Opinión
El pulso de Donald y Vladímir
El forcejeo entre Donald Trump y Vladímir Putin resta oxígeno a Volodímir Zelenski, en una fase imprevisible de la Unión Europea, más alborotada que estable. Incluso así, por mucho que Trump gesticule y practique sus trucos de reality show, es el presidente de una gran nación, con prensa libre, división de poderes y un historial amplio en defensa de Occidente. Quizás llegue un día a enfrentarse al poder judicial y su desdén hacia los socios europeos de la Alianza ya se ha manifestado expresivamente, pero por ahora está en el lado menos malo.
Tal vez sean equiparables los egos de Trump y Putin porque ambos, a menudo y con grosería, han prescindido de las formas. La diferencia sigue siendo que Trump es el presidente de los Estados Unidos y Putin está al frente de una vieja gran Rusia arruinada por el comunismo y donde no han prevalecido el Estado de derecho ni el respeto a las libertades individuales.
El pulso que ahora tiene a Ucrania sin aliento va a tener eco prolongado, como en una galería de espejos. Escénicamente, hay elementos en común pero Trump y Putin no son hermanos gemelos. Ambos son bravucones, negocian sin piedad. ¿Es más listo Putin que Trump? Uno adquirió destreza en el manejo inmobiliario; el otro, en las tinieblas del KGB, con no pocos cadáveres en el congelador. Dos mastines se amenazan por teléfono, antes de llegar a un cambalache que puede ser oscuro. Al menos, aparentemente, Putin lleva ventaja y lo sabe.
El forcejeo es tan enrevesado y brutal que Sumar resulta anecdótico cuando propone irse de la OTAN en el momento en que Suecia y Finlandia se están integrando. Tampoco sorprende que Yolanda Díaz necesite tanto desmarcarse de Pedro Sánchez y de Donald Trump que coincide abiertamente con los intereses de Putin. Tiene algo de altercado en la guardería infantil, con las uñas muy afiladas.
Pedro Sánchez, anteriormente tan zalamero con Ursula von der Leyen, ahora se distancia del nuevo canciller alemán, se presenta como líder del antitrumpismo y acaba salvándose por los pelos con los votos de PP, Vox, Junts y PNV, a la vez sin presupuestos generales.
Es como si quisiera borrar de los manuales que el debate de unos Presupuestos Generales del Estado es, constitucionalmente, uno de los momentos políticos fundamentales de toda nación. Cuánto va a gastarse y en qué: esa es política en carne viva, la política que Sánchez elude con sus eufemismos y una capacidad notoria tanto para la supervivencia como para mantenerse fuerte en el PSOE, con el exministro José Luis Ábalos en el burladero.
Le viene en contra la voluntad general de la Unión Europea, con la excepción de Hungría. Eso no quiere decir que el sanchismo no tenga recursos para maniobrar en la confusión, pero irá perdiendo fuerzas, aquella amplia sonrisa de autosatisfacción con la que antes llegaba a los Consejos Europeos, como después de haber encestado el balón en la canasta. Algo se le está acabando a Pedro Sánchez.
Suscríbete para seguir leyendo
- Máxima preocupación por El Cordobés tras la caída: 'Me he equivocado
- Aviso de la Guardia Civil a toda España: a partir de ahora, no se puede dejar esto en la guantera del coche
- La Guardia Civil extrema ya la vigilancia en la tapa de la gasolina del coche: podrán sancionarte con 200 euros
- Roberto Leal para en directo Pasapalabra para anunciar la feliz noticia: 'Momento muy importante
- Atropello mortal en Villaviciosa de uno de los animales más bellos de la fauna asturiana
- Fecha de entrega el bote de Pasapalabra: la entrevista a Manu y Rosa en El Hormiguero que lo precede
- Adiós a las Ursulinas en Oviedo y Gijón: culminan la cesión de sus colegios a la Fundación Escuela Católica
- Un trágico accidente con un animal causó la muerte del hombre hallado en una nave de Boo