángel Niño, que subrayó también las sólidas creencias de Enrique Portilla Fernández-Villaverde, un fiel parroquiano del Corazón de María: "Libró el buen combate de la fe en los largos años de su vida y lo demostró con su esposa, sus hijos, sus amigos y como profesional de la medicina".

El funeral, que había empezado con el canto de "Dale el descanso, Señor", finalizó con los conocidos "Al atardecer de la vida" y "La muerte no es el final del camino". Tras esos acordes fueron muchas las personas que se acercaron hasta la fila delantera del céntrico templo ovetense para testimoniar sus condolencias a la familia del traumatólogo fallecido. "Nos hemos sentido muy acompañados estos días, desde el sábado hasta hoy, es muy reconfortante", reconocía su hijo, Eduardo Portilla.

Entre los asistentes al funeral había colegas de profesión del fallecido como el presidente del Colegio de Médicos de Asturias, Luis Antuña; una de sus antecesores en ese cargo, Carmen Rodríguez, y Daniel Coto. También acudieron miembros de la magistratura judicial como Ignacio Vidau y José María Álvarez Seijo y representantes del ámbito económico, como el presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, Carlos Paniceres; el vicepresidente de esta entidad cameral, José Manuel Ferreira. El traumatólogo había formado parte de la primera Corporación democrática de Mieres, elegida en 1979, por las listas de AP, de ahí que ayer estuvieran en su funeral Isidro Fernández Rozada; la actual secretaria general del PP asturiano, la mierense Beatriz Llaneza, y el exdiputado y exconcejal en Oviedo Jaime Reinares.

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