Apuntes políticos de la semana

Sánchez y hacer de la necesidad virtud

El PP aprovecha el momento y se acerca al Gobierno para alejarse de Vox

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El diagnóstico de que el momento actual es “complejo” no se le escapa a nadie y la receta de “cabeza fría” es por la que apuesta el Gobierno para afrontarlo. La irrupción de Donald Trump en el contexto internacional no solo está generando una “ruptura radical” con el modelo del libre comercio –como estos días nos apuntaba el artículo de Marc Marginedas–, sino también está haciendo saltar por los aires ciertas reglas del orden internacional.

Y en este contexto, Pedro Sánchez parece aplicar la máxima que le acompaña en esta legislatura de “hacer de la necesidad virtud” –frase con la que justificó la amnistía a cambio del apoyo de Junts a su investidura–. El presidente del Gobierno “se crece” cuando la situación se presenta difícil, según reconocen desde su entorno, y se impregna del optimismo que siempre ha caracterizado a José Luis Rodríguez Zapatero –el expresidente y estrecho colaborador al que le encomienda negociaciones discretas y relevantes–. Porque igual que decía una y otra vez durante la pandemia, Sánchez confía en aprovechar esta crisis para “salir más fuertes de ella”.

En su intervención desde La Moncloa para trasladar un mensaje de tranquilidad tras la deriva arancelaria auspiciada por Trump, con una cuidada escenografía enfatizando los “valores” y siempre después de que reaccionase Ursula Von der Leyen, Sánchez apeló a “aprovechar esta guerra comercial”. Y que el show que empezó Trump en el denominado ‘día de la liberación’ sirva para “dar a nuestro tejido productivo un nuevo impulso modernizador y también de internacionalización”.

Una idea que también emplea en este contexto de rearme que se vive en Europa tras el avispero que ha movido también Trump al meterse de lleno, y de parte, en la negociación con Rusia y Ucrania para poner fin al conflicto bélico. De ahí el plan nacional para incentivar la industria de seguridad y de defensa en España anunciado y del que pocos detalles ha dado el presidente español.

Porque tanto en la respuesta a la cuestión arancelaria como en la apuesta por una mayor seguridad y defensa, la “unidad” y la acción coordinada con y en Europa priman para el Gobierno de Sánchez. Según los pasos que se den en la Comisión Europea, así será la derivada española. Sin que ello suponga una mera aceptación de lo que decidan desde Bruselas porque en el Ejecutivo aspiran a librar, en cada uno de los dos casos, la batalla para que sean las recetas españolas las que triunfen. Y de ahí la apuesta por “más flexibilidad” tanto normativa como de financiación.

En esta radiografía política también merece un apunte la situación en la oposición, donde parece que también han aplicado el lema de ‘hacer de la necesidad virtud’. El PP lleva tiempo con ganas de marcar distancias con un Vox en tendencia alcista y cada vez más asentado, y no ha dudado en ver la oportunidad para evidenciar la soledad de la formación de Santiago Abascal en el panorama español por su sintonía con Trump.

Alberto Núñez Feijóo y la mayoría del PP – a excepción del ala dura que lidera la presidenta Isabel Díaz Ayuso- aprovecharon la imposición arancelaria de Trump para cargar contra esta “guerra comercial”, aunque sea de la mano del Gobierno, y mostrar el apoyo a las medidas para proteger el tejido empresarial español. Toca, dijo el presidente del PP, “ayudar y acompañar a nuestros sectores con una estrategia de país única y coordinada”.

Esta vez el PP se posicionó frente a Trump, del lado donde también está el Gobierno, aunque no lo hicieron todos los dirigentes populares porque Ayuso no criticó a EEUU y sí a Sánchez -igual que Vox- asegurando que sus medidas hacen “gobiernos cada vez más ricos, aleccionando a votantes cada vez más pobres”.

Entre los dirigentes populares están los que abogan, en algunos momentos, por explorar la sintonía con el Gobierno y de ahí que esta vez el PP haya accedido a respaldar el plan de contingencia en el que trabajan desde el Ejecutivo. Pero también los que rechazan cualquier aproximación al ‘sanchismo’ por más que la respuesta a un problema global, como es la situación vigente, obligue a posiciones de Estado.

No obstante, el PP está inmerso en negociaciones con Vox para cerrar presupuestos en varias comunidades autónomas -Aragón, Murcia y Baleares- cuyo objetivo final dará alas nuevamente a la vigencia de la sintonía PP-Vox en la que Feijóo transita incómodo.

Aunque el contexto internacional lo merece, por las múltiples derivadas geopolíticas del momento, la situación también evita que los responsables políticos pongan atención en otras cuestiones domésticas de primera necesidad para la sociedad como es la vivienda.

Este sábado se ha convocado una manifestación de manera simultánea en medio centenar de ciudades en la que se demandarán soluciones para los elevados precios de los alquileres y la regularización de los pisos turísticos. La respuesta de la clase política a este problema será determinante principalmente para muchos proyectos de vida. Una mirada histórica por el retrovisor recuerda que los derechos por la vivienda digna se han ido logrando en revueltas sociales y de ahí que se incluyese como tal reconocimiento en la Constitución de 1978.

Por ahora, las medidas aprobadas por las autoridades, desde la Ley de Vivienda y algunas normas para la regulación de los pisos turísticos, no están trasladándose en la rebaja del precio. Salvo algunas excepciones con impacto mínimo. Detrás está la falta de unidad en la aplicación de estas medidas – las comunidades autónomas gobernadas por el PP están boicoteando la Ley de Vivienda- y por la visión partidista en la toma de soluciones. Mientras la derecha apuesta por la liberación del suelo, la izquierda es más partidaria de más vivienda pública-.

Entre tanto, la disputa entre las administraciones para asumir la situación de los menores migrantes que llegan a España continúa. El Gobierno vive tensiones internas que le llevan al ridículo de presentar un recurso contra el plazo del Supremo para hacerse cargo de un millar de menores migrantes y, a las pocas horas, retirarlo. Por otro, las comunidades autónomas, especialmente las del PP, se muestran reticentes a colaborar en el reparto de menores llegados a Canarias, se limitan a cumplir la ley a regañadientes, y alguna incluso a combatir desde los tribunales. Todo mientras las soluciones siguen sin concretarse para estos niños que viven hacinados y la ultraderecha va extendiendo el odio.

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