La escuela de los obreros de La Calzada: de París a la calle Laboratorios
La recién presentada Cartografía de la Memoria Obrera recupera la historia de una experiencia pedagógica singular en el Gijón de 1902

Una vista actual de la calle de los Laboratorios. / Marcos León
Muchos de quienes ahora pasan por la calle de Los Laboratorios –unos para ir de compras o a una sidrería, otros camino de sus casas y algunos para atajar hacia las cercanas playa del Arbeyal o Cuatro Caminos–nada saben de aquella sociedad que hace más de 120 años ejerció como espacio para la formación de los obreros de La Calzada. Un innovador proyecto pedagógico que aunque duró poco en el tiempo dejó la huella suficiente como para ser uno de los 32 hitos que se recopilan en la recién presentada Cartografía de la Memoria Obrera de Gijón, desarrollada por la Fundación Juan Muñiz Zapico con el apoyo del Ayuntamiento de Gijón.
La historia de la Sociedad de los Laboratorios arranca en 1902 aunque tiene un preámbulo –como recuerda en sus escritos el cronista de la villa Luis Miguel Piñera– en aquel viaje que hicieron a París en 1900 una comisión de obreros gijoneses para instruirse con motivo de la celebración de la Exposición Universal. La iniciativa la impulsó Antonio Camino Díaz y contó con el patrocinio del Ayuntamiento. Camino fue una de las cinco personas que, pese a que en principio iban a ir muchos más, acabaron haciendo el viaje. Junto a él fueron el carpintero y maestro de taller en la Escuela de Artes y Oficios, José García, el agricultor Evaristo Medio, el carpintero Evaristo Montoto y el trabajador en escultura y pintura José María López. De lo que vieron y aprendieron en aquel viaje dio cuenta Camino en un libro titulado «Veintitrés días en París en la Exposición de 1900».
Un libro que narra una experiencia que en 1902 se transforma en una realidad al fundarse la Sociedad de Los Laboratorios ofreciendo clases a los obreros en su sede de La Calzada, en la calle que ahora se conoce como de Los Laboratorios. Eran clases de noche los días de trabajo y por la mañana los domingos. Se daban clases prácticas y gratuitas de física y química –tenían laboratorios propios– pero también de electricidad o de fotografía industriales. Ese 1902, su primer año, tuvo once alumnos en electricidad y cuatro en fotografía. Al proyecto estaban vinculados, entre otros, el fotógrafo Julio Peinado, el ingeniero Emilio Mando, el doctor en ciencias Valentín Escolar y el polifacético Arturo Truán. Fue la primera sociedad de este tipo que se creó en Gijón. Estuvo activa hasta 1911 cuando Antonio Camino vende el edificio al Ayuntamiento. Allí se ubicaría en 1913 el Salón Popular, que ejerció de cine durante años aunque también fue espacio para el teatro o los mítines políticos durante la república.
La sociedad de Los Laboratorios promovió la formación técnica, industrial y humana de los obreros del oeste gijonés. Su impulso se sumó al de otras sociedades culturales, ateneos y casas del pueblo que buscaban dar formación a la clase obrera.
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