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No se dejaron intimidar por el mal tiempo. Los vecinos de Posada La Vieja, en Llanes, celebraron sus fiestas en honor a San José en un sábado en la que la lluvia estuvo muy presente, pero que no pudo batallar contra sus tradiciones. La procesión de los ramos logró salir de la carpa festiva, aunque con medidas de protección para resguardar las ofrendas. Eso sí, la ceremonia religiosa, prevista como misa de campaña, tuvo que trasladarse a la iglesia parroquial. Nada pudo empañar la ilusión de los llaniscos, que vivieron la jornada con la misma devoción de siempre.
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No se dejaron intimidar por el mal tiempo. Los vecinos de Posada La Vieja, en Llanes, celebraron sus fiestas en honor a San José en un sábado en la que la lluvia estuvo muy presente, pero que no pudo batallar contra sus tradiciones. La procesión de los ramos logró salir de la carpa festiva, aunque con medidas de protección para resguardar las ofrendas. Eso sí, la ceremonia religiosa, prevista como misa de campaña, tuvo que trasladarse a la iglesia parroquial. Nada pudo empañar la ilusión de los llaniscos, que vivieron la jornada con la misma devoción de siempre.
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No se dejaron intimidar por el mal tiempo. Los vecinos de Posada La Vieja, en Llanes, celebraron sus fiestas en honor a San José en un sábado en la que la lluvia estuvo muy presente, pero que no pudo batallar contra sus tradiciones. La procesión de los ramos logró salir de la carpa festiva, aunque con medidas de protección para resguardar las ofrendas. Eso sí, la ceremonia religiosa, prevista como misa de campaña, tuvo que trasladarse a la iglesia parroquial. Nada pudo empañar la ilusión de los llaniscos, que vivieron la jornada con la misma devoción de siempre.
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J. Quince
No se dejaron intimidar por el mal tiempo. Los vecinos de Posada La Vieja, en Llanes, celebraron sus fiestas en honor a San José en un sábado en la que la lluvia estuvo muy presente, pero que no pudo batallar contra sus tradiciones. La procesión de los ramos logró salir de la carpa festiva, aunque con medidas de protección para resguardar las ofrendas. Eso sí, la ceremonia religiosa, prevista como misa de campaña, tuvo que trasladarse a la iglesia parroquial. Nada pudo empañar la ilusión de los llaniscos, que vivieron la jornada con la misma devoción de siempre.
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