Capitán, enfermo de ELA, en Grado: "Mientras haya sueños, hay que cumplirlos"

El exatleta protagonizó una charla con los jugadores del Mosconia, a los que emplazó a "disfrutar del ahora, lo que me pasa le puede tocar a cualquiera"

José Luis Capitán emociona a los chavales del Mosconia: "Lo que más echo de menos es no poder coger a mi hija en brazos"

Mara Villamuza / Amor Domínguez

J. A. O.

Grado

"Mientras haya sueños, hay que cumplirlos, disfrutar del aquí y del ahora". Este fue el mensaje que trasladó ayer a los jugadores de todas las categorías del Club Deportivo Mosconia José Luis Capitán, enfermo de ELA que estuvo en el polideportivo de Grado para dar una charla del ciclo "Enamorados dELAvida". Su objetivo es dar visibilidad a la dura e incurable enfermedad que sufre desde hace algo más de diez años y convencer a las nuevas generaciones de que disfruten de lo que tienen y luchen por sus sueños, conscientes también de que una dolencia como la suya "le puede tocar a cualquiera".

"Mi vida, que era normal, chocó con la adversidad y ahora trato de explicar cómo afronto la situación junto a mi familia", afirmó Capitán, que habla a través de un lector ocular calibrado a sus ojos, gracias al cual puede activar un teclado y reproducir sus palabras con un tono similar al de los sistemas de navegación de los coches. Durante su intervención ante los chavales del Mosconia, estuvo acompañado por Manuel Álvarez López, un moscón de 29 años que sufre distrofia muscular de Duchenne, una enfermedad rara que le mantiene también en una silla de ruedas. Ambos sostienen una gran relación de amistad y se comunican con bastante frecuencia.

José Luis Capitán relató a los jóvenes futbolistas de Grado como su vida cambió de manera brusca hace años algo más de diez años, cuando se le diagnosticó Esclerosis Lateral Amiotrófica. Maestro de escuela y atleta aficionado, un día, estando de vacaciones, sintió que perdía la fuerza en un brazo al cortar un filete de carne. Fue el primer síntoma de una devastadora enfermedad que ya cursa avanzada y hace que requiera una atención sistemática durante las 24 horas del día, entre otras cosas porque respira a través de un tubo. Pese al enorme e inesperado revés, Capitán ha sabido encauzar la vida con cierta positividad, tras ponerse en manos de psicólogos que le "ordenaron la cabeza" y le "ayudaron a aceptar" el problema.

"En mi situación también se disfruta de la vida, por ejemplo, viendo crecer a mis tres hijos ", afirmó, aunque tampoco escondió, con emoción, que lo que más echa de menos es poder coger a su hija pequeña en brazos, como hizo con sus dos hermanos mayores, ya adolescentes. En este sentido, destacó la entrega de su esposa, Teresa Pérez, y de "toda la gente buena que me rodea". "Sin ellos sería imposible", subrayó.

Pese a esa mirada positiva que mantiene sobre lo que le rodea, por duro que sea, José Luis Capitán es consciente de la situación y no se engaña, aunque tampoco pierde la esperanza. "Sé que esta enfermedad es mortal y que, de momento, no tiene cura, pero mantengo la ilusión de que la tenga. Me gustaría ser el primero que se curase, pero de no ser así, que sea otro lo antes posible", expresó el exatleta, que habla con naturalidad de cómo le gustaría que fuese su funeral y de su deseo de ser incinerado y de que sus cenizas se depositen junto a un árbol en el pueblo salmantino de su familia, donde, afirma, "se sintió más libre que nunca".

La charla, con varios vídeos, fue seguida en silencio por los chicos, que, al final, expresaron su apoyo a Capitán antes de hacerse una foto de grupo ataviados todos con camisetas y bufandas del Mosconia.

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