Opinión | Sol y sombra

Toxicidad machista

Es 8M y su Sanchidad ha hablado del "machismo tóxico" y de la extrema derecha. No sé en qué orden, o si la toxicidad machista y el derechismo ultra vienen a ser lo mismo para él. No digo que no tenga relación la derecha ultra con el machismo, probablemente esa conexión existe y con mayor seguridad existe también una animadversión extendida, no siempre fundada, hacia las feministas que dicen combatirlo. Aunque puestos a barajar certezas y hechos, es la izquierda ultra y la menos ultra las que en la actualidad se encuentran envueltas en escándalos por acosos y puterío diverso. Están, por un lado, los casos de Errejón y Monedero, en otro momento portadores con orgullo del discurso feminista, ahora acusados por varias mujeres de presuntas agresiones sexuales. Y, por otro, los socialistas que honran a la vieja escuela y al mito de la querida poniéndole un piso o al mismísimo prostíbulo, como son el exministro Ábalos y el Tito Berni.

Puestos a alzar la voz contra la "toxicidad machista", Sánchez habría resultado mucho más creíble poniendo por delante las experiencias de estos dos compañeros suyos de partido, citándolos como ejemplos de lo que un político jamás debe hacer por respeto a su cargo y a las mujeres. Hay momentos en que uno escupe hacia arriba y le cae en la propia cara, este es uno de ellos para la izquierda política, que se ve en la obligación de ponerse del lado de las pancartas sin estar realmente libre de culpa para asumir su papel en defensa de la mujer. Dos bragueteros y un par de corruptos a la vieja usanza le han estropeado el día.

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